UN DÍA TE ABRAZARÁN TAN FUERTE QUE SE
UNIRÁN TUS PARTES ROTAS
Algún día
alguien te abrazará tan fuerte que todas tus partes rotas se unirán de nuevo,
te recompondrás de tus pesares, tus penas se volatilizarán en segundos y
volverás a sonreír.
El abrazo es
una caricia, un poema escrito en la piel que nos reconforta y fortalece
nuestros vínculos afectivos, favoreciendo que nuestros miedos se alejen. De
alguna manera, al alejar el sentimiento de caos y a pesar de que no resuelven
nada, nos llenan de fuerza.
Hay abrazos
que contienen tanta fuerza que lejos de rompernos, nos reajustan. Eso es
porque, por decirlo de una manera poética, nos sintonizan emocionalmente. De
hecho, aunque no es la única manera ni es indispensable, abrazarnos nos ayuda a
trabajar nuestra empatía y, por ende, nuestra inteligencia emocional.
Hay personas y PERSONAS (sí, con
mayúsculas)
Hay personas
y PERSONAS, en eso todos estaremos de acuerdo. Aquellos con quienes mejor nos
entendemos son nuestras personas hogar, las más afines y cercanas a nuestras
emociones, pensamientos y creencias.
Hay muchos motivos por
los que apreciamos a aquellos con los que compartimos opiniones, vivencias y
creencias, entre otros que esa afinidad nos produce sentimientos positivos.
De hecho,
generalmente cuando le gustamos a alguien, esa persona también nos gusta (no en
términos sexuales, claro). Más que nada porque podemos mostrarnos con mayor
naturalidad y comportarnos de manera relajada, lo que promueve que sonriamos
más y que los intercambios sean mucho más amables y agradables.
Y este
círculo se convierte en un bello vicio, cuanto más queridos nos sentimos, más
queremos a quien nos quiere. Un factor determinante de este cariño especial
tiene como demostrativo predilecto a los abrazos, a las caricias y a los besos.
Mis PERSONAS son las que me han abrazado en
las buenas y en las malas
Estas
personas especiales de las que hablamos suelen ser las mismas que han estado a
nuestro lado en las buenas y en las malas. Especialmente en nuestras peores
épocas, cuando peor nos sentíamos con nosotros mismos, ellos han permanecido a
nuestro lado para darnos un abrazo.
O sea que
cuando más bajos de ánimo estamos y más dudas acerca de nosotros mismos y del
mundo albergamos, más significativos son para nosotros los abrazos y las
muestras de interés y cariño hacia quien nos muestra su aprecio e
incondicionalidad.
Digamos que de alguna
manera se crea una suerte de admiración afectiva que, por su parte, promueve
que nosotros cada vez resultemos más atractivos a nuestra PERSONA.
En
definitiva, que cuanto más rotos estamos, más conscientes somos de lo que
queremos a quien nos quiere y a quien reserva un pedacito de sí mismo para
recomponernos y mostrarnos todo el amor del que somos merecedores.
Lo que hace especial a nuestras rosas es el
tiempo que pasamos con ellas
“Fue el
tiempo que pasaste con tu rosa lo que la hizo especial”, escribió Saint Exupéry
en “El principito”. Y esto constituye una de los pilares más importantes de
nuestras relaciones y de cómo esos abrazos que provienen de nuestras rosas
recomponen nuestras partes rotas.
Sean muchas
o pocas nuestras similitudes, resulta verdaderamente excitante y atractivo
suponer que algo especial y único nos une. Nuestras PERSONAS son aquellas que
nos hacen pensar y sentir aquello de “me quiere por mí mismo, no por mis
opiniones o por sus intereses”.
Esto es lo
más gratificante y maravilloso, lo que más nos reconforta en aquellos momentos
en los que nuestro interior se ha fragmentado, pues nos hace recordar que a
pesar de que tenemos tantas partes rotas que sería imposible contar todos los
trozos, somos personas enteras e irremplazables para quien nos abraza.
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