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miércoles, 15 de marzo de 2017
lunes, 13 de marzo de 2017
LOS EFECTOS METAFÍSICOS DEL ACTO DE JUZGAR
Cuando
comprendemos nuestro propio ritmo y el ritmo del otro, no juzgamos. El juzgar,
la exacción y la culpa generan ansiedad, falta de integridad y de conexión con
el todo.
Muchas veces
nos sentimos en pedazos, como si la vida, nuestro día-a-día, fuese superficial
y no entero. Nos despedazamos en máscaras de trabajadores, de hijos, de
maridos, de víctimas de la infancia y de problemas emocionales, y olvidamos
que, al juzgarnos, enfocamos únicamente el problema, y no la solución.
¿Has probado
a adoptar una actitud teniendo la seguridad de lo que estabas haciendo? Eso es
integridad. Eso es ser consciente de los desafíos, pero con una perspectiva más
amplia, sin victimismo.
Quien juzga
sus actos ya no está entero, pues el juzgar deriva de creencias y valores
absorbidos por nuestra mente o razón, sin pasar por nuestro discernimiento
amplio.
Si somos
modelos de vida individuales, cómo podríamos evaluar qué es lo mejor para mi o
para el otro, si cada momento y cada individuo tienen la gracia propia para
usar su creatividad, lo que han aprendido y su buen sentido para actuar, de
manera diferente.
El mundo
occidental concede valor a las semejanzas y enjuicia las diferencias. No debemos
olvidar que son las diferencias lo que hace crecer, ver las cosas de manera
distinta y, principalmente, nos convierten en seres con flexibilidad y
posibilidades infinitas.
Quien juzga
es prisionero de la falta de opción, de la falta de oportunidad y posibilidad.
Quien juzga
está puesto contra la pared en diversas situaciones, sin vislumbrar opciones
para elegir. Por ello el juzgar limita, encierra y reduce las posibilidades de
prosperidad.
Quien acepta
las situaciones no tiene prejuicios, y contempla lo que hay de bueno en cada
uno y en cada situación. Procediendo así, no sufrimos, puesto que ampliamos
nuestra perspectiva en el sentido de percibir que nada es por casualidad, que
aprendemos con lo nuevo, con lo diferente y con lo UNO.
La
metafísica demuestra los efectos del juzgar en nuestro día-a-día. Seguramente
habrás ya protestado por alguna falta en tu vida: falta de novio, de empleo, de
dinero, de cariño, etc. Cuando falta, tenemos la impresión de que no existe
aquel ítem en el mundo entero o, si lo hay, tú no eres merecedor de ello.
En verdad,
lo que pasa es que enjuicias tanto que vas tamizando todo hasta que no sobra
nada.
Falta novio,
pues le juzgas si es alto, si tiene dinero, si tiene la voz fuerte, etc.
Falta
dinero, pues juzgas el trabajo, que nadie te da reconocimiento, la empresa no
es buena, etc.
El secreto
es hacer limonada con el limón. Contemplar lo menos bueno como una oportunidad
de modificar. Quien juzga tan sólo permanece estancado en el juzgamiento y no
crece.
La mayoría
de las personas que critican, no salen de aquella situación, pues solamente
están juzgando y no están haciendo algo para cambiar.
Cuando
alguien venga a criticar alguna cosa, prueba a preguntarle qué es lo que
propone para mejorar o perfeccionarlo. Puedes estar seguro de que muchas
personas no han pensado en la solución. El juzgar tan sólo enfoca el problema.
Por tanto,
no juzgues o condenes. Aprende a evaluar y a extraer siempre algo bueno de
todas las situaciones. Estoy seguro de que tu vida te presentará abundancia de
posibilidades siempre, en todas las situaciones.
Fuente: http://www.diapordiamesupero.com/2012/10/los-efectos-metafisicos-del-acto-de.html
viernes, 10 de marzo de 2017
10 SEÑALES DE QUE ESTÁS AL BORDE DE
ENCONTRAR EL AMOR VERDADERO
Has tenido
múltiples experiencias que te han traído, aunque no te des cuenta, al momento
ideal para encontrar el amor verdadero.
Si en este
momento te encuentras aquí, es porque has hecho una larga búsqueda y has tenido
múltiples experiencias en el amor que te han traído, aunque no te des cuenta,
al momento ideal para encontrar el amor verdadero.
Estas son
las 10 señales de que estás al borde de encontrar el amor verdadero.
1. Finalmente te has dado cuenta de que el
amor romántico no es el fin último de tu existencia.
Ya no es tu
máxima prioridad, ni tu máxima obsesión ni tu máximo interés. Ya no estás
solamente invertido en encontrar a alguien que te de la atención y el respeto
que quieres, porque has encontrado esas cosas dentro de ti mismo.
2. Has comenzado a enfocarte en el amor que
puedes dar, no en el amor que puedes recibir.
Quieres amar
a alguien tanto como quieres que te amen a ti; si estableces una relación con
alguien lo haces pensando en qué puedes dar más que en qué puedes recibir.
3. Has tenido suficiente tiempo para
trabajar sobre ti mismo.
Ya no
sientes que tienes que ser perfecto para ser amado, pero sabes que para que una
relación funcione, para que prospere, necesitas tener resueltos ciertos temas
personales antes. Te has dado ese tiempo y ya te sientes preparado para
entregarte a otro.
4. Quedaste herido, pero no devastado luego
de terminar tu última relación.
Obviamente
lo natural es hacer un duelo, de hecho sería bastante raro que alguien no sufra
en alguna medida la pérdida de alguien más, pero cuando una persona queda
devastada por una relación terminada, usualmente es señal de que había un apego
insano a la persona y que no necesariamente existía amor.
5. Quieres estar en una relación, pero no
la buscas desesperadamente.
Sí quieres
salir en una cita, y sí, estás abierto a la posibilidad de comprometerte con
alguien, pero no, no te sientes vacío ni carente si esas cosas no pasan. Tienes
más cosas en tu vida que intereses románticos.
6. Has sepultado la idea de que puedes
predecir o “medir” si alguien puede ser tu media naranja.
Tiraste la
“check-list” a la basura y te estás enfocando más en la afinidad que sientes
con el otro más que en si cumple con ciertos requisitos o no.
7. No sientes la necesidad de apurar las
cosas.
Ya no te
riges por una línea de tiempo; te das cuenta de que la necesidad de apurar las
cosas es usualmente producto de inseguridades y miedos más que de la pasión y
el amor.
8. Crees que en el mundo hay amor para ti.
Si no
piensas que existe, entonces no lo hará. Simplemente porque no abrirás tu mente
y tu corazón a las personas que se vayan presentando en tu camino. Todo
comienza en la mente, en cómo “piensas” que es tu vida amorosa. Lo más importante
es que pienses y creas que puede existir amor en tu vida.
9. Cada vez eliges ser más tú mismo y menos
el ideal de alguien más.
Has llegado
a un punto donde convencer a otra persona que te aman por algo que no eres te
da más miedo a que te rechacen por quien eres de verdad.
10. Alguna vez has renunciado a la idea del
amor.
En algún
momento te convenciste de que nunca encontrarías el amor nuevamente y de que
estarías solo para siempre. Habías aceptado esto en cierta medida. Pero por
como es la vida, casi siempre que estamos a punto de tirar la esponja, aquello
que estamos buscando se presenta repentinamente para cambiar nuestra visión de
las cosas.
Fuente: http://elvasomediolleno.guru/inspiracion/10-senales-de-que-estas-al-borde-de-encontrar-el-amor-verdadero/
jueves, 9 de marzo de 2017
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