jueves, 13 de diciembre de 2018

Y Dios dijo:
"Ama a tu enemigo; entonces yo le obedecí...
y me amé a mí mismo"
Gibran Jalil Gibran
 
 

domingo, 2 de diciembre de 2018

¿Por qué se repiten las  mismas situaciones en nuestra vida?

Sí. Sin duda alguna, todos hemos actuado con nosotros mismos y con los demás lo mejor que sabíamos, con mayor o menor fortuna o acierto. Al fin y al cabo, es lo que aprendimos o nos enseñaron, no conocíamos otras opciones.

Pero, ¿Qué pasa cuando eso no es suficiente y esos actos dejan mucho que desear? En algún momento, ya cansados de repetir el mismo patrón, nos preguntamos el por qué de una vida que parece guionizada, algo así como "el día de la marmota". Es como un círculo vicioso, casi adivinamos el siguiente paso y los resultados finales.

Pues bien. Desde hace un tiempo está muy presente en la sociedad la terapia Transgeneracional, que consiste en investigar en el árbol genealógico familiar para descubrir posibles similitudes en descendientes que sufren a nivel físico, emocional, espiritual, etc. lo mismo que anteriormente sufrió un ascendiente, a veces hasta cuatro generaciones anteriores. Las librerías están repletas de títulos sobre este tema y entre ellos recomiendo:

"Descodificación Bio-Transgeneracional" de Jesús Casla. Claro y conciso.  "Las lealtades y los contratos inconscientes tienen el objetivo de minimizar o anular cualquier posible alteración o disidencia individual que desestabilice al grupo". "Cada uno lleva en su inconsciente individual la huella del clan; memorias e informaciones de los padres y de los ancestros".

"Psicogenealogía", de Doris y Lise Langlois. En este libro resulta muy esclarecedor el ejemplo de una familia a lo largo de cuatro generaciones.

"Cómo pagamos lo errores de nuestros antepasados" de Nina Canault: "Cuando un trauma no es asumido sigue vivo" (de generación en generación hasta que algún descendiente tome conciencia de ello y lo "desactive". Este apunte es mío). Este libro es una introducción a la psicogenealogía.

Interesante, ¿verdad? También quisiera recordar a Ann Ancelin Schutzenberger y su libro "¡Ay mis ancestros!". Una pionera en terapia transgeneracional.

Sin embargo, creo que tomar plena consciencia y llegar al fondo de un asunto familiar escondido, no garantiza la plena armonía y bienestar de la persona. Porque... y aquí entra la ciencia, el Dr. en biología celular Bruce Lipton, demostró que nuestra memoria no se almacena en nuestro cerebro, sino en nuestras células:

" Nos han hecho creer que el cuerpo es una máquina bioquímica controlada por genes sobre los que no podemos ejercer ninguna autoridad, eso implica que somos víctimas de una situación, no los elegimos, los recibimos al nacer y ellos programan lo que sucederá. Cogí tres grupos de células, las puse en tres placas de Petri, cambié las condiciones, cambié el medio de crecimiento y los componentes del medio ambiente en cada una de las tres placas.
Luego verifiqué que en una de las placas se formó hueso, en otra músculo y en otra, células liposas. ¿Qué fue lo que controló el destino de cada una de ellas si eran genéticamente idénticas? Eso demuestra que los genes no lo controlan todo, es el ambiente, el ser humano es el que controla, dependiendo de cómo lee el ambiente, de cómo su mente lo percibe. Estamos en un punto de la historia en que hemos de elegir ser soberanos o permanecer dependientes.
No estamos limitados por nuestros genes sino por nuestra percepción y nuestras creencias”.
Dr. Bruce Lipton.


Así pues, tenemos un mar de autores y libros disponibles, toda la información a nuestro alcance para decidir si cambiamos o seguimos viviendo el "día de la marmota" año tras año, toda una vida de frustraciones. Ya sabemos que "abandonar la zona de confort" desestabiliza bastante y a nadie le gusta enfrentarse a lo desconocido y a una vida nueva llena de incertidumbre. El miedo es más fuerte que la voluntad. Pero abandonar la "comodidad incómoda" por una realidad más consciente es un verdadero reto personal para llegar a disfrutar de una vida más realista, consciente y armoniosa. Y al final... nada es tan terrible que no pueda superarse. Si algo tenemos, son recursos para salir adelante, de una forma o de otra.

Todo empieza y acaba en nosotros. Nadie más es responsable de lo que pase en nuestra vida.

María Macías