LEER NO ES VIVIR,
PERO ES UNA MANERA DE VOLVER A LA VIDA
Leer no es vivir, pero es una de las mejores formas de estar
vivos, de sumergirnos en un océano de letras para refugiarnos, renacer y
liberarnos en esas islas de serenidad literarias.
¿Qué es leer para ti? Algunos dicen que leemos para saber
que no estamos solos, otros, que el día a día se hace más vívido y
gratificante.
Sumergirse en un libro es un ejercicio que nos nutre, nos
educa y hace de nuestras mentes entidades más libres, con más poder.
La lectura, los libros, son un bien universal que deberían
trascender mundos y culturas, e ir más allá del tiempo. Son un legado a la
humanidad que heredar de padres a hijos como un bien preciado.
Si eres un buen artesano de las noches de lectura intensa,
estamos seguros que te vas a sentir identificado con estas reflexiones que a su
vez, te invitamos a complementar.
Las lecturas de
infancia
Tan pronto como nos iniciamos en el proceso lecto-escritor,
empezamos a sumergirnos en esos primeros libros que los mayores suelen abrir
para nosotros, o aún más, en ocasiones hasta los descubrimos nosotros mismos.
Las primeras lecturas de infancia son huellas emocionales hiladas de
fantasías inolvidables. Eran cerraduras a las que asomarse por primera vez para
experimentar terror, aventura, amor…
A menudo, cuando cerramos los ojos, desearíamos revivir de
nuevo todas esas sensaciones tan nuevas e intensas, al pasar las hojas
amarillentas de nuestros libros de infancia. Esos, que aún guardamos con
nuestro nombre escrito en las primeras páginas.
De alguna manera, los libros viejos son como fotografías del
alma, como pequeños universos que contienen muchas partes de nosotros mismos.
Son emociones contenidas en mares de letras que aún nos
conmueven, y que nos hace preguntarnos si los niños de ahora, se acercan a los
libros con la misma pasión que lo hicimos nosotros. Está claro que su mundo
parece otro, que la sociedad actual cabalga a lomos de la tecnología y no sobre
las suaves páginas de un libro.
Ahora bien, lejos de ver diferencias, vale la pena invertir
esfuerzos propios en que este acercamiento se produzca. ¿De qué manera? A
través de estas sencillas estrategias:
Es tarea de todos iniciar de forma temprana a los niños en
la lectura.
El mejor modo de hacerlo es sirviéndoles de ejemplo. Si en
sus contextos más cercanos los libros son algo íntimo y familiar, también lo
serán para ellos.
No les obligues a leer un determinado tipo de libros. A la
lectura se llega por curiosidad y en libertad, permite que sean ellos quienes
elijan.
Establece horarios de lectura, deja que por ejemplo, sea la
noche ese instante de paz en el que irse a la cama con un libro.
Los libros y el arte
de los sentidos
No importa lo grande que sea el volumen, porque ni pesan ni
molestan. En ocasiones, cargamos con enormes libros en nuestros bolsos para
devorarlos mientras viajamos en tren o en autobús: son islas en las que
refugiarnos.
Los libros se leen, se huelen, se acarician y para muchos, no se
prestan. Son amigos silenciosos con los que establecer una unión única y
excepcional. Amigos de placeres y aventuras.
A los libros se les disfruta con muchos sentidos. De hecho,
es muy posible que alguna vez te hayas preguntado lo siguiente:
¿Por qué los libros más viejos tienen ese olor tan peculiar
que nos intriga y nos atrapa?
– Todo ello se debe a un elemento oculto en sus páginas. La
razón hay que buscarla en la lignina (prima hermana de la vainilla). Se trata
de un polímero presente en el reino vegetal, y que en el caso de los árboles,
les ayudan a mantenerse firmes
– Todo libro elaborado a la vieja usanza, contará pues con
esa esencia singular a vainilla que se potencia aún más a medida que las hojas envejezcan, y
amarilleen.
Hoy en día estos procesos han cambiado y ya no es frecuente
sentir ese embriagador olor de antaño. Y más, si tenemos en cuenta el auge de
los dispositivos electrónicos.
Leer para ser libres,
leer para ser felices
La lectura es más que un refugio cotidiano, es el amanecer a
nuevos conocimientos, es vivir historias ajenas, es transitar por mundos
imposibles… es cerrar un libro y comprender que ya no somos los mismos.
Leer expande, nos permite volver a la realidad cuando
deseamos sabiendo que en fondo de nuestro ser, hay algo que nos sigue uniendo a
ellos.
Y a pesar de saberlo, a pesar de comprender que leer no es
vivir porque no es la vida real, ellos, los libros, siguen haciendo más vívidos
nuestros días.
¿Cómo serán las
personas que nunca han abierto un libro? Tal y como dijo Gandhi:
Si no lees no pasa nada, pero si lo haces pasa mucho
La vida ofrece sabiduría, no hay duda, pero quien lee tanto
como respira, y busca su instante diario para abrir estas cerraduras
literarias, encuentra beneficios más intensos:
– A pesar de que muchos piensen que quien lee demasiado es
que no desea vivir en el mundo real, se equivoca. La lectura es un aprendizaje
constante para crear personas más hábiles.
– Un buen libro nos permite relativizar muchos aspectos
cotidianos que nos generan estrés y ansiedad. Nos instruyen, nos deleitan, nos
calman y nos inician en nuevos conocimientos.
– Quien está habituado a leer a menudo, se vuelve también
más exigente y se afina a su vez su sentido crítico. Tiene múltiples y variadas
opiniones, tiene voz propia porque ha vivido en muchos mundos, porque se ha
metido en muchas mentes.
Leer no es solo una forma de ser más libres. Es también un arma de
poder a tu alcance.