Bienvenido Welcome Herzlich willkommen
miércoles, 28 de junio de 2017
martes, 27 de junio de 2017
sábado, 24 de junio de 2017
viernes, 23 de junio de 2017
miércoles, 21 de junio de 2017
DIME CÓMO HABLAS Y TE DIRÉ CÓMO ERES (8
TIPOS DE PERSONALIDAD)
“Oigo y olvido. Veo y
recuerdo. Hago y entiendo.”
Proverbio chino
Es bien
sabido que nuestra personalidad influye de forma directa en la forma de
comunicarnos. Dado que somos animales de
tendencias, es preciso que conozcamos las opciones más comunes para saber cómo
actuar con cada tipo de persona.
Así, resulta
verdaderamente útil e interesante saber cómo nos podemos comportar ante
comunicadores tóxicos que solo quieren discutir o que siempre pretenden llevar
la razón. Como ya veremos a continuación, la paciencia, la asertividad y la
empatía son aspectos comunes que siempre debemos mantener.
Tipos de personalidad
1. El indeciso
Suelen tener
muchas dudas y ser inseguros, de modo que requieren mucha atención y dedicación
para que nos interpreten de forma correcta. Son personas que buscan tener
muchas opciones a la hora de actuar para evitar el arrepentimiento. Por
ejemplo, comparan muchos productos en el supermercado antes de decidirse a
comprarlo.
Puede ser
complicado relacionarnos con ellos. No es adecuado imponer un punto de vista
adecuado o mostrar excesiva seguridad, pues se aferrarán a esto y frenarán su
desarrollo. Lo mejor es fomentar la tranquilidad y confianza con palabras que
favorezcan la cooperación, la empatía y la escucha.
Hay que
evitar hacerle sentir un bicho raro por su indecisión. No debemos ser muy
concretos ni desgranar en exceso el comentario que queramos hacer, puesto que
es probable que se centre en aspectos que no son demasiado relevantes.
2. El silencioso
Este tipo de
personas no nos ofrecen información sobre sus emociones, ni positivas ni
negativas. Se lo guardan para ellos, al igual que gran parte de sus opiniones.
Suelen reflexionar mucho sobre la situación en la que está, nos observan y
analizan cuáles son nuestras características principales.
La actitud
que más facilitará nuestra relación con ellos es una disposición empática y
amable. La mejor forma de que perciban que nos interesamos por ellos y se
sientan cómodos es que hagamos preguntas cerradas, es decir, que favorezcan
respuestas de Sí o No.
El hecho de
que sean personas que hablan poco o nada, nos puede hacer pensar que no nos
escuchan y, por ello, favorecer que elevemos la voz. Esto resulta bastante
incómodo y debemos evitarlo. Además, si se animan a hacer algún comentario es
mejor que no les interrumpamos.
3. El egocéntrico
Se trata de
una persona que cree que sabe de todo y que nos hace creer que tiene una
opinión firme y fundada sobre cualquier tema del que hablemos. Se muestra
superior, no acepta consejos e intenta controlar siempre la situación.
Se trata de
un tipo de personalidad tóxica para sí mismo en primer lugar. Solo le agradan
los elogios y en todo momento hace alusión a sus grandes conocimientos sobre lo
que se esté hablando en la conversación, menospreciando lo que los demás dicen.
A la hora de
relacionarnos con ellos y no morir en el intento, debemos de ser muy objetivos
y concretos, probando nuestros conocimientos con información veraz. Es clave
que nos mostremos asertivos, empáticos y en actitud de escucha para facilitar
una buena interacción.
Si
consideramos que es superior a nuestras fuerzas, debemos de retirarnos de forma
sutil sin cerrar la puerta del todo. Evitaremos interrumpir de forma radical
una conversación, discutir o mostrar impaciencia o desconocimiento.
4. El reflexivo
Este tipo de
personas tienden a buscar gran cantidad de información sobre un tema tratado. A
la hora de relacionarnos con ellos es necesario que seamos pacientes y
aportemos la información de la que dispongamos de forma objetiva y completa.
Es
importante que les dejemos pensar y nos adaptemos a su ritmo si queremos tener
una comunicación fluida. Debemos evitar las prisas, pues son malas consejeras y
es inadecuado que les obliguemos a decantarse por una u otra opción, les
forcemos a hablar o les pongamos nerviosos.
5. El conversador
A este tipo
de personas les gusta hablar de cualquier cosa, da igual el tema tratado en el
inicio. Puede saltar de una conversación a otra de forma constante, por lo que
requieren que les prestemos atención constante.
Siempre se
interesan y tienen en cuenta lo que los demás tienen que decir. Por eso, a la
hora de relacionarnos con ellos, es importante que seamos concretos y vayamos
por puntos. Es necesario procurar que el entusiasmo no decaiga y no debemos
mostrarnos cansados o abatidos.
6. El discutidor
Estamos otra
vez ante un tipo de personalidad que puede ahogarnos. Este tipo de personas, en
su afán por contrastar y discutir sobre todo, puede resultarnos pesada,
hacernos dudar o responsabilizarnos.
Ante estas
personas nos envuelve una nube tóxica con aires de superioridad y de grandeza
que puede poner límite a nuestra paciencia.
Es
importante que nos mantengamos firmes y aportemos datos que refuercen nuestras
opiniones para que éstas no sean engullidas por su ego. No es conveniente que
entremos a discusiones o mostremos debilidad, así como tampoco es adecuado
dejarse impresionar por sarcasmos o críticas personales.
7. El tímido
Las personas
reservadas no suelen mirar a los ojos y ponen grandes distancias entre ellos y
los demás. La postura que mantienen suele ser encorvada y sugieren inseguridad.
Les cuesta mucho preguntar por miedo a hacer el rídiculo y sentirse temerosos o
ansiosos.
Podemos
aumentar la seguridad de estas personas aportando y reforzando lo positivo,
dando consejos y ofreciendo ayuda para que la persona se sienta cómoda y
liberada.
Es clave que
el contexto sea tranquilo y favorezca el contacto visual progresivo, así como
una comunicación no verbal que no invada la intimidad del otro. No es
aconsejable la mirada fija, pues implica cierto reto que perjudicará que esta
persona se abra ante nosotros.
8. El incrédulo
De nuevo nos
topamos con personas que vampirizan la comunicación. Mantienen una actitud
defensiva constante, maximizan lo negativo y minimizan lo positivo.
Suelen estar
predispuestos a no cambiar de opinión, por lo que no tienen interés en discutir
y tienden a hacer alusión a un intento de manipulación por parte de su
interlocutor.
Es
importante que seamos muy objetivos a la hora de hablarles para no darles
opción de que nos malinterpreten. Dada su tendencia de hacer una montaña con un
grano de arena, seremos cautelosos, asertivos, empáticos y seguros.
La paciencia
es la madre de la ciencia, por lo que manifestaremos tranquilidad y no les
dejaremos solos, pues de hacerlo reforzaría su idea sobre la falta de atención.
lunes, 19 de junio de 2017
sábado, 17 de junio de 2017
miércoles, 14 de junio de 2017
lunes, 12 de junio de 2017
EL PODER DE LAS INTUICIONES
Puede que
pienses que el tema de las intuiciones es poco científico, que no es siquiera
una disciplina que deba tenerse en cuenta. Pero no es cierto.
Si nos
detenemos un momento a pensar en ellas, nos daremos cuenta de que la mayoría de
nuestras decisiones las tomamos casi de modo inconsciente. Es más, numerosos
estudios avalan la idea de que antes de que nuestro consciente valore objetivamente
una opción con sus pros y sus contras, nuestro cerebro inconsciente ya ha
tomado la decisión partiendo de su propia intuición.
¿Por qué
ocurre esto? ¿Nos regimos más por las emociones que por la racionalidad? La
realidad es que sí.
Intuiciones y cerebro inconsciente
Pongamos un
sencillo ejemplo. Un familiar nuestro padece una enfermedad de síntomas
extraños donde es difícil obtener un diagnóstico, vamos a nuestro especialista
y nos da a elegir dos opciones: poner los datos en un ordenador muy sofisticado
que nos dará los pasos a seguir para poder curar a nuestro familiar, o, por lo
contrario, ponernos en mano de un médico con una larga carrera de experiencia.
¿A cuál
elegiríamos? Obviamente nos inclinaríamos por el médico. En ocasiones no nos
sirve de nada una inteligencia basada en el análisis y la lógica, confiamos más
en la “intuición” del doctor para que mediante la observación, su experiencia y
sus sensaciones al respecto, nos pueda dar una solución.
Pensemos
ahora en otra de esas situaciones en las que de repente, nos surge una idea, un
proyecto, un plan… estamos en la cama y de pronto nos viene esa sensación
imprevista. Estamos relajados y nuestro cerebro nos regala de improviso con una
imagen.
¿De dónde ha salido?
No se trata
en absoluto de un razonamiento deliberativo y lógico, es más bien una sensación,
una intuición que asciende de pronto de nuestro cerebro inconsciente. Pero
entonces ¿De qué está hecho el cerebro inconsciente?
Aquí está la
verdadera esencia de la cuestión. Las intuiciones parten de nuestras
experiencias almacenadas en nuestro cerebro, de toda esa vida experimentada a
base de logros y fracasos, ahí donde se instalan nuestras emociones y nuestra
personalidad, ahí donde se haya nuestra verdadera esencia.
La importancia de las intuiciones
La intuición
es una respuesta rápida que nos da al cerebro ante una duda o una cuestión en
la vida diaria. Si ante cada duda que tuviéramos en nuestra cotidianidad
tuviéramos que aplicar un esfuerzo lógico con análisis racionales,
necesitaríamos demasiado tiempo y esfuerzo.
La mayoría
de nuestras ideas son emocionales, es decir “las sentimos”, y pocas veces las
analizamos mediante el pensamiento deliberativo. De hecho, estas dimensiones
llevan a muchos expertos a indagar cómo profesionales de la bolsa u otros
agentes que mueven los hilos de las grandes economías, toman sus decisiones,
tal vez se guíen también por sus emociones e intereses sin aplicar la lógica a
sus acciones.
Llegados a
este punto podríamos preguntarnos si es bueno o no guiarnos por nuestras
intuiciones, si esas valoraciones previas que hacemos nada más conocer a una
persona son siempre justas o adecuadas, por ejemplo.
Nuestra vida
está llena de momentos así, donde las corazonadas nos han llevado por un camino
y no por otro… solo cabe decir que esas decisiones inconscientes están ancladas
íntimamente a lo que somos, a nuestra personalidad y nuestros valores.
Las
intuiciones son esas chispas eléctricas que encienden nuestra vida para
guiarnos, así pues basta con escucharlas, el seguirlas o no depende de nosotros
mismos.
Según los
expertos, las mejores intuiciones suelen aparecer en momentos de relax, en esos
instantes en que nuestra “pantalla personal” está más limpia y descansada. La
inspiración y las buenas ideas aparecen por sí solas al anochecer, lejos del
estrés y las tensiones. Solo hay que saber escucharlas.
domingo, 11 de junio de 2017
CUANDO TE PERMITES LO QUE MERECES, ATRAES
LO QUE NECESITAS
Empezaremos
proponiéndote una pequeña reflexión… ¿Qué es lo crees que te mereces a día de
hoy? Puede que hayas pensado en un descanso. En permitirte que el tiempo
discurra un poco más despacio para poder así, apreciar todo lo que te rodea.
Disfrutar del “aquí y ahora”, sin estrés, sin ansiedad.
Es posible
que hayas pensado también “que mereces alguien que te quiera”, que te
reconozcan un poco más. Sueles esforzarte mucho por los demás y no siempre ven
todo aquello a lo que has llegado a renunciar.
Todos, en
nuestro interior, sabemos qué es lo que merecemos. No obstante, el reconocerlo
es algo que a veces nos cuesta porque pensamos que puede llegar a ser una
actitud egoísta.
¿Cómo decir
en voz alta cosas como “necesito que me quieran”, “merezco ser respetado/a”,
“merezco tener libertad y tener las riendas de mi vida”? En realidad, basta con
decírnoslo a nosotros mismos.
No debemos
equivocarnos, porque priorizarnos un poco más no es una actitud egoísta, es una
necesidad vital, es poder crecer interiormente para ser felices. Te invitamos a
reflexionar con nosotros.
Cuando eres consciente
de lo que mereces, y por fin, te lo concedes, y aprendes a priorizarte un poco
más a ti mismo, llegará lo que necesitas en realidad. No es magia, ni es el
universo tejiendo sus leyes de atracción. Es nuestra propia voluntad para ser
felices, para tomar las riendas de nuestra vida…
Las actitudes limitantes
Muchos de
nosotros solemos desarrollar a lo largo de nuestra vida muchas actitudes
limitantes. Son creencias en ocasiones inculcadas durante nuestra infancia, o
incluso desarrolladas posteriormente en base a determinadas experiencias. Son
esos pensamientos expresados en frases como “no valgo para nada”, “yo no soy
capaz de hacer eso, fracasaré”, “¿Para qué intentarlo si siempre me salen las
cosas mal?”…
Una infancia
complicada con unos progenitores que nunca nos dieron seguridad, o incluso
relaciones afectivas basadas en la manipulación emocional, suelen limitarnos
casi de un modo determinante. Nos volvemos frágiles por dentro y vamos poco a
poco, deshilachando nuestra autoestima.
Reestructura
tus creencias. Tú eres más que tus experiencias, no eres quien te hizo daño o
quien alzó muros para privarte de tu libertad. Mereces avanzar, mereces leer en
tu interior y reconocer tu valía, tu capacidad para ser “apto” en la vida y
sobre todo, feliz…
Lo que mereces, lo que necesitas
Lo que
merecemos y lo que necesitamos está tan unido como el eslabón de una cadena. Te
pondremos un ejemplo: “Necesito a alguien que me quiera”. Es un deseo común. No
obstante, empezaremos cambiando la palabra “NECESITO”, por “MEREZCO”.
Te mereces a
alguien que sepa leer tus tristezas, alguien que atienda tus palabras, que sepa
descifrar tus miedos y ser el eco de tus risas. ¿Por qué no? Al cambiar la
palabra necesidad por merecer, eliminamos ese vínculo de apego tóxico que en
ocasiones, desarrollamos en nuestras relaciones afectivas.
Empieza por ti mismo/a. Sé tú la
persona que quisieras tener a tu lado… La que merece caminar los pasos de tu
vida. Al final, llegará alguien que se reflejará en ti. No obstante, empieza
también con estas importantes dimensiones:
•Libérate de
tus miedos.
•Disfruta de
tu soledad, aprende a leer en tu interior, a empatizar más contigo a la vez que
con los demás.
•Cultiva tu
crecimiento personal, disfruta de tu presente, de lo que eres y de cómo eres.
•Aprende a
ser feliz con humildad, desactivando el ego, madurando emocionalmente.
Priorizarse a uno mismo no es ser egoísta
Muchas veces
seguimos siendo prisioneros de esos pensamientos limitantes explicados al
inicio. Hay quien encuentra su felicidad dándolo todo por los demás: cuidando,
atendiendo, renunciando a ciertas cosas por los demás. Es posible que nos
educaran así. Ahora bien, siempre llega un momento en que hacemos balance y
algo falla. Aparece el vacío, la frustración, el dolor emocional…
Como todo en
esta vida, existe la armonía, la conjunción de tu espacio y mi espacio, de tus
necesidades y nuestras necesidades. La vida en familia, en pareja o en
cualquier contexto social, debe construirse mediante un adecuado equilibrio
donde todos ganen y nadie pierda.
En el
momento que hay pérdidas, dejamos de tener el control de nuestra vida, dejamos
de ser protagonistas para convertirnos en actores secundarios.
Reflexiona
durante un instante en estas breves ideas:
•Merezco un
día de descanso, para mi mismo, en soledad. Esto me ofrecerá lo que necesito:
pensar, liberarme del estrés y relativizar las cosas.
•Merezco ser
feliz, tal vez sea el momento de “dejar ir” determinadas personas, o aspectos
de mi vida. Ello me permitirá conseguir lo que necesito: una nueva oportunidad.
Todos
merecemos dejar de ser cautivos del sufrimiento, de nuestras propias actitudes
limitantes. Abre los ojos a tu interior, descifra tus necesidades, escucha tu
voz. En el momento que te permitas lo que mereces, llegará lo que necesitas.
sábado, 10 de junio de 2017
jueves, 8 de junio de 2017
NI AVANZAS, NI RETROCEDES: ESTÁS ATASCADO
Hay momentos
de la vida en donde el sello está en el desconcierto. No es que sean “momentos
malos”, en el estricto sentido. No es que pases por grandes sufrimientos o graves
problemas, sino que simplemente ves pasar los días y sientes, muy en el fondo
de ti, que no estás evolucionando, que no creces.
La nota
predominante es la rutina. Cada día es muy parecido al anterior y aunque no
tienes que pasar por grandes sobresaltos, tampoco logras entusiasmarte
realmente con nada. No consigues activar tu fuerza vital y tampoco tienes ganas
de intentarlo.
“La vida nunca es
estancamiento. Es movimiento constante, movimiento sin ritmo, pues nosotros cambiamos constantemente. Las cosas viven moviéndose y ganan fuerza
mientras lo hacen.”
-Bruce Lee-
Has llegado
incluso a acostumbrarte a los problemas que antes te inquietaban. Si tienes una
relación mediocre o nociva, dejas de pretender que sea mejor. Si tu trabajo no
te satisface, te resignas y sobrellevas lo que hay. Ni avanzas, ni retrocedes:
estás atascado.
¿Estás atascado? ¿No avanzas?
El
estancamiento es un estado en el que no logras ponerte en contacto con tus
sentimientos y emociones más genuinas. De ahí que tampoco sientas un verdadero
impulso hacia la acción, hacia propiciar algún cambio que te enriquezca y haga
más significativo el hecho de vivir. Éstas son las señales que indican que te
encuentras atascado:
● No
sientes entusiasmo. Haces todo como mecánicamente y procuras no pensar mucho en
ello.
● No
quieres complicarte.
● No
quieres comprometerte con nada. Te limitas a cumplir con lo que se te pide,
tanto en el plano laboral, como en el plano personal. Pero no quieres
implicarte demasiado.
● Eludes
los desafíos. Frente a un posible reto, o a una novedad, te haces a un lado. No
te interesa ponerte a prueba, ni le ves sentido a ello.
● Sientes
fatiga casi todo el tiempo. Una de tus frases favoritas es “estoy cansado”. Y
es verdad, físicamente te sientes sin energía. Te parece que tu cuerpo es
pesado y fácilmente caes en la somnolencia.
● Tu
rutina es demasiado estructurada. Haces casi todo, cada día, de la misma
manera. Los mismos horarios, el mismo recorrido, las mismas conversaciones.
● Rechazas
todo lo nuevo. Cualquier novedad te parece una incomodidad innecesaria. No
quieres invertir tu esfuerzo en adaptarte a algo que desconoces.
● Sientes
pereza y aburrimiento, de manera constante. Bostezas mucho y anhelas que “te
dejen quieto”, que nada te invite a movilizarte. Casi todo te aburre, pero más
te aburre pensar en un cambio.
● Justificas
tu actitud, incluso con mentiras. Construyes una serie de “razones” falsas para
sustentar tu inactividad y miedo al cambio. Inventas excusas para justificar tu
estancamiento.
Si no avanzas, devuélvete
Cuando pasas
por una de esas etapas de estancamiento, seguramente hay un dejo de tristeza, o
de ira, o de ambas, en el trasfondo de la situación. El hecho de que estés
atascado significa que, aunque no te des cuenta, hay algún asunto por resolver
en tu vida.
La depresión
encubierta es como un pequeño animal que roe constantemente y te roba energía
vital. Se trata de un rumor sordo que ejerce un gran peso sobre la percepción
del día a día. Como si le pusieras un velo gris a la realidad y contemplaras
todo a través de esa distorsión de color. Nada te parecerá suficientemente
interesante, porque no lo estás mirando directamente.
La ira, a su
vez, es una de las emociones más paralizantes. Cuando se queda enquistada en tu
interior, opera corroyendo las demás emociones. La ira reprimida te vuelve
rígido, sarcástico y negativo. Te lleva a sentir una especie de desprecio por
todo lo que te rodea y contribuye a que nada te despierte interés. Mina tus
relaciones con las demás personas y, a largo plazo, afecta tu salud.
Lo mismo
ocurre con la culpa, que a veces se instala en tu inconsciente. Cuando lo que
no hiciste o no dijiste, o lo que hiciste y dijiste, te genera arrepentimiento
y eludes esa realidad, es probable que el precio sea ese palidecer de tus
emociones y de tus ganas de vivir.
Las etapas
de estancamiento deben mirarse con cuidado. A veces exigen solamente un proceso
de toma de conciencia y un replanteamiento de las condiciones en las que se
vive. Otras veces, en cambio, son una señal de que se hay una crisis que
comienza a desatarse.
Por eso,
cuando sientas que no puedes avanzar, lo mejor es que te devuelvas. Estás atado
a alguna situación del pasado que no ha sido superada del todo y que sigue
incidiendo en tu presente. Es cierto que la vida no es un jardín de rosas, ni
una fiesta de todos los días. Pero, por otro lado, es en realidad lo único y lo
más valioso que tienes.
Vivir sin
vivir no es una opción. El tiempo de existencia es muy corto como para
desperdiciarlo en rutinas inútiles y relaciones insatisfactorias. Tu paz y tu
felicidad son el único objetivo por el que en verdad debes jugarte a fondo. La
quietud hay que dejársela a los muertos.
Fuente: https://lamenteesmaravillosa.com/avanzas-retrocedes-estas-atascado/
martes, 6 de junio de 2017
LOS OJOS SON EL REFLEJO DEL ALMA
Qué tendrán
los ojos que dicen tanto de nosotros. Qué poder se ocultará bajo nuestros
párpados que nos hace capaces de infundir confianza, de crear rechazo, de
anunciar nuestro humor… Qué extraño mecanismo hará que mediante nuestra mirada
seamos capaces de convencer, de seducir, de rechazar…
Y es que hay
miradas que enamoran, que infunden confianza. Por contra, otras son capaces de
matar, de provocar profundo desasosiego. Hay ojos que son feroces, cargados de
odio. Estos siempre acompañan miradas que asustan, que auguran de reojo malas
intenciones. Pero también los hay risueños, llenos de vida. Ojos chispeantes
que anuncian a los cuatro vientos que están enamorados.
Así pues es
lógico pensar que estos son pequeñas ventanas a través de las cuáles asoma
nuestra alma y por dónde nuestros sentimientos se airean.
En ocasiones
son pequeños ventanucos por los que tímidamente asoman buscando ser
correspondidos. En otras, estos son grandes ventanales que proyectan tormenta;
incluso a veces, en muy pocas ocasiones, estos no son más que huecos oscuros y
profundos, vacíos. Pequeñas fosas que buscan alimentarse del brillo de los
otros. Ojos depredadores que escrutan buscando calmar sus ansias.
Por suerte,
si te fijas, el mundo está lleno de ojos rebosantes de vida. Ojos cargados de
ganas de vivir, aunque a veces cansados, siempre esperanzados. Gracias a Dios
el mundo está lleno de miradas llenas de ilusión y de ganas de ver. Ojos
deseosos de descubrir magia.
Y ahora,
antes de acabar, un consejo: Si alguna vez en tu vida te cruzas con estos
últimos míralos fijamente, con fuerza. Míralos queriendo empaparte de su
esencia. Míralos como si fuese lo último que fueses a hacer en esta vida. Hazlo
porque esos serán los que salven este mundo.
Fuente: https://lamenteesmaravillosa.com/los-ojos-son-el-reflejo-del-alma/
lunes, 5 de junio de 2017
domingo, 4 de junio de 2017
QUIEN HOY NO TE VALORA, MAÑANA TE EXTRAÑA
A veces, las
personas huyen sin más explicación, dejándonos desolados por una ausencia cruel
e inesperada que le da un vuelco a nuestra vida.
Cuando esto
ocurre, no nos podemos imaginar nada peor, más rastrero y más egoísta que la
ofensa que acaban de realizarnos.
Entonces, después de contener nuestro enfado y nuestra rabia, empezamos
a pensar que no nos lo merecemos y que es injusto.
Al mismo
tiempo una nube cargada de tristeza y de reproche se cierne sobre nosotros,
generando una oscuridad con la que intuimos que tendremos que convivir una
buena temporada.
En esa
oscuridad conoceremos la decepción, el desencanto, el engaño y la
incredulidad. Sin embargo, cuando caemos
en ese abismo, significa que está cerca la libertad pues si alguien nos ha
dejado de esa manera, no merece nuestra compañía.
Vale más un desengaño que vivir en una
mentira
Cuando
alguien se marcha sin más hay algo dentro de uno mismo que se rompe. Es
probable que no acertemos a saber qué es lo que se ha quebrado pero, sin
embargo, nos duela muchísimo.
No obstante,
los desengaños son menos dolorosos si conseguimos salvaguardar nuestra integridad.
Por esta razón, aunque sustituir el amor a los demás por el amor propio es un
proceso duro, la verdad es que estaremos cambiando a un insufrible tirano por
un buen amigo.
Asimismo, cuando una
persona nos abandona injustamente, cuando nos dejan sin explicación ni
mediación, podemos estar seguros de que el día de mañana le penará habernos
perdido
Como dicen,
el que nada no se ahoga, y si alguien se ha ahogado es porque no quiso nadar,
porque no estaba a nuestra altura o porque su grado de madurez emocional le
impedía ver que hay millones de maneras mejores de decir adiós o de arreglar
las cosas. En definitiva, huir vilmente no es la solución valiente, sino la
cobarde, la amarga, la desagradecida.
¿Qué hacer cuando alguien desaparece de
nuestra vida?
Cuando alguien
desaparece de tu vida, puede que no vayas a volver a ver a esa persona nunca
más, o si podrás decirle todas las cosas que te quedan, que te gustaría
decirle. Coges papel y lápiz y escribes una carta. Que puede ser eterna o puede
ser una palabra. Se la escribes a esa persona que se fue, pero no, no la
mandas, la doblas y la acercas a una llama y la quemas. Se la lleva el viento y
así el dolor no se te queda tan dentro.
Federico Moccia
Cuando
alguien nos deja de esta manera, iniciamos una pelea interna en la que nos
debatimos entre “esperar a que vuelva con el rabo entre las piernas” o
“reiniciar nuestra vida y reaprender a convivir con nosotros mismos”. Esto
último entraña un sinfín de dificultades que tenemos que superar, ya que no
sabemos hacerlo.
Es probable
que, en estos casos, se nos queden muchísimas cosas por decir. El dolor, los
reproches y todas nuestras emociones no pueden quedarse dentro de nosotros
mismos, debemos de sacarlas de alguna manera, aunque sea imaginándonos que
tenemos a esa persona de frente, aunque sea rasgando papeles o golpeando
cojines.
Una de las
mejores opciones es escribir una carta a quien te lastimó en la que le explicas
cómo te ha hecho sentir antes y después de su partida. Tras hacer esto, lo
mejor es deshacernos de ella, pues hacerlo será la mejor manera de liberación.
¿Cuál es el último paso para liberar el
dolor?
Cuando mantienes tu
resentimiento hacia otra persona, estás amarrado a esa persona o a esa
situación, por un vínculo emocional que es más fuerte que el acero. Perdonar es
la única forma de disolver ese vínculo y lograr la libertad
Catherine Ponder
Después de
escribir nuestra carta y de liberar nuestros sentimientos y emociones, le llega
el turno a perdonar. Darle alas a nuestro sufrimiento será la única forma de no
hacer de nuestro cuerpo la tumba de nuestra alma.
Porque
detrás de nuestro coraje, nuestra rabia y nuestra ira ante la huída de alguien
sin escrúpulos, se esconde una gran tristeza, una infinita humillación y la más
dolorosa decepción. Por eso, liberarnos de estos sentimientos supondrá para
nosotros dejar de caminar por el borde de un volcán en activo.
Pase lo que
pase, de lo que no nos tenemos que olvidar nunca es de que toda experiencia
dolorosa encierra dentro un gran semilla de crecimiento y de liberación.
Fuente: https://lamenteesmaravillosa.com/quien-hoy-no-te-valora-manana-te-extrana/
viernes, 2 de junio de 2017
jueves, 1 de junio de 2017
“DESACTIVAR” EL EGO PARA AMAR EN PLENITUD Y
SIN APEGOS
El ego suele
tener una visión muy limitada de la realidad, y sólo acepta su punto de vista,
su modo de entender el mundo, e incluso de amar. Pocas dimensiones pueden ser
más dañinas y destructivas como el egoísmo en cualquiera de sus ámbitos, ya sea
a nivel de amistad, a nivel laboral o en el seno de una pareja.
Al ego le
gusta que las cosas sean como uno desea, que el mundo se ordene
milimétricamente de acuerdo a sus perspectivas, a su concepción personal de lo
que está bien y lo que está mal. No le gusta lo imprevisto, ni lo espontáneo,
las reacciones que escapan a su control y que expresan voluntad propia.
Para amar en
plenitud, debemos “desactivar el ego”, permitiendo así que la pareja nos ame en
libertad, siendo una persona con voluntad propia, y no como “nosotros
deseamos”. El amor que se ofrece con espontaneidad y de modo íntegro, es sin
duda el amor más pleno y auténtico.
Lo que esconde la máscara del ego
Es muy
frecuente que iniciemos relaciones de pareja con personas que muestran virtudes
en un principio admirables. Resplandecientes casi. Aspectos como la seguridad
personal, el aplomo, la firme confianza en uno mismo e incluso esa inclinación
a la protección, puede “deslumbrarnos” en un inicio.
Sin embargo,
al cabo del tiempo a esa seguridad inicial se le añade la necesidad de control
y la obsesión en que las cosas, deben ajustarse a los esquemas propios. Es
decir, lo que en un principio confundíamos con “seguridad” es en realidad un
miedo muy claro a que “escapemos de su control”, y a que evidenciemos sus
vulnerabilidades.
Las personas con un ego
marcado buscan ante todo el ser reconocidos por los demás, y en especial, por
sus parejas, porque ellos no son capaces de reconocerse a sí mismos. Y la razón
de ello está en el miedo, el cual cubren con la máscara del ego para
sobrevivir.
En realidad,
no es nada fácil desactivar el ego de la persona que amamos. Una vez
descubrimos esta dimensión, es decir, una vez nos damos cuenta de que sus
virtudes son en realidad armas de doble filo, y que utiliza su ego para crear
expectativas en ti y someterte, ten claro que lo único que pretende es llenar
sus propios vacíos mediante la dominación, mediante un apego poco saludable con
el que cubrir su inmadurez.
El ego suele tener muchas máscaras, y
estamos seguros de que ya conoces algunas:
-Utilizar la
victimización.
-Buscar ser
reconocidos en cada cosa que hacen, dicen y expresan, sin tener nunca en cuenta
a los demás.
-Poner
cargas sobre ti para descargar “su ego”.
-Busca
siempre culpables ante cualquier problema o situación que él o ella misma
genera.
-No admite la
espontaneidad, las cosas nuevas, el salir de la rutina y aún menos, que tú
disfrutes de tus propias aficiones. de tus espacios… Ponen muros a tu
crecimiento personal.
Aprender a desactivar el ego
Es necesario
que entendamos que el ego es un modo de “desconectar” por completo de los ejes
que mueven el amor consciente, el amor maduro que se ofrece en libertad y
plenitud al otro para formar pareja, para tener un proyecto en común respetando
siempre el crecimiento personal de cada uno.
Si tu pareja es un
hábil artífice del “egoísmo” pon límites desde el principio y deja muy claro
que amar no es juzgar, ni controlar, ni aún menos llenar los vacíos e
inseguridades propias mediante la manipulación. Querer no es ofrecer cargas,
sino crecimiento interior. Plenitud.
Es preciso
que empecemos a renunciar a hacer las cosas como nuestro ego quiere sino a
disfrutarlas como suceden. Es entonces cuando despertará nuestra verdadera
conciencia del amor, esa que deja de luchar para dar paso a la espontaneidad
del día a día, a una libertad donde no hay apegos y donde cada uno es dueño de
sí mismo, y a su vez, parte de un proyecto en
común.
No podemos
olvidar que muchos de nosotros, de algún modo, somos un poco egoístas en
materia afectiva. No obstante, cada cosa tiene su justo equilibrio, pero si nos dejamos llevar
por el ego en toda su intensidad, nunca veremos la realidad de las cosas, sino
nuestras propias necesidades y las sensaciones negativas que ello genera.
Hay que
tenerlo en cuenta.
Fuente: https://lamenteesmaravillosa.com/desactivar-el-ego-para-amar-en-plenitud-y-sin-apegos/
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