NI AVANZAS, NI RETROCEDES: ESTÁS ATASCADO
Hay momentos
de la vida en donde el sello está en el desconcierto. No es que sean “momentos
malos”, en el estricto sentido. No es que pases por grandes sufrimientos o graves
problemas, sino que simplemente ves pasar los días y sientes, muy en el fondo
de ti, que no estás evolucionando, que no creces.
La nota
predominante es la rutina. Cada día es muy parecido al anterior y aunque no
tienes que pasar por grandes sobresaltos, tampoco logras entusiasmarte
realmente con nada. No consigues activar tu fuerza vital y tampoco tienes ganas
de intentarlo.
“La vida nunca es
estancamiento. Es movimiento constante, movimiento sin ritmo, pues nosotros cambiamos constantemente. Las cosas viven moviéndose y ganan fuerza
mientras lo hacen.”
-Bruce Lee-
Has llegado
incluso a acostumbrarte a los problemas que antes te inquietaban. Si tienes una
relación mediocre o nociva, dejas de pretender que sea mejor. Si tu trabajo no
te satisface, te resignas y sobrellevas lo que hay. Ni avanzas, ni retrocedes:
estás atascado.
¿Estás atascado? ¿No avanzas?
El
estancamiento es un estado en el que no logras ponerte en contacto con tus
sentimientos y emociones más genuinas. De ahí que tampoco sientas un verdadero
impulso hacia la acción, hacia propiciar algún cambio que te enriquezca y haga
más significativo el hecho de vivir. Éstas son las señales que indican que te
encuentras atascado:
● No
sientes entusiasmo. Haces todo como mecánicamente y procuras no pensar mucho en
ello.
● No
quieres complicarte.
● No
quieres comprometerte con nada. Te limitas a cumplir con lo que se te pide,
tanto en el plano laboral, como en el plano personal. Pero no quieres
implicarte demasiado.
● Eludes
los desafíos. Frente a un posible reto, o a una novedad, te haces a un lado. No
te interesa ponerte a prueba, ni le ves sentido a ello.
● Sientes
fatiga casi todo el tiempo. Una de tus frases favoritas es “estoy cansado”. Y
es verdad, físicamente te sientes sin energía. Te parece que tu cuerpo es
pesado y fácilmente caes en la somnolencia.
● Tu
rutina es demasiado estructurada. Haces casi todo, cada día, de la misma
manera. Los mismos horarios, el mismo recorrido, las mismas conversaciones.
● Rechazas
todo lo nuevo. Cualquier novedad te parece una incomodidad innecesaria. No
quieres invertir tu esfuerzo en adaptarte a algo que desconoces.
● Sientes
pereza y aburrimiento, de manera constante. Bostezas mucho y anhelas que “te
dejen quieto”, que nada te invite a movilizarte. Casi todo te aburre, pero más
te aburre pensar en un cambio.
● Justificas
tu actitud, incluso con mentiras. Construyes una serie de “razones” falsas para
sustentar tu inactividad y miedo al cambio. Inventas excusas para justificar tu
estancamiento.
Si no avanzas, devuélvete
Cuando pasas
por una de esas etapas de estancamiento, seguramente hay un dejo de tristeza, o
de ira, o de ambas, en el trasfondo de la situación. El hecho de que estés
atascado significa que, aunque no te des cuenta, hay algún asunto por resolver
en tu vida.
La depresión
encubierta es como un pequeño animal que roe constantemente y te roba energía
vital. Se trata de un rumor sordo que ejerce un gran peso sobre la percepción
del día a día. Como si le pusieras un velo gris a la realidad y contemplaras
todo a través de esa distorsión de color. Nada te parecerá suficientemente
interesante, porque no lo estás mirando directamente.
La ira, a su
vez, es una de las emociones más paralizantes. Cuando se queda enquistada en tu
interior, opera corroyendo las demás emociones. La ira reprimida te vuelve
rígido, sarcástico y negativo. Te lleva a sentir una especie de desprecio por
todo lo que te rodea y contribuye a que nada te despierte interés. Mina tus
relaciones con las demás personas y, a largo plazo, afecta tu salud.
Lo mismo
ocurre con la culpa, que a veces se instala en tu inconsciente. Cuando lo que
no hiciste o no dijiste, o lo que hiciste y dijiste, te genera arrepentimiento
y eludes esa realidad, es probable que el precio sea ese palidecer de tus
emociones y de tus ganas de vivir.
Las etapas
de estancamiento deben mirarse con cuidado. A veces exigen solamente un proceso
de toma de conciencia y un replanteamiento de las condiciones en las que se
vive. Otras veces, en cambio, son una señal de que se hay una crisis que
comienza a desatarse.
Por eso,
cuando sientas que no puedes avanzar, lo mejor es que te devuelvas. Estás atado
a alguna situación del pasado que no ha sido superada del todo y que sigue
incidiendo en tu presente. Es cierto que la vida no es un jardín de rosas, ni
una fiesta de todos los días. Pero, por otro lado, es en realidad lo único y lo
más valioso que tienes.
Vivir sin
vivir no es una opción. El tiempo de existencia es muy corto como para
desperdiciarlo en rutinas inútiles y relaciones insatisfactorias. Tu paz y tu
felicidad son el único objetivo por el que en verdad debes jugarte a fondo. La
quietud hay que dejársela a los muertos.
Fuente: https://lamenteesmaravillosa.com/avanzas-retrocedes-estas-atascado/
No hay comentarios:
Publicar un comentario