EFECTO LUNA DE MIEL
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Entrevista realizada a Bruce Lipton
U.H.: ¿Cómo definirías el «Efecto luna de miel»?
B.L.: Definición del Efecto luna de miel: Un estado de
bendición, pasión, energía y salud que resulta de un enorme amor. Tu vida es
tan hermosa que estás impaciente por levantarte y empezar un nuevo día, por
agradecerle al universo el hecho de estar vivo. En el argumento se incluyen las
características de la experiencia, por ejemplo, una salud exuberante, una
energía inmensa, una vida tan hermosa… que no puedes esperar al día siguiente
para tener más: El Paraíso en la Tierra.
U.H.: En tu libro, aseguras que el Efecto luna de miel es la
forma que tiene la naturaleza de decirnos que estamos cumpliendo con éxito una
de las directrices básicas de nuestro imperativo biológico innato. ¿Qué es un
imperativo biológico y cómo afecta a nuestras vidas?
B.L.: Los imperativos biológicos representan los «impulsos»
de supervivencia fundamentales de la naturaleza, tanto a nivel individual como
a nivel de especie. Los instintos de búsqueda de alimentos, agua y protección,
por ejemplo, son instintos de supervivencia individuales. El instinto de
reproducirse es el impulso relacionado con la supervivencia de la especie. Los
biólogos no tienen ni la menor idea de dónde se «programan» nuestros instintos,
sin embargo, son estos los que controlan principalmente nuestro comportamiento.
U.H.: ¿Por qué la naturaleza diseñó el Efecto luna de miel
para que esta experiencia fuera una vida llena de alegría y felicidad?
B.L.: Cuanto más asciendes en la escala evolutiva, más
complejos son los organismos. Una mayor complejidad conlleva un mayor período
de desarrollo desde que el individuo nace hasta que puede valerse por sí mismo.
La naturaleza introduce el amor y el placer en las relaciones de los adultos
para mantenerlos unidos durante el período de desarrollo de un niño.
U.H.: Explica por qué el Efecto luna de miel es la expresión
de una estrecha colaboración entre la Naturaleza (genes/instintos) y la
Educación (programación).
B.L.: La parte «natural» está representada por los instintos
fisiológicos que median el éxito de los «imperativos biológicos» destinados a
la supervivencia. Son acciones biológicas controladas por la mente
subconsciente. La parte «educacional» es la programación psicológica que tiene
lugar durante el último trimestre de embarazo y los primeros siete años de
vida. Este es el período de culturización y creación de la identidad, que se
adquiere cuando el cerebro del niño funciona predominantemente en theta
(hipnosis). Ambas cosas (Naturaleza y Educación) trabajan juntas para crear las
relaciones.
U.H.: ¿Qué es lo que pretendes decir cuando enfatizas que el
«Efecto luna de miel» es una creación personal y no la consecuencia de la
casualidad, la fortuna o la coincidencia?
B.L.: Esto está relacionado con el hecho de que es nuestra
actividad cognitiva, controlada por nuestras mentes consciente y subconsciente,
la que crea nuestras experiencias (esta respuesta es de La biología de la
creencia). Según los fundamentos de la física cuántica, que dice que es el
«observador» quien crea la realidad, y los de la psicología del comportamiento,
nuestras vidas se desarrollan a partir de nuestra conciencia y no son el
resultado de casualidades.
U.H.: Háblanos de tu idea de que todos tenemos una brújula
interior innata que nos guía sin que nos demos cuenta en nuestra búsqueda de
pareja. (Buenas y malas vibraciones)
B.L.: El cuerpo tiene un sistema sensorial que responde a
energías invisibles (vibraciones). El objetivo de este sistema es asegurar la
supervivencia mediante la interpretación de las señales de energía invisible
procedentes del entorno (según la física cuántica: toda materia vibra a una
frecuencia característica). Experimentamos los extremos de la «brújula» como
buenas y malas vibraciones.
U.H.: De qué modo moldea La biología de la creencia nuestra
forma de experimentar el efecto luna de miel. (Educación)
B.L.: Nuestras relaciones están basadas en nuestras
conductas. La parte de nuestro comportamiento guiada por nuestra mente
consciente es nuestra, pero los comportamientos programados en la mente
subconsciente proceden fundamentalmente de otros (parientes, hermanos,
comunidad, cultura). La mayor parte de nuestra actividad cognitiva (95 por
ciento) está controlada por el subconsciente (principalmente por los
«programas» de otros).
U.H.: Explícanos cómo es posible que nuestras experiencias
educacionales de desarrollo nos ayuden a crear el efecto luna de miel, y que a
la vez, también consigan obstaculizar este efecto para la mayoría de la gente.
B.L.: Los comportamientos primarios que expresamos fueron
descargados en la mente subconsciente mientras observábamos a otros, sobre todo
a los padres. Si adquirimos «buenos» comportamientos, estos apoyan las
relaciones. Los malos comportamientos (que funcionan de manera inconsciente),
estropean las relaciones.
U.H.: ¿Qué síntomas indican que el efecto luna de miel puede
estar acabándose y cómo podemos evitar que esto suceda?
B.L.: Los síntomas son las pérdidas momentáneas de amor
debidas a comportamientos que no apoyan la armonía. Conversar sobre dichos
comportamientos teniendo en mente que existen programas de desarrollo
cognitivos puede resolver los problemas. Si no se tiene esto en mente, las
«diferencias» de opinión se convierten en argumentos defensivos. Para acabar
con las «diferencias», uno puede o bien reprogramar sus propias respuestas o
bien ayudar al otro a reprogramar su conducta (solo es aplicable cuando los dos
miembros de la pareja están al tanto de que existe una «programación» del
desarrollo).
U.H.: ¿Cómo es posible que las «concesiones» puedan salvar
el efecto luna de miel y también llevar a su destrucción?
B.L.: Transigir con pequeñas cosas (como por ejemplo, cuando
alguien deja «destapada la pasta de dientes») puede resolverse mediante la
reprogramación de las respuestas conductuales, a fin de que estas no se activen
con la simple experiencia. Sin embargo, no vale la pena hacer concesiones con
comportamientos totalmente inaceptables (abusos físicos o verbales, por
ejemplo). Transigir con este tipo de cosas es autodestructivo y conduce también
a llevar un «registro» de las ofensas, que se utilizará más tarde como una
«moneda de cambio» social para equilibrar otras diferencias. Estas concesiones
son malas, porque legítimamente no puedes «volver atrás» y decir después que un
comportamiento negativo que se aceptó con anterioridad ya no es tolerable.
U.H.: La poesía, la música y la literatura aluden
frecuentemente a la «química del amor». ¿De verdad existe una «química del
amor» en nuestra biología? Y si es así, ¿qué nos dice sobre las relaciones?
(neurotransmisores/equilibrio de giro)
B.L.: Existen muchas secreciones neurológicas moduladoras
del comportamiento, y todas ellas regulan aspectos específicos de las
relaciones (entre estas sustancias se incluyen la dopamina, la oxitocina, la
vasopresina, la serotonina, la hormona del crecimiento, el cortisol, las hormonas
del estrés, los agentes inflamatorios, etc.).
También hay una
historia única sobre «Por qué los gases nobles no se casan». Los gases nobles
son los únicos elementos de la tabla periódica que no son químicamente
reactivos (por ejemplo, no forman enlaces). Esta historia trata sobre el
equilibrio y las relaciones en el reino físico.
U.H.: Explícanos cómo es posible que la reprogramación de la
mente subconsciente nos permita vivir ese final de cuento de hadas de «Felices
para siempre».
B.L.: Cuando los deseos, ilusiones y aspiraciones de la
mente consciente se programan en la mente subconsciente, vivimos siempre una
luna de miel, ya sea cuando operamos desde la mente consciente (en el 5 por
ciento de las ocasiones) o cuando operamos desde la mente subconsciente (en el
95 por ciento restante).
U.H.: ¿Cómo podemos identificar los programas de la mente
subconsciente que controlan nuestras vidas, especialmente si nuestros programas
de comportamiento fundamentales se «descargaron» antes de que naciéramos?
B.L.: El 95 por ciento de nuestras vidas está dirigido por
una programación subconsciente… Tu vida es una «copia impresa» de tu
subconsciente. ¡No hace falta revisar el pasado!
U.H.: ¿Por qué nos resulta tan difícil reprogramar los
comportamientos limitantes subconscientes que sabotean nuestra vida?
B.L.: El libro proporciona nuevos conocimientos sobre los
mecanismos que programan las creencias, una percepción que aclara las
dificultades al tiempo que ofrece medios más efectivos para reprogramar el
comportamiento subconsciente. Lo más importante es entender que las mentes
consciente y subconsciente son dos entidades independientes con profundas
diferencias: consciente = tú, tu espíritu, lo que contiene tus ilusiones,
deseos y aspiraciones; la mente subconsciente es la base de los hábitos
programados, los programas primarios que se descargan antes de los siete años.
La mente consciente no tiene ataduras temporales (viaja), pero la mente
subconsciente siempre está en el momento presente. La mente consciente es creativa,
mientras que la subconsciente solo reproduce programas. Los programas
subconscientes se adquieren mediante hipnosis y hábitos; los conscientes,
mediante simples momentos «¡Ajá!».
U.H.: ¿Por qué duele tanto desenamorarse?
B.L.: El amor es una expresión de la «adicción» química a la
dopamina. Como ocurre con cualquier otra droga que te proporciona un «subidón»,
el síndrome de abstinencia de la dopamina es muy similar al de la heroína.
U.H.: Tú has escrito: «La evolución es un proceso activo, no
pasivo, y todos nosotros participamos en él». ¿Cómo podemos contribuir a nivel
personal, como individuos, en el progreso de la evolución humana?
B.L.: Hay un viejo proverbio hippie que dice: Arregla el
jardín trasero antes de intentar arreglar el mundo. Antes de poder contribuir a
la evolución, primero debemos saber quiénes somos y cómo podemos reprogramar
nuestra mente consciente, a la que ciertas programaciones culturales le han
restado poder. Sin embargo, una vez que aprendemos a actuar en armonía con el
universo, nuestras vidas contribuyen automáticamente al colectivo global y
colaboran en su progreso.
U.H.: ¿Cómo puede influir la gente que vive el «Efecto luna
de miel» en el progreso de la civilización humana? (Neuronas espejo)
B.L.: Su energía y su comportamiento están en resonancia con
el universo. La resonancia añade poder al conjunto, así que cuando estamos en
armonía, nuestros esfuerzos y nuestra energía se suman al colectivo global. Es
algo parecido a lo que ocurre en la escena de esa película de Meg Ryan y Billy
Crystal, Cuando Harry encontró a Sally, en la que Meg finge un orgasmo y una
clienta le dice al camarero: «Tomaré lo mismo que ella». Cuando la gente está
enamorada, su energía tiene un efecto similar en los demás.
U.H.: Aunque podemos imaginar la «nueva» vida que deseamos,
lo cierto es que seguimos viviendo en la realidad. ¿Qué pasos debemos dar para
que la realidad se ajuste a nuestra imaginación? ¿Cómo podemos conseguir algo
así?
B.L.: En primer lugar, debemos identificar y reprogramar los
comportamientos limitantes que sabotean nuestra vida y nos quitan poder (hay
que descubrir cómo aprenden las mentes y de la diferencia entre la mente
consciente y la subconsciente). Después, nos adentramos en el mundo con
«nuevos» hábitos, y eso, al final, cambiará el curso de nuestras vidas. Además,
es importante tener en cuenta que la estrategia clave es: «Fíngelo hasta que lo
consigas».
U.H.: ¿Cuándo descubrió que existía el Efecto luna de miel?
B.L.: Cuando empecé a salir con Margaret e inicié el
grandioso experimento de vivir el Felices para siempre. Nos propusimos dejar de
pensar en el futuro y empezar a «vivir cada día». El experimento sigue en
marcha, y el desenlace final todavía no se conoce (no tenemos fecha límite para
el Felices para siempre…), pero después de dieciocho años, los resultados han
sido muy sólidos… ¡Seguimos en nuestra luna de miel!
U.H.: ¿Cuándo supo que el Efecto luna de miel tenía algo que
ver con las células?
B.L.: Como muy bien sabe la mayoría de la gente que ha
perdido la cabeza por amor en alguna ocasión, la experiencia del efecto luna de
miel se asocia con un estado de salud vibrante y vitalidad. No es una
coincidencia, ya que el cóctel neuroquímico que se libera en el cerebro de las
persona enamoradas contiene agentes que estimulan el crecimiento celular.
Cuando se añaden a un cultivo celular las secreciones de un cerebro enamorado,
se induce un crecimiento saludable. Se trata de una consecuencia fisiológica
que también anima a la gente a permanecer enamorada.
U.H.: Los seres humanos se emparejan de por vida para cuidar
de los niños. Los cisnes se emparejan para siempre, y no solo mientras sus
descendientes crecen. ¿Por qué?
B.L.: En realidad por las mismas razones… si bien los
polluelos de cisne solo necesitan un corto período de guía paternal, los cisnes
se reproducen continuamente, y ponen nuevos huevos todos los años. Debido a su
longevidad reproductiva, acaban emparejados de por vida. Los niños humanos tardan
unos dieciséis años en llegar a ser «independientes». No obstante, los seres
humanos suelen tener dos o más hijos (en especial cuando la esperanza de vida
era más corta y se aumentaba la descendencia para asegurar el imperativo
biológico de la supervivencia de la especie). Así pues, los padres permanecen
juntos para sacar a la familia adelante hasta que sus hijos alcancen la
independencia, lo que suele ser un mínimo de veinte años.
Sin embargo, en
culturas más antiguas los abuelos juegan un papel fundamental en la
supervivencia de sus descendientes. Por tanto, cuando los hijos crecen y tienen
hijos a su vez, los abuelos participan también en la educación de la nueva
familia. Así pues, permanecer juntos se convierte en un asunto para toda la
vida.
U.H.: Los vínculos… ¿es necesario tener «amor»? ¿Qué pasa
con la amistad o la familia?
B.L.: El amor es un «pegamento» que mantiene unidas a las
parejas mucho mejor que la amistad. El placer que tienen a su alcance las
parejas unidas es mucho mayor que el de las parejas de «amigos». El amor es el
incentivo de la naturaleza que nos anima a permanecer unidos y vinculados. Y el
amor por los hijos es también una fuerza instintiva que asegura el éxito de la
descendencia. El amor mantiene a la gente unida, y lleva también a extender la
comunidad.
U.H.: ¿Qué pasa con la importancia implícita de «Me amo a mí
mismo» como creencia?
B.L.: Esta es una de las condiciones más importantes para
experimentar con éxito una luna de miel. Si uno no se ama a sí mismo, no puede
asimilar que otros lo amen. Si te consideras «indigno», es obvio que aquellos
que te aman también lo serán. Existen pruebas fisiológicas para evaluar la
influencia de la mente subconsciente, y a la mayoría de la gente no puede
vencer esta influencia cuando le preguntan si la afirmación «Me amo a mí mismo»
es cierta. Esto se debe a las experiencias de la infancia en la que los padres
programan a sus hijos para creer que «no son lo bastante buenos». Por
desgracia, esta programación se convierte en una realidad para aquellos
individuos cuyos padres, como si fueran entrenadores, intentan incentivarlos
mediante críticas, con la esperanza de que eso los anime a hacer mejor las
cosas. Tristemente, los niños de menos de siete años no son lo bastante
conscientes para comprender la intención de sus padres, y se limitan a
almacenar los comentarios negativos en la mente subconsciente. Esto significa
que los programas que reproducen estos individuos el 95 por ciento del tiempo
son programas de auto sabotaje.
U.H.: ¿Qué consecuencias tienen los servicios de citas
basados en cuestionarios y perfiles de personalidad?
B.L.: Recuerda que al rellenar uno de esos cuestionarios se
utiliza la mente consciente, la mente asociada a nuestra identidad personal, a
nuestro espíritu. Esta mente proyecta nuestros deseos, ilusiones y
aspiraciones. Si bien estas creencias positivas pueden manifestarse al inicio
de la relación, muy pronto los vagabundeos mentales caerán de nuevo en los
procesamientos neurales de la mente subconsciente. Por desgracia, la mente
subconsciente es la que ha sido programada por otros. Así pues, puede que la
relación funcione bien al principio, pero cuando los programas subconscientes
empiezan a manifestarse, se producen cambios radicales en el comportamiento que
pueden sabotear inevitablemente la relación (sobre todo porque la persona que
muestra dichos comportamientos casi nunca es consciente de su programación
negativa).