lunes, 13 de octubre de 2014


METAMEDICINA Curar el cuerpo con la mente

Las emociones que no sabemos canalizar se graban en nuestra memoria subconsciente y afloran una y otra vez condicionando nuestra vida y causándonos malestar y enfermedad.

Encontrar el origen de esas memorias registradas y transformarlas para que jueguen a nuestro favor, nos ayudará a vivir una vida más sana y feliz.

La palabra “metamedicina” proviene del prefijo griego meta, que significa “más allá”, y del sustantivo latino medicina, “ciencia y arte de precaver y curar enfermedades del cuerpo humano”.

La metamedicina, por tanto, busca no sólo eliminar el dolor y otras manifestaciones desagradables que pueden provocarnos una dolencia, sino también descubrir las causas que la han originado.

La metamedicina considera que un 80% de nuestras enfermedades tienen un origen psicosomático, es decir, nacen de una emoción que no se ha conseguido liberar, muchas veces porque la situación que la ha provocado se produjo en nuestra etapa prenatal o en la más tierna infancia.

Esta emoción crea una especie de registro, una suerte de memoria que permanece en nuestro subconsciente y vuelve a aparecer cada vez que una situación de nuestra vida vibra en la frecuencia de esa emoción, es decir, despierta el recuerdo en nuestro subconsciente y volvemos a sentirnos de nuevo con el desamparo, el miedo, la culpa… que experimentamos de niños.

Así, la sensación de abandono o de no sentirnos queridos por nuestros padres puede conllevar un miedo a la vida que nos conduzca a enfermar. Emociones estancadas como la vergüenza, la ira, el sentimiento de culpa, el miedo, las fobias o la ansiedad también pueden ocasionar grandes dolencias si no aprendemos a desactivarlas.

Somos creadores de nuestra realidad

La curación no ocurrirá con sólo conocer su causa. Porque incluso cuando se ha solucionado un conflicto o se ha liberado una emoción, el cuerpo puede necesitar un tiempo más o menos largo para proceder a la reparación del tejido o del órgano afectado.

La curación no es más que volver al estado de armonía y de equilibrio. Admitir una dificultad o una debilidad es estar ya en el camino de superarla.

Para la metamedicina nuestro cuerpo es como un mapa de símbolos que nos da información sobre dónde puede hallarse el origen de nuestro malestar o dolor.

Cada órgano, músculo o hueso representa una actitud mental, y su función en el organismo nos da pistas de qué puede estar pasándonos cuando no funciona. La dolencia en sí también nos da información sobre cuál puede ser su causa emocional.

Un ejemplo: el sistema circulatorio distribuye el oxígeno y los nutrientes a nuestras células, es el encargado, por tanto, de hacer llegar “la vida” a todos los rincones de nuestro organismo.

Uno de sus órganos principales es el corazón, cuya misión es garantizar la buena circulación de la sangre.

El corazón, además, es un músculo, y como tal representa el esfuerzo que, en su caso, se relaciona con la vida.

Así, las dolencias que implican al corazón pueden estar relacionadas con el esfuerzo que hacemos para vivir y ser felices. Si pensamos que, para ser valientes, hay que trabajar mucho, sin detenerse ni quejarse, podemos exigir a nuestro corazón un excesivo esfuerzo y llegar a agotarlo,

El corazón es la bomba que, con Amor, hace que el júbilo circule por nuestras venas.

Cuando nos privamos del Amor y el júbilo, el corazón se encoge y se enfría, y como resultado, la circulación se hace perezosa y vamos camino de la anemia, la angina de pecho y los ataques cardíacos.

Pero el corazón no nos «ataca». Somos nosotros los que nos enredamos hasta tal punto en los dramas que nos creamos, que con frecuencia dejamos de prestar atención a las pequeñas alegrías que nos rodean. Nos pasamos años expulsando del corazón todo el júbilo, hasta que, literalmente, el dolor lo destroza.

La gente que sufre ataques cardíacos nunca es gente alegre. Si no se toma el tiempo de apreciar los placeres de la vida, lo que hace es prepararse un «ataque al corazón».

Por otra parte, entre las muchas dolencias que pueden derivarse de un mal funcionamiento del sistema circulatorio, tenemos la hipertensión: En la hipertensión, el flujo emocional es demasiado fuerte, la sangre se calienta y la presión aumenta.

Puede estar relacionada con una emoción fuerte o no resuelta.

Afecta sobre todo a las personas que reprimen sus emociones.

El simbolismo del cuerpo no puede tomarse al pie de la letra. Es una guía que nos ayudará en todo el trabajo de encontrar el origen de nuestra enfermedad, pero también deberemos tener en cuenta otros factores, como la situación en la que apareció la enfermedad, las circunstancias, etc., ya que un mismo suceso puede dar distintos síntomas y el mismo síntoma o dolor tener diferentes causas.

Lo que nos impide realizar aquello que deseamos son nuestras propias resistencias, que hacen que nos aferremos a lo que ya conocemos.

Nosotros mismos creamos todo lo que llamamos «enfermedad». El cuerpo, como todo en la vida, es un espejo de nuestras ideas y creencias. El cuerpo está siempre hablándonos; sólo falta que nos molestemos en escucharlo. Cada célula de su cuerpo responde a todo lo que pensamos y decimos.

Cuando hay problemas con los oídos, eso suele significar que a uno le está pasando algo de lo que no se quiere enterar. El dolor de oídos indica que lo que se oye provoca enfado.  Observen que cuando un miembro de una pareja es «duro de oído», generalmente el otro es charlatán.

El pelo representa la fuerza.

Cuando estamos tensos y asustados, es frecuente que nos fabriquemos estas «bandas de acero» que se originan en los músculos de los hombros y desde allí suben a lo alto de la cabeza; a veces incluso rodean los ojos.

El pelo crece desde los folículos pilosos, y cuando hay mucha tensión en el cuero cabelludo, puede estar sometido a una presión tal que no le deja respirar, provocando así su muerte y su caída. Si la tensión se mantiene y el cuero cabelludo no se relaja, el folículo sigue estando tan tenso que el pelo nuevo no puede salir, y el resultado es la calvicie.

• Los ojos representan la capacidad de ver, y cuando tenemos problemas con ellos eso significa, generalmente, que hay algo que no queremos ver, ya sea en nosotros o en la vida, pasada, presente o futura. Muchas personas han tenido experiencias de curación impresionantes cuando se han mostrado dispuestas a retroceder en el pasado para hacer una «limpieza», y tirar aquello que no querían ver uno o dos años antes de que tuvieran que empezar a usar las gafas.

Si tenemos las articulaciones agarrotadas e incapaces de moverse nos volvemos rígidos, nuestro medio de expresión se toma rígido e inflexible. Una inflamación en las articulaciones revela, por tanto, una resistencia o irritación respecto al movimiento, tal vez un temor a lo que nos espera delante, o una dificultad en someternos a ello. Hay una falta de la energía que se desplaza por las articulaciones, lo que indica que estamos tomando energía de esa parte de nuestro cuerpo-mente. Esto dependerá de la zona del cuerpo afectada. Así, por ejemplo, las articulaciones del hombro, codos y muñecas nos permiten desplazar la energía desde el corazón hasta las manos, para que podamos expresar nuestros sentimientos afectivos. Estas articulaciones autorizan además la libre expresión de nuestra energía creativa y activa, nuestras aptitudes manipuladoras y ejecutivas. Una disfunción en cualquiera de esas articulaciones puede indicar un temor a expresar esa energía, una contrariedad o resistencia a ello.

Los dolores de cabeza provienen del hecho de desautorizarnos a nosotros mismos.

Las migrañas o jaquecas se las crean las personas que quieren ser perfectas y que se imponen a sí mismas una presión excesiva. En ellas está en juego una intensa cólera reprimida.

Los problemas en los senos paranasales Que se manifiestan en la cara, en la zona más próxima a la nariz, significan que a uno lo irrita alguien que es una presencia muy próxima en su vida. Hasta es posible que sienta que esa persona lo está sofocando o aplastando.

La parte superior de la espalda tiene que ver con la sensación de no tener apoyo emocional. «Mi marido (mujer, amante, amigo o jefe) no me entiende o no me apoya.»

La parte media se relaciona con la culpa, con todo eso que dejamos a nuestras espaldas.

El dolor de garganta es siempre enfado. Si además hay un resfriado, existe también confusión mental.

La laringitis significa generalmente que uno está tan enojado que no puede hablar.

La garganta representa también el fluir de la creatividad en nuestro cuerpo. Es el lugar del cuerpo donde expresamos nuestra creatividad, y cuando la frustramos y la sofocamos, es frecuente que tengamos problemas de garganta.

La amigdalitis y los problemas tiroideos no son más que creatividad frustrada, incapaz de expresarse.

El centro energético situado en la garganta, el quinto chakra, es el lugar del cuerpo donde tiene lugar el cambio. Cuando nos resistimos al cambio, o nos encontramos en pleno cambio, o estamos intentando cambiar, es frecuente que tengamos mucha actividad en la garganta.

Si decidimos tomar las riendas de nuestra vida y aceptamos nuestra responsabilidad en ella, ya estamos preparados para empezar el trabajo que supone descubrir el origen de nuestra dolencia para después poder sanarla.

Uno de los primeros pasos será reconstruir la historia de nuestra enfermedad.

Para ello tendremos que seguir una serie de etapas, éstas son algunas de ellas:

- Buscar qué representa cada órgano o la parte afectada

- Hallar el significado de la afección

- Buscar cuándo aparecieron los primeros síntomas

- Investigar qué ventajas nos aporta

- Descubrir qué nos impide hacer

- Aprender qué quiere esta enfermedad que comprendamos

- Elegir la solución que nos beneficiará

- Extraer la lección de esa experiencia y aprender de ella

Algunos ejemplos de qué nos puede estar pasando cuando enfermamos son:

- Necesitamos huir de una situación

- Estamos llamando la atención de alguien

- Es un mecanismo de supervivencia

- Culpabilizamos a otros de nuestros sufrimientos
http://saikuhayotravidaposible.blogspot.com.ar/2014/10/metamedicina.HTML

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