lunes, 30 de noviembre de 2015

EL EFECTO MARIPOSA

“El batir de las alas de una mariposa puede provocar un huracán en otra parte del mundo”… Con esta simple frase podemos resumir en qué consiste el “efecto mariposa”. Pequeñas acciones pueden ayudar a crear grandes cambios. Esta idea sacada de la Física y de la “idea del caos” puede aplicarse a la psicología.  Las cosas que hagamos hoy influirán en nuestro futuro, que con pequeñas acciones podemos cambiar muchas cosas que no nos gustan de nuestra vida o simplemente que en lugar de culpabilizarnos por los errores que todos cometemos, podemos darle una solución introduciendo pequeños cambios.

Una famosa canción reza “La vida es como una barca, un remo lo mueve mi mano y otro remo lo mueve el azar”. ¿Por qué no cogemos nuestro remo con fuerzas y desafiamos al azar?

¿Pero qué podemos hacer por nuestro “efecto mariposa”? Te damos algunas ideas.

1. Habla directamente con las personas en lugar de hacer elucubraciones sobre ese o aquel malentendido.

2. Hazte escuchar. Poco a poco demostrarás a los demás que tienes una personalidad fuerte y no te sentirás ninguneado o maltratado etc.

3. Con tan sólo una sonrisa o unos buenos días crearás un ambiente agradable en torno a ti.

4 .Disfruta de pequeños placeres. Una taza de café o chocolate mientras observas como llueve a través de los cristales, observar como duerme un bebé, jugar con los niños o cerrar los ojos y oler y percibir el sonido del mar te proporcionarán una fuente de placer inmediata y que prolongarás en el tiempo. Te irán generando un “pozo de felicidad en tu interior”.

5. Hacer pequeñas cosas por los demás sin esperar nada a cambio. Pequeños gestos como acudir ayudar en campañas contra el hambre, ayudar a tu vecino en un apuro o dejarle el asiento a una abuelita en el autobús, crean efectos mariposa a corto, mediano y largo plazo. Para empezar está comprobado que el altruismo genera felicidad en las personas, por otro lado si unimos los pequeños gestos de cada uno generaremos un gran huracán. ¿Te imaginas que cada persona lleva un paquetito de arroz para los más desfavorecidos en la campaña navideña contra la pobreza; se acumularán kilos y kilos de arroz…y todo con un simple gesto; y si todos cedemos nuestro asiento a las abuelas, contribuiremos con el tiempo a generar una sociedad mejor, más humana y más feliz.

6. Detenernos un minuto cuando estamos enfadados, respirar hondo y pensar que somos afortunados por todo lo que tenemos…otro huracán…nuestros niveles de ansiedad bajarán, saldremos de la espiral del enfado y prevenimos sentimientos nada saludables. Gestos como estos previenen dolores de jaqueca, de estómago, resfriados etc. Las enfermedades están muy relacionadas con las emociones y sino que se lo digan a los romanos y su “Mens  Sana in Corpore Sano”.

7. Piensa en el hoy y no en el mañana. Si ahora puedes disfrutar de dar un paseo con tu pareja, hacer un pequeño viaje o reírte en la playa con un amigo y un bocadillo como compañía, hazlo. Volverás a generar un huracán felicidad con estos pequeños gestos… si te vienen malos momentos pensarás lo mucho que te has reído y has disfrutado de la vida en tiempos pasados y te ayudarán a sobrellevar mejor los malos momentos.

Ya sabes pequeños gestos pueden mejorar tu vida.




domingo, 29 de noviembre de 2015

LA IMPORTANCIA DE LOS SUEÑOS EN MI VIDA

¿Qué seríamos sin sueños? Todos tenemos diferentes sueños que nos ayudan a que nuestra vida tenga un sentido… llegar a tener y ejercer la profesión que siempre hemos soñado, formar nuestra propia familia, ver crecer a nuestros hijos… ¿Qué seríamos sin sueños? Pues posiblemente barcos a la deriva sin un rumbo fijo ni definido.

¿Qué seríamos sin sueños? Pues posiblemente no seríamos los mismos. No tendríamos ilusiones por las que vivir, todo nos daría igual. Nuestra vida sería gris y triste porque no tendríamos nada por lo que luchar. Sin sueños no tendríamos ganas de levantarnos por la mañana y empezar un nuevo día porque diríamos… ¿Y para qué? ¿Y por qué?

“La posibilidad de realizar un sueño es lo que hace que la vida sea interesante.”
-Paulo Coelho-

Siempre tuve sueños en mi vida…

“Siempre tuve sueños desde pequeña… en cierto modo se podría decir que era y sigo siendo todo una soñadora. Eran mi motor y mis ganas de vivir. Hoy que han pasado muchos años y muchas cosas en mi vida, sigo protegiendo mis sueños con sumo esmero. Si no fuera por ellos, muchas veces cuando las cosas pintan feas hubiera tirado la toalla.

Porque los sueños son la luz que ilumina mi vida, el motor que me hace seguir adelante, el ingrediente principal que hace que consiga o intente conseguir mis objetivos. ¿Qué sería yo sin sueños?… Un árbol mustio, un día sin sol, un caminante solitario que camina sin rumbo…”

“Si no puedes volar entonces corre, si no puedes correr entonces camina, si no puedes caminar, entonces arrástrate, pero sea lo que hagas, sigue moviéndote hacia adelante.”
-Martin Luther King-

¿Qué debemos hacer para intentar cumplir nuestros sueños? No dejarnos rendir

De acuerdo… vale un ratito de caras tristes, unas lágrimas… pero pasado el momento, agarra tu sueño con más fuerza y sigue insistiendo… ¡el que la sigue, la consigue! No dejes las cosas pasar y luego te digas ¡podría haber sido, pero no lo intenté!.

“No te rindas que la vida es eso,
continuar el viaje perseguir tus sueños,
destrabar el tiempo,
correr los escombros y destapar el cielo.”
-Mario Benedetti-

Ten presente tus sueños cada día

Ten tus sueños cada día en tu cabeza, como si de un amigo fiel se tratara que te acompaña a todos sitios. No es cuestión de obsesionarse pero tampoco de ¡dormirse en los laureles! Los que insisten, como si trabajaran ¡a pico y pala, a pico y pala! consiguen las cosas.

Haz algo cada día para perseguir tus sueños

¿Qué quieres conseguir un trabajo? No dejes ni un solo día de mandar curriculums, o pensar por ejemplo que podrías hacer tú para autoemplearte… ¿Qué estás sintiendo la necesidad de tener un amor? propicia situaciones, no te rindas por fracasos del pasado, ¿Qué quieres ser médico? Estudia sin rendirte; ¿Que siempre has querido escribir un libro? ¡Escríbelo!

No olvides que tus sueños y tus objetivos se van consiguiendo poco a poco, con esfuerzo diario y mucha paciencia. Tienes que ser consecuente, reflexivo y persistente para poder alcanzarlos. ¡A por ellos…!

No te olvides de tu autoestima

Muchas veces dejamos que nuestros sueños no se hagan realidad porque decimos “Yo no voy a ser capaz”, “yo no valgo para esto”, “más hace el que quiere que el que puede”… Ten autoestima, cree, confía en ti y aplícalo para que los sueños que quieres que se hagan realidad.

No dejes las cosas en manos de la suerte

Los sueños se consiguen trabajando, no esperando a que la suerte llegue a nuestra puerta. Su sueñas y trabajas por tus sueños, tarde o temprano te llegarán, piensa que te llegarán… El optimismo sin duda es un gran aliado de los sueños.

No lo quieras todo de golpe

Las cosas no se consiguen de la noche a la mañana, sé paciente y perseverante. Son un buen comienzo para que tus sueños se cumplan. ¿Cuál es tu sueño? ¿Qué estás haciendo tú para que se cumpla?




sábado, 28 de noviembre de 2015

LAS PERSONAS COMPASIVAS TIENEN UNA COSA EN COMÚN: HAN PASADO POR COSAS DIFÍCILES

Jordan Grey nos cuenta la siguiente anécdota:
Estaba en un retiro en Colorado con treinta personas más.
Cada una de esas personas había sido escogida bajo el importante criterio de que fueran emprendedores que estuvieran cambiando el mundo desde su área de trabajo.
Había una mujer en particular hacia la cual sentía una atracción, no del tipo física, sino por su presencia.

Siendo yo, siempre el observador… rara vez el que entabla la conversación, la miré en la distancia durante los primeros dos días del evento.

La vi interactuando con todo el mundo con un trato amable, profundo y genuino. Después de observarla lo suficiente sin haberle dicho más que un puñado de palabras en todo el fin de semana, me sentí preparado para preguntarle lo que había querido preguntarle desde que la vi interactuando por primera vez con las personas a su alrededor.

Me acerqué a ella y haciendo un gesto que apuntaba a su “todo” le pregunté: ¿cómo llegaste a ser de esta manera?
‘De esta manera’ significaba amable, compasiva y con una gran fuerza de amor que fluía naturalmente.
Ella intuitivamente sabía a lo que me refería con mi pregunta, se tomó un tiempo para responder… un largo tiempo. Luego rompió el silencio diciendo algo que me da vueltas en la cabeza hasta el día de hoy.

Después de un largo respiro, me miró a los ojos penetrantemente y me dijo: “Fue ganado duramente”.
Eso era. Eso era todo lo que tenía que decir. Fue ganado duramente.

La profundidad de su forma de ser compasiva vino del todo del dolor sufrido y sanado a través de largas décadas de trabajo sobre sí misma. Y está lejos de ser alguien poco común.

Todas las grandes personas que he conocido en mi vida han experimentado grandes dolores y penas. Todos han pasado por cosas que serían difíciles para cualquiera.

Todas las personas que he conocido que tienen esta gran aura de amor, compasión y amabilidad han vivido cosas realmente difíciles de vivir.

Quizás esto sea algo común entre los seres humanos. Todos hemos pasado por cosas difíciles y dolorosas… y eventualmente hemos crecido con la experiencia y hemos podido compartir nuestros aprendizajes con los demás.

Todos alguna vez hemos sentido pena, ansiedad o hemos perdido a alguien muy cercano a nuestro corazón (ya sea por la muerte o por el término de una relación importante.)

En cierta medida, el ser humano tiene que pasar por estas experiencias dolorosas para poder ir encontrándose con él mismo, para descubrir el amor esencial que guarda en su corazón y para lograr ver y empatizar con el dolor que viven otros. 

El dolor no es único. No es una experiencia completamente atípica. Es parte de la condición humana. Esto no quiere decir que sea la emoción a la base de la experiencia del ser humano… sólo es una de ellas.

Hay mucho dolor en el mundo… pero también hay mucho amor. Lo importante es saber siempre encontrar el amor hasta en las experiencias más dolorosas.

Es por esto que es importante no juzgar a otros por sus acciones (las buenas y las malas), ya que nunca sabemos por qué están pasando…

Quizás alguien acaba de encontrar al amor de su vida y por eso ando con una sonrisa de oreja a oreja por el mundo.

O quizás alguien tiene a un familiar enfermo y está cansado, y por eso toca la bocina a otros conductores.

No es que nuestras emociones justifiquen nuestras acciones, sólo debemos aprender a ser compasivos con otros, ya que no sabemos por lo que pueden estar pasando.

Y cuando te encuentres con alguien que tiene un poquito de espacio extra en su corazón para todos los demás, reconoce que quizás llegaron a ser de esa manera debido a todo el dolor sufrido y sanado a lo largo de su vida.

Todos somos humanos, y estamos todos juntos en este camino.





viernes, 27 de noviembre de 2015

LAS PALABRAS TIENEN MAGIA: QUIEN PRONUNCIA LO QUE QUIERE, CONSIGUE LO QUE NECESITA

La “Magia de las Palabras”

Uno de los grandes descubrimientos de mi vida,  fue cuando conocí la “magia de las palabras”. Está demostrado que nuestras palabras están estrechamente relacionadas con nuestra actitud, y esta a su vez con nuestras creencias. La pregunta sería, ¿qué fue primero el huevo o la gallina? ¿Es mi actitud la que da lugar a mis palabras o son mis palabras las que condicionan mi actitud?

Sinceramente, creo que la influencia se da en las dos direcciones. La manera en que nos expresamos y como nos comunicamos está afectando a nuestra actitud, de igual forma la actitud que tenemos ante algo origina nuestra manera particular de comunicarnos.

El cuidado en el uso de nuestro lenguaje es una herramienta poderosísima para condicionar nuestros resultados en la vida, de la misma manera que observar como habla una persona, nos está dando muchas pistas sobre su sistema de creencias, muchas veces asentado a nivel subconsciente.

El uso que hacemos de nuestro lenguaje es una herramienta poderosísima para crear nuestros resultados en la vida.

Aquí y ahora, no voy a hablarte del poder de la comunicación, que es algo mucho más amplio. Saber comunicarse correctamente implica aspectos como, hacerse entender, entender a otros, comprender mejor lo que sucede, saber influenciar, crear conexión con tu interlocutor, fomentar el respeto, ganarse la confianza de los demás, etc.

Básicamente, el arte de la comunicación implica dominar tres aspectos: lo que decimos (palabras), como lo decimos (tono, etc.) y como actuamos (expresión corporal y facial). Hoy solo quiero centrarme en lo que decimos, en nuestras palabras, en como hablamos, en definitiva, en el uso que hacemos de nuestro lenguaje.

Si quieres algo, debes pedirlo
Lo primero que aprendí es que si quieres algo, debes pedirlo. ¿A que suena de evidente? Pues aunque te parezca extraño, muchas veces sucede todo lo contrario. Nos dedicamos a quejarnos y a decir lo que no queremos, y es entonces cuando nuestro cerebro se enfoca, precisamente en eso (en lo que no queremos) y abandona cualquier opción de centrarse en lo que realmente deseamos, perdiendo así muchos de los recursos que tenemos y podríamos utilizar para alcanzar nuestros deseos. Así de simple.

Neurológicamente, nuestro cerebro tiene unos mecanismos de funcionamiento muy claros, por ejemplo, no entiende los mensajes en negativo.

¿Qué quiero decirte con esto?

Si yo te digo que pienses en una galleta de chocolate, inmediatamente tu cerebro acudirá a los archivos donde tiene guardada su representación de lo que es una galleta de chocolate y la visualizarás. Pero si te digo que no pienses en un pastel de nata, tu cerebro prescinde del no, y busca es su archivo la representación que tú tienes de lo que es un pastel de nata y eso es precisamente lo que visualizarás. Ha omitido el no completamente. Se hizo un estudio con niños en un colegio y se vio que sustituir los carteles que indicaban no grites, por otros que decían habla en voz baja, era mucho más efectivo.

Cuando nos expresamos tenemos que poner especial cuidado en hablar en positivo, manifestando lo que realmente queremos y salir de la “actitud de la queja”, si lo que deseamos es que nuestra vida empiece a manifestar unos resultados positivos. Y tú, ¿cómo te expresas habitualmente?




miércoles, 25 de noviembre de 2015

NO ES LO QUE DICES, SINO CÓMO LO DICES

En “El principito” se dice que “el lenguaje es fuente de mal entendimiento”. La frase es muy sabia, si tomamos en cuenta que no es nada fácil convertir nuestros pensamientos en palabras y expresarlas de tal modo que nuestro interlocutor las comprenda completamente.

De hecho, nuestros mensajes nunca son comprendidos en un 100%. Si alguien dice, por ejemplo, “estoy enamorado”, se refiere a una realidad que difícilmente va a ser entendida por el otro totalmente.

“Estoy enamorado” puede ser sinónimo de estar ilusionado, haber logrado un vínculo muy estrecho con la pareja, o sentirse simplemente muy atraído por otra persona. Tendríamos que conocer mucho a alguien para saber qué dice cuando dice “estoy enamorado”.

                                   “Sea como fuere lo que pienses, creo que es mejor decirlo con buenas palabras.”
- William Shakespeare -

Así mismo, las palabras no son la única fuente de comunicación, pues son acompañadas por las actitudes, los gestos, las posturas. Se puede decir algo con la lengua y otra cosa totalmente opuesta con el tono, la mirada o la actitud en general. De ahí que aprender a comunicarnos sea un verdadero arte.

Lo que dices…

El mayor desafío de la comunicación se produce cuando hablamos de nuestro mundo interior. Especialmente de nuestros sentimientos, emociones o percepciones. Además de que no es fácil poner todo eso en palabras, resulta imposible desligarnos de los sentimientos, emociones y percepciones que podemos generar al decir algo. Para comunicar algo, siempre tomamos en cuenta la reacción que desatamos en quien nos escucha.

No nos comunicamos solamente para transmitir una información, sino que principalmente buscamos incidir de alguna manera en nuestros interlocutores. Queremos que nos crean, que nos admiren, que nos validen, que nos comprendan.

Pero a veces también buscamos que nos teman, nos obedezcan, nos permitan imponernos o que se sientan lastimados, heridos. A veces somos conscientes de esto y a veces no. Por extraño que parezca, en ocasiones nuestro propósito al comunicarnos es crear confusiones. No que nos entiendan, sino que dejen de entendernos.

Es precisamente la intención lo que define la esencia de cada mensaje. Se puede halagar a alguien para reconocer sus virtudes, pero también para adular a esa persona y hacerla más vulnerable a algún tipo de manipulación que queremos poner en marcha.

Esa intención, sin embargo, muchas veces no es clara ni siquiera para nosotros mismos. Pensamos que nuestro objetivo es “sacar a otro de su error”, pero no hemos considerado la posibilidad de que sea el otro quien tenga la razón.

Creemos que el propósito es desnudar nuestros sentimientos, pero ignoramos el hecho de que muy en el fondo lo que en realidad estamos buscando es compasión o reafirmación. Y si no las obtenernos, aseguramos que no comprendieron ni una letra de lo que dijimos.

Más allá de las palabras

La comunicación humana es un proceso complejo, que siempre tiene algún grado de equívoco. No depende solamente de las palabras que empleamos para decir las cosas (aunque estas son muy importantes), sino de un sinnúmero de circunstancias.

Hay que tomar en cuenta el momento, el lugar, el interlocutor. Pero principalmente tiene que haber un gran esfuerzo para asegurarnos, hasta donde sea posible, de que decimos realmente lo que queremos decir. Los seres humanos estamos comunicando todo el tiempo. Con la expresión de nuestro rostro, la forma en que nos vestimos, en que caminamos, nuestra mirada y un largo etcétera.

De este modo, buena parte de nuestros mensajes se libran en el plano del inconsciente. Cuando decimos que alguien nos “da mala espina”, es porque nos ha comunicado con sus gestos y actitudes que aparentemente no es confiable. Igual al contrario. Eso que comunicamos en todo momento de nosotros mismos genera el precedente para vínculos constructivos, destructivos o neutrales.

Los vínculos cotidianos, con el señor que nos vende la leche por ejemplo, estarán impregnados de sensaciones y emociones a las que probablemente no les demos mucha importancia. Pero cuando se trata de los grandes vínculos en nuestra vida, el tema de la comunicación se vuelve relevante.

Los vínculos estrechos están llenos de elementos comunicativos. Las palabras, los silencios, las miradas, todo en realidad tiene algún significado.

Es entonces cuando resulta más importante que nunca generar mecanismos para que los mensajes fluyan de una manera sana. Para lograrlo es importante erradicar ciertas fórmulas de comunicación y alimentar otras.

Básicamente es necesario aprender a comunicarnos desde el afecto. Aludir a lo que sentimos, de la manera más clara posible y evitar la desastrosa costumbre de referirnos a lo que siente el otro. ¿Cómo es que tú sabes que siente otra persona, si, seguramente, no conoces del todo lo que sientes tú mismo?

La comunicación agresiva siempre deja huellas profundas. Los únicos acompañantes de la ira deben ser el silencio y la pausa. Si no es así, es muy probable que deformemos lo que realmente queríamos decir.

La buena comunicación exige serenidad y pertinencia. Buscar el momento, el lugar y el estado de ánimo adecuado para tratar temas difíciles. Dejar fluir espontáneamente nuestros afectos cuando estamos tranquilos y abiertos a los demás.

En realidad, lo que entorpece la comunicación no es lo que dices, sino la forma como lo dices. Y lo que enriquece un vínculo importante es tener la delicadeza de escoger las mejores formas para decirnos y decirles a otros lo que sentimos y pensamos.




martes, 24 de noviembre de 2015

AMANDO A LA SOMBRA

Todos los seres humanos llevamos dentro dos fuerzas que se contraponen y que nosotros divorciamos porque mientras nos esforzamos por exaltar nuestro lado luminoso, escondemos las sombras y algunos hasta la niegan.

Para poder ser seres integrales debemos primero aprender a amar a nuestras sombras. Tenemos que desprogramarnos y borrar todo aquello que nuestra mente nos dice que somos. Nuestro programa está compuesto por la educación, la sociedad, la religión, la tradición familiar, etc. Al quitarnos todo aquello que NO somos quedamos desnudos frente a la realidad, a solas con nuestro yo.

Amamos nuestras luces y nos encanta ser alegres, piadosos, simpáticos, amistosos, generosos, exitosos y valorados… Pero odiamos ser egoístas, celosos, envidiosos, manipuladores, rencorosos, discriminadores... y por eso lo ocultamos… Pero la sombra sigue ahí, esperando el mínimo descuido para dejarnos en vergüenza.

Somos como una moneda que muestra solo una cara… Y oculta la otra. De esa forma siempre hay un lado oscuro para los demás… y lo que es peor… para nosotros mismos, porque nos negamos a aceptar ese espacio sombrío. Es así como la sombra se vuelve nuestra enemiga y vivimos en una constante lucha por derrocarla sin saber que así solo la estamos haciendo más fuerte…

Muchos viven la ilusión de ser personas totalmente buenas y ponen todo su esfuerzo en no salirse de ese molde y jamás se enojan (al menos en público), siempre están dispuestos para lo que se les solicite y les encanta que los demás recalquen lo buenas que ellas son. Otros viven la fantasía de ser malvados (a veces porque sus padres o sus profesores se han esforzado en hacérselos creer) y también ponen su máximo esfuerzo en mantener ese papel de villanos o descarriados…  Pero no existen las personas totalmente buenas ni completamente malas. Somos dueños de mucha luz, pero también de oscuridad. Todo en la vida tiene dos polaridades: bien y mal, luz y oscuridad, día y noche, yin y yang, calor y frío, etc. Integrar estas polaridades es siempre una tarea pendiente en nuestras vidas.

De nada sirve leer libros, hacer muchos cursos, meditar o volvernos  vegetarianos si no aprendemos a aceptar nuestra sombra y a amarnos en lo que somos. Ese el primer paso hacia la evolución de la conciencia. Si no somos capaces de abrazar a la sombra tampoco estaremos aptos para conocer y abrazar nuestra luz… por eso hoy atrévete a dar el primer paso y reconocer tu lado B... así muy pronto estarás en disposición de abrazar esa parte tuya y aprender a amarte como un ser humano integral.




lunes, 23 de noviembre de 2015

ACEPTAR LA SENSIBILIDAD ALTA COMO UN DON EN VEZ DE UN PROBLEMA

Las personas dotadas con una alta sensibilidad, absorben más información a través de sus sentidos, que la mayoría de otras personas. Eso las puede llevar a agotarse rápidamente, si es que no son conscientes de este don.

Estas personas son más abiertas a cada tipo de estímulo, recogen más impresiones a través de sus sentidos que otras personas y es por eso que muchas veces no se ven ni se aceptan como normales, ya que la sociedad no es capaz de comprenderlas. Para ellos, es necesario mantener un equilibrio y tratar de estar relajados.

¿Muy sensible para este mundo?

Las personas de alta sensibilidad parecen sentir y reflexionar de forma más profunda, tienen una vida interior muy compleja y muchas veces son introvertidos. Unos de los atributos más notables son el ser meticulosos, llevado casi a la perfección, su gran sentido de justicia y su conciencia social.

Eso los convierte en miembros muy valiosos dentro de la sociedad, si es que logran encontrar su lugar dentro de ella y si es que logran vivir de acuerdo a sus ideales.




domingo, 22 de noviembre de 2015

NO ABRAS LOS LABIOS SI LO QUE VAS A DECIR NO ES HERMOSO

¿No estáis un poco hartos de esas personas que sólo hablan para dañar? ¿Qué os parecen aquellos seres de cuya boca únicamente salen mentiras? ¿Y quiénes tratan de convencernos de que el blanco es negro, no resultan ya bastante cansinos?

A mí me hastía la cantidad de gente que solo hablar para hacer daño a los demás, o por el simple hecho de figurar, o tal vez porque necesitan que otros sepamos que están ahí. Sin embargo, el hastío que siento hacia esas personas está terminando por causar verdadera indignación en mi mente.

El silencio antes que la estupidez o la mentira

A todos esos seres que sienten la necesidad imperiosa de mentir constantemente, les pido por favor que lean el siguiente proverbio hindú. El silencio puede ser suficientemente bonito, en especial, cuando todo aquello que quieres contar no solo no es cierto, sino que además, no es interesante.

“Cuando hables, procura que tus palabras sean mejores que el silencio”
-Proverbio hindú-

Por tanto, dado que parece que las personas son cada día más habladoras, y sienten la necesidad de hacer uso de la comunicación negativa, les pido por favor que reflexionen antes de decir nada, y estudien bien sus palabras, porque si no son hermosas, constructivas o aportan algo de valor, tal vez no sea interesante escucharlas.

Además, me gustaría añadir el daño que ciertos usuarios hacen con el manejo de las redes sociales. Un mundo novedoso que muchos explotan para lanzar diatribas y barbaridades sin pensar en las consecuencias. Sin tener en cuenta que aquello que dicen y critican con crudeza, tal vez tenga un profundo poso de trabajo exhaustivo, esfuerzo participativo y pensamiento interno. Pero ellos lo avasallan sin piedad ni contemplaciones, pensando que la verdad absoluta está de su parte.

A todas esas personas que tienden a usar la palabra para mentir, dañar y criticar sin contemplaciones y sin aporte de valor alguno, piensen que en esos casos, es mucho mejor y más sabio hacer uso del silencio, o, en su defecto, decir algo hermoso, puesto que todos somos capaces de pronunciar frases bellas y bonitas, aunque no lo creamos.

“Hay personas silenciosas que son mucho más interesantes que los mejores oradores”
-Benjamin Disraeli-

Lo hermoso de la palabra

Por fortuna, los humanos tenemos el lenguaje a nuestra entera disposición. Del uso que hagamos de él dependerá qué queremos conseguir. Pero esta maravillosa herramienta de comunicación posee fantásticas palabras que podemos convertir en instrumentos verdaderamente hermosos:

¿No te parece bonito el uso que se puede hacer de la palabra para decirle a la persona a la que amas cuanto la quieres? ¿No te parece hermoso contarle a ese ser con el que compartes tu corazón cuán enamorado estás de él?
La familia y la amistad son dos elementos vitales de la vida de un gran número de personas. En esos seres queridos nos apoyamos cada vez que tenemos preocupaciones. Ellos nos tapan y protegen del frío. ¿No te parece hermoso usar la palabra para decirles cuán importantes son en tu vida?

Incluso en el terreno laboral, el lenguaje hermoso no ha de estar vetado. Un equipo de trabajo funcionará mucho mejor si el desarrollo personal y humano de cada componente es el adecuado. En este sentido, es mucho mejor motivarles de forma positiva, estar siempre atentos y crear un ambiente envidiable en el que compartir experiencias y responsabilidades.

El lenguaje es hermoso

El lenguaje, un don que los humanos hemos desarrollado durante siglos, es hermoso. Pero muchas personas se empeñan en pervertirlo, y hacer un uso torticero y malintencionado en pro de intereses poco claros y muy dañinos.

Pero, ¿qué necesidad hay de esto? ¿No es mucho más bonito disfrutar de la belleza que pervertirla? ¿No es más interesante una crítica positiva que aporte valor, que un comentario soez y malintencionado?

Dicho esto, les pido a todas esas gentes que parecen gozar haciendo daño con cada palabra que surge de sus labios, que dejen de usar el lenguaje para dañar, y comiencen a ver la parte brillante y benigna de cuánto pueden decir, pues es hermoso hablar buscando siempre el sentido positivo de la vida.

Fuente: https://lamenteesmaravillosa.com/no-abras-los-labios-lo-vas-decir-no-hermoso/


sábado, 21 de noviembre de 2015

NO ESPERES ENTENDER MI VIAJE SI NO HAS RECORRIDO MI CAMINO

No esperes que nadie entienda tu viaje si no ha tenido que recorrer tu camino y en el trayecto se ha visto obligado a usar tus zapatos y a contemplar la vida desde tu altura. Y que nadie espere comprenderlo al cien por cien, porque eso es imposible.

O sea, que lo que otras personas piensen sobre ti es su realidad, no la tuya. Los demás no conocen tu historia, no pueden vivir en tu piel ni sentir tus recuerdos. Esto es muy importante a la hora de cuidar nuestra salud emocional,  por eso debemos evitar dar crédito a las críticas y a los juicios sin fundamento de los demás…

Es decir, que tanto para evitar darle validez a los juicios ajenos como a la hora de hacernos entender tenemos que ser conscientes de que solo nosotros comprendemos completamente nuestro trayecto. Y, a veces, ni eso es posible…

A quien juzgue mi camino le presto mis zapatos

La consecuencia más directa de dar crédito a lo que los demás piensan y dicen de nosotros es que acabamos convirtiéndonos en alguien que no somos. Esto sucede porque al final acabamos queriendo inconscientemente complacer a otros a costa de sacrificar aquello que nos define.

Teniendo esto en cuenta tenemos que percatarnos de que preocupándonos por aquello que consideran los demás de nosotros perdemos tiempo y energía.

No obstante, en general los demás piensan sobre nosotros mucho menos de lo que creemos. Aunque pensemos que somos el centro de las miradas, lo más probable es que lo que hacemos no sea relevante para los que nos rodean.

Por eso debemos intentar vivir con naturalidad, dándole importancia a lo que sentimos e intentando sintonizar con nosotros mismos, pues al fin y al cabo son nuestros pies los únicos que recorren nuestro sendero.

Vive tu vida de la forma que quieras,
 no de la que los demás quieren que vivas.

Pero, ¿cómo son las personas que critican?

Detrás de una persona que enjuicia a los demás y que critica de manera destructiva hay ciertos problemas o características personales que sentencian su “descontento” con otras personas. Veamos algunas características:

Baja autoestima: es habitual que las personas con baja autoestima usen la crítica para mantener el control sobre su posición social o, incluso, para situarse en un buen lugar.

Daños emocionales: es posible que no reconozca que fue herido, que en un momento dado fue humillado o abandonado. Sin embargo, probablemente crea reconocer sus mismas heridas en los demás, etiquetando así las vivencias ajenas conforme a su realidad.

Ausencia de empatía: hay ocasiones en las que la empatía puede llegar a volatilizarse y las personas se envuelven en una coraza que justifica un tipo de crueldad que pretende ser “inocente”. Así, la persona completa sus propios vacíos criticando sin contemplaciones y haciendo uso del enjuiciamiento.

De todas formas se podría decir que prejuzgar es una característica innata del ser humano en la sociedad actual. Esto se debe a que en ocasiones nos resulta adaptativo hacerlo, pues nos protege de ciertos peligros relacionales que pueden atentar contra nuestro bienestar mental.

Sin embargo, generando ideas o imágenes rápidas de los demás o de nosotros mismos podemos cometer errores nefastos, los cuales en ocasiones se pagan muy caros a nivel emocional.  Por eso debemos procurar contenernos a la hora manejar nuestras impresiones y reflexionar antes de cometer una injusticia.

Cuando tampoco nos comprendemos a nosotros mismos

A veces ni siquiera nosotros mismos nos entendemos pero, sin embargo, no podemos evitar exigir que los demás tengan en cuenta nuestros sentimientos, nuestros pensamientos y nuestros deseos.

Así, como no tenemos la certeza necesaria para saber lo que otros sienten, no deberíamos juzgar ni dar validez a los juicios de los demás. Del mismo modo esto nos debería ayudar a tener en cuenta que no es posible que los demás se metan en nuestra piel porque las vivencias son solo nuestras.

Por eso, cuando no nos comprendemos ni a nosotros mismos es bueno y enriquecedor pararnos a pensar, repasar nuestro recorrido y ralentizar el paso hasta que reencontremos nuestro camino.

Lo bueno de esto es que ningún perdido se pierde. O sea, que cuanto más desconcertados nos sintamos, mayor probabilidad tendremos de ir recomponiendo el rompecabezas de nuestra vida. Eso sí, siempre teniendo en cuenta que nosotros somos los únicos que podemos poner en valor la comodidad de nuestros zapatos en nuestros pies.




viernes, 20 de noviembre de 2015

ESTO ES LO QUE EL AZÚCAR HACE AL SISTEMA INMUNOLÓGICO A NIVEL CELULAR

El cuerpo posee un sistema muy eficiente para protegerse de “invasores” externos, tales como los virus, las bacterias, los hongos, etc. La parte más importante del sistema inmunológico es la habilidad de identificar y destruir cualquier invasor que llegue adentro del organismo.

Y existe un hecho que usted probablemente no conozca sobre su sistema inmunológico, y esto es que comer cualquier tipo de azúcar tiene el potencial de reducir las defensas de su cuerpo en un 75% o más por un lapso de 4 a 6 horas.

Esta no es información nueva. En los años 70, el doctor Linus Pauling (uno de los más ilustres investigadores en el campo de la microbiología) descubrió que la vitamina C ayuda al cuerpo a combatir el resfrío común. Como parte de la misma investigación, el Dr. Pauling descubrió que el azúcar retarda el mismo proceso (de combatir el resfrío).

Esto es muy importante de saber, ya que utilizando esta información se puede prevenir enfermedades y ayudar drásticamente a curarse.

Ya que la idea de que el azúcar sea “mala” para el organismo es tan controversial, daremos un recorrido rápido y simplificado a través de su propio sistema inmunológico, para que vea lo que el doctor Pauling descubrió.

1. Cómo su cuerpo se deshace de los invasores

Las bacterias, los virus, etc. son literalmente tragados por una célula llamada “fagocitos”. Esta es una célula, tal como los glóbulos blancos, que cubre y absorbe los materiales de deshecho, microorganismos dañinos u otros cuerpos extraños en el torrente sanguíneo y en los tejidos.

2. La vitamina C

El doctor Pauling descubrió que los glóbulos blancos necesitan de la vitamina C para envolver y absorber los virus y las bacterias. De hecho, un glóbulo blanco contiene 50 veces la concentración de vitamina C que normalmente se encuentra en las demás células que lo rodean. Es así como el doctor Pauling reafirmó su teoría de que la ingestión de vitamina C ayuda contra el resfrío. Para seguir destruyendo bacterias y virus, los glóbulos blancos deben acumular vitamina C todo el tiempo para mantener esa concentración vitamínica tan alta. Así que la vitamina C se mueve todo el tiempo a través de las membranas celulares hacia dentro de los glóbulos blancos por todo el cuerpo. Es por eso que es importante mantener una cantidad lo suficientemente alta de vitamina C disponible en el cuerpo.

3. Azúcar

La glucosa (azúcar en su forma más simple, como se encuentra en los canales sanguíneos) y la vitamina C tienen una estructura química similar. Tan similar que cuando un glóbulo blanco trata de absorber más vitamina C de la sangre que la rodea, la glucosa puede ser absorbida por error. Si la concentración de glucosa en la sangre sobrepasa un cierto nivel, la concentración de “50 veces más de vitamina C” desciende por causa de la inmensa cantidad de glucosa que se está absorbiendo como sustituto de la vitamina C.

De hecho, con un nivel de azúcar de 120, la habilidad de los glóbulos blancos de destruir y absorber bacterias y virus disminuye en un 75%. Este nivel de azúcar en la sangre es alcanzado fácilmente por cualquier persona que consuma algo dulce (galletas, queque, golosinas, soda o hasta tomando jugo de frutas). Además, puede tomar de 4 a 6 horas para que se alcance la concentración de vitamina C óptima de “50 veces” en los glóbulos blancos.

Conclusión

Como puede ver, no es una gran idea comer cualquier tipo de azúcar si usted está enfermo, incluyendo el muy recomendable jugo de naranja (que en sí contiene mucha vitamina C, pero que no servirá si los glóbulos blancos no son capaces de absorberla).

Además, si estuviera participando en algún programa de Mejoramiento de la Salud de cualquier tipo, el azúcar sería su enemigo Nº 1. No importa si se está recuperando de una herida o si se trata de una enfermedad.

Investigación del Dr. Linus Pauling




jueves, 19 de noviembre de 2015

CÓMO SANÉ MIS HERIDAS Y FUI LIBRE EMOCIONALMENTE

A la hora de hablar de heridas emocionales no nos estamos refiriendo en exclusividad a los daños que pueden habernos hecho segundas personas.

También nosotros somos responsables de muchos de esos vacíos, de esas limitaciones personales.

Hay pensamientos que hacen daño, no hay que alimentar el ego ni aferrarnos al pasado para vivir sólo de las nostalgias, por ejemplo.

Nuestra actitud en ocasiones ante la vida, también erosiona nuestro alma y la forma en que nos relacionamos ante el mundo.

Sanar, corregir este tipo de construcciones internas es una forma de ser libre emocionalmente. Ahora bien, debemos en primer lugar hacer un sano ejercicio de reflexión y de clara voluntad de querer cambiar las cosas, pero desde nuestro propio interior.

Ahí donde reside la auténtica fuerza emocional.

Todos nosotros creemos tener una gran sensación de libertad, pero es falsa. Estamos controlados por nuestras creencias, a veces limitantes, por nuestras heridas emocionales, que nos encadenan… ¿Cómo podemos renacer emocionalmente para ser libres de verdad?

 Compartir Claves para conseguir la libertad emocional

En primer lugar hemos de tener claro que no todas las personas somos iguales, ni contamos con la misma “mochila” de experiencias vividas.

No obstante, a la hora de hablar de pensamientos y emociones que limitan nuestro crecimiento personal, y nuestra libertad, existen unos ejes básicos que merece la pena tener en cuenta para al menos, reflexionar en ellos.

Te invitamos a hacerlo con nosotros.

1. No temas al dolor emocional

El dolor, como el sufrimiento, no se puede esconder en un rincón secreto de nuestro cuerpo. Toda herida sangra, todo dolor emocional se llora, se grita o se siente en todo su abismo de soledad.

Tus emociones no son tus enemigas ni tampoco te definen. Es decir, puedes por ejemplo sentir el sufrimiento de la decepción en un momento muy puntual de tu vida, sin embargo, no toda tu existencia va a estar (ni debe estar) teñida por esa sensación.

El dolor se vive en “el aquí y ahora“, debe entenderse, comprenderse y gestionarse de la forma más saludable posible. De no hacerlo, de optar por esconder esas emociones estaremos encadenados de por vida, y nuestra libertad personal y emocional sólo será una ilusión.

2. Debes aprender a ser comprensivo contigo mismo/a

¿Has cometido un error? ¿Has invertido parte de tu tiempo y tu vida en una persona que, quizá, no lo merecía? No te castigues ni te etiquetes como “ingenuo/a”, ni aún menos como “fracasado/a”:

Ninguna vida que merezca la pena es indemne a los errores. Es más, todo aspecto que consideres como “error” es en realidad un  aprendizaje que asumir y una experiencia de la cual, puedes salir aún más fortalecido/a.

Sé comprensivo contigo mismo/a y entiende que lo último que debes hacer es gestar o alimentar un sentimiento de culpa ante lo sucedido.

La culpa arrastra, ahoga y envenena, es un claro enemigo para poder ser libre emocionalmente. Mantén una mente abierta capaz de aceptar toda vivencia, ya sea buena y mala, porque de eso se trata al fin y al cabo esto llamado vida.

Intenta despertar cada mañana con la ilusión renovada, ábrete a ti mismo/a y a los demás sabiendo que mereces ser feliz de nuevo, bloqueando ese torrente de pensamientos negativos que a veces, levantan nuestra propia cárcel mental.

Con cada esfuerzo que hagas, con cada paso que des por volver a ser feliz, será una forma de liberarte de los errores y la culpa. Alimenta ilusiones, evita nutrir decepciones.

3. No puedes cambiar a quien te hizo o te hace daño

Si tienes que convivir con una familia, unos padres, o unos hermanos que te hacen daño de algún modo, debes tener muy claro que no puedes cambiarlos. No puedes cambiar su forma de entender las cosas o su personalidad.

Ahora bien, para ser emocionalmente libre debes sanar su influencia en ti mismo/a. Tú eres lo que importa en este caso y tú quién está sufriendo.

Muchas de esas cosas que te han hecho en el pasado las has interiorizado, han hecho “costra” e incluso creado una herida invisible, y es ahí, donde están las cadenas.

Libérate, asume que ya no tienen por qué hacerte daño, intenta perdonar pero avanza a la vez poniendo límites.

Sana las palabras dichas o no dichas, sana el dolor de la decepción  o los desprecios, deja ir las cargas y a su vez, levanta la voz para dejar claro que ya no vas a ser víctima. Estás curado/a, has renacido y eres libre emocionalmente.

4. Sana tus raíces

¿A qué nos referimos con sanar nuestras raíces? Es sin duda un aspecto complejo que vertebra muchas áreas personales, muchas vivencias y conductos psicológicos, no obstante, basta con que tengas en cuenta estas dimensiones.

Reflexiona en ellas:

–Desactiva el ego en tu día a día, te permitirá tener una visión más amplia y libre de las cosas.

–No te sometas a las circunstancias ni tampoco te pelees con ellas fomentando el odio o el rencor. Evita los extremos porque las dos dimensiones te anclan y te arrastran. Mantén el equilibrio, la paz interior y prioriza tu libertad emocional por encima de todo.

–No te protejas bajo un positivismo poco objetivo. No se trata de dibujar sonrisas cuando lo que sentimos es una profunda tristeza, porque de ese modo lo que haces es embellecer las hojas de tu árbol sin tener en cuenta que tus raíces están enfermas.

–Siente tus emociones y gestiónalas de modo adecuado, porque de lo contrario te convertirás en una máscara muy alejada de como tú eres en realidad. El crecimiento personal requiere ser valiente e íntegro con uno mismo.

Huir del temor es temer. Luchar contra el dolor es doloroso. Tratar de ser valiente es estar asustado.
ALAN WATTS (filósofo británico 1915-1973)




miércoles, 18 de noviembre de 2015

10 IDEAS PARA REINVENTARSE Y LOGRAR LO QUE DESEAMOS

Nosotros somos capaces de diseñar nuestro propio mundo, con los colores, materiales y sentimientos que nos parezcan adecuados. Si a veces nos parece que la vida se nos ha escapado de las manos, siempre es posible volver a crearla: reinventándonos. En ocasiones es difícil tomar una nueva actitud, pero siempre se puede. Para esto les dejamos aquí 10 consejos que nos permitirán una mejor reinvención, con mayor fuerza y seguridad:

1. Empezar de nuevo y aprender de nuestros errores

Si la vida nos ha dado una mala experiencia, luego de aceptarlo y vivir las penas, tenemos que empezar de nuevo. La vida es cíclica, en ocasiones estaremos arriba y en otras abajo. Pero siempre hay que volver a subir, pues hay mucho esperándonos en la nueva etapa.

Todos no equivocamos, errar es humano. Y cuando la suerte ya está echada y no podemos revertir lo ocurrido, solo nos queda aprender . No vale la pena desgastarnos por la culpa, ya que esta solo nos paraliza, en cambio si aprendemos de nuestros errores, avanzamos.

2. Mira por ti. Tú eres el primero

Es crucial pensar en los otros y querer siempre ser empáticos, pero no tenemos que dejarnos de lado. No es posible complacer a todo el mundo, y en ocasiones hay que saber decir que no. Lo importante es llegar a un término justo entre lo que entregamos y lo que nos llega desde afuera. Nuestra felicidad transita entre lo que damos y lo que recibimos, pero debe nacer primero de nuestro interior.

3. Piensa en lo bueno que tienes

Muchas veces nos centramos en la frase “Que mala suerte tengo”, u “otra vez me ha pasado lo mismo”. En lugar de mantener ese pensamiento, sería bueno pensar en lo bueno que tenemos ¿Nunca te has levantado y te has preguntado por ejemplo puedo ver, oler, sentir? Miremos a nuestro alrededor y nos sorprenderemos.

4. Decide tú cambiar las cosas

Si las cosas no cambian ¿Por qué no empezamos a cambiarlas nosotros mismos? Comencemos de a poquito a hacer todo aquello que siempre hemos deseado hacer y que aún no hemos podido concretar. Tomemos el impulso y concretemos, con esta actitud ya tenemos la mitad de la tarea lograda.

5. Recarga las pilas, anula el estrés

No permitas que el estrés se instale en ti. Suele ir cargado de pensamientos negativos y preocupaciones sobre el futuro o el pasado. Distrae tu atención haciendo alguna actividad, practicando meditación o simplemente, observando cómo te sientes para profundizar más en ti.

6. Una sonrisa

¿Sabías que tan solo con cambiar el gesto de nuestra cara cambiamos la actitud? Si es tan fácil ¿Por qué no probar? Podemos comenzar a cambiar nuestros gestos, y dar mayor cabida a aquellos que nos suben el ánimo. Familiarizarnos con una sonrisa, hacerla propia, y de ahí proyectarla al mundo.

7. Duerme bien

El sueño es un gran aliado del buen humor, de las energías y de la actitud positiva. Intentemos siempre dormir bien y lo suficiente. Cuando vayamos a dormir desconectémonos de las preocupaciones, descansemos, nos merecemos este espacio. Y ya verán como al día siguiente todo nos parece mejor.

8. Usa tus conversaciones interiores

Tener un diálogo interno positivo en nuestro interior reafirma la proyección que hacemos hacia el exterior. La forma en la que nos hablamos dice mucho sobre cómo nos tratamos y valoramos, por esta razón hay que reforzar el diálogo interior, este monólogo debe proyectar sobre el espejo la mejor de las imágenes.

9. Si lo puedes imaginar, lo puedes crear

Se dice que tanto el lenguaje como el pensamiento crean realidad, entonces si es así, también podemos crear realidad con lo que imaginamos. Basta con creernos lo que estamos imaginando, y ya teniéndolo claro, le damos forma y buscamos las posibilidades para llevarlo a cabo. Así se han cumplido muchos de los grandes sueños de la humanidad.

10. No hay felicidad sin el otro

Sé bueno con los demás. Ser altruista nos hace sentir mucho mejor sin duda, practiquémoslo. Tal como señalábamos al principio tenemos que comenzar por nosotros mismos para luego dar a los otros. No hay felicidad si no es compartida.


Fuente: http://elvasomediolleno.guru/consejos/10-ideas-para-reinventarse-y-lograr-lo-que-deseamos/