EFECTOS DEL ESTRÉS
SOBRE LA SALUD
En los tiempos modernos, vivir libres de estrés parece una
utopía. Pero, mientras que ciertos niveles de estrés son respuestas adaptativas
a las circunstancias y se consideran normales, el estrés crónico o muy intenso
es un estado de activación del sistema nervioso que está asociado con varias
enfermedades a largo plazo.
No podemos estar viviendo en un estado de estrés continuo o
nuestro cuerpo al final nos lo recordará, avisándonos. Por ello, cuidarnos de
padecer estrés es bueno para nuestra salud.
Qué es el estrés y
para qué sirve
El estrés es una respuesta que dispara el cerebro cuando
percibe una demanda del exterior, como puede ser una fecha límite para entregar
un trabajo o una amenaza de robo ante la que hay que huir corriendo. Las
personas, debido a nuestra capacidad de imaginación, también podemos sufrir
estrés por pensamientos que no necesariamente son reales.
“La voz del ego altera constantemente el estado natural de bienestar
del cuerpo. Casi todo cuerpo humano está sometido a una gran cantidad de
presión y estrés, no porque esté amenazado por algún factor externo, sino por
la acción interior de la mente”
- Eckhart Tolle –
El estrés puntual, el que se produce ante un estímulo
concreto que debemos resolver es positivo puesto que pone a nuestro cuerpo en
un estado de activación que permite reaccionar con mayor rapidez y energía,
concentrarse más, etc. Se trata de una tensión que se prepara para la
actuación.
Sin embargo, los estados de estrés crónico hacen que la
activación permanente causada por un constante flujo hormonal acabe gastando en
exceso nuestra energía, nos desajuste hormonalmente y, como consecuencia, se
generen estados que deterioran nuestra salud global.
Efectos del estrés
sobre la salud
A continuación nombramos los principales efectos del
estrés sobre nuestra salud. Aunque tenemos que tener claro que el estrés es una
confluencia de factores.
Depresión y ansiedad:
el estrés crónico de larga duración puede ocasionar estados de depresión y
ansiedad debido al desajuste hormonal y al desgaste energético que supone.
Problemas de piel y
caída de cabello: erupciones cutáneas como el acné o los eccemas pueden ser
originados por estados de estrés; otras afecciones como dermatitis atópicas o
psoriasis se agudizan y empeoran debido al estrés. Además de esto, el estrés
puede ocasionar la caída excesiva de pelo, que en algunos casos puede
desembocar en calvicie total.
Problemas menstruales:
el estrés está íntimamente relacionado con las hormonas, cuyo desequilibrio
prolongado puede ocasionar problemas menstruales, desde reglas intensamente
dolorosas a irregularidades en el ciclo menstrual; en casos graves la
menstruación puede llegar a desaparecer.
Problemas digestivos:
el estrés altera el funcionamiento del sistema digestivo; hace las digestiones
pesadas, el típico “todo me sienta mal”, desregula el tránsito intestinal y,
además, está muy relacionado con la aparición de úlceras estomacales, ya que
incrementa la producción de los ácidos digestivos que potencian este tipo de
problemas.
Problemas de sueño:
como todos hemos experimentado alguna vez, las situaciones estresantes impiden
conciliar el sueño o nos hacen despertarnos a media noche sin poder volver a
dormirnos; los problemas de insomnio no solo son negativos por sí mismos, sino
que suponen un desgaste extra, ya que la imposibilidad de dormir bien afecta al
desempeño de todas las tareas durante las horas diurnas.
Problemas arteriales
y cardíacos: el estrés prolongado está relacionado con enfermedades tan
graves como la hipertensión y las enfermedades coronarias; aunque estos efectos
son a largo plazo, son realmente graves y deben alertarnos sobre lo necesario
que es disminuir el estrés.
Problemas de peso:
a menudo los estados de estrés nos incitan a comer compulsivamente, a lo que se
le añade que el cerebro deja de percibir correctamente las señales que indican
que estamos saciados, es por eso que el estrés se relaciona con problemas de
sobrepeso e incluso diabetes.
Qué puedes hacer para
disminuir el estrés
Dependiendo de la situación que lo genera y de la tendencia
a la ansiedad de cada persona, el estrés puede ser algo muy difícil de
erradicar por completo, sin embargo, siempre hay cosas que podemos hacer para
reducirlo al máximo.
El deporte es un gran aliado contra el estrés. Practicar
cualquier deporte destensiona y libera energías que de otra manera se quedan
dentro desgastando nuestros recursos. El simple hecho de caminar dos o tres
veces por semana ya marca una gran diferencia, aunque un deporte de más
intensidad es más efectivo.
Otro de los aspectos más importantes que tener en cuenta a
la hora de lidiar con el estrés es la dieta. Llevar una dieta sana y
equilibrada, especialmente rica en ácidos grasos omega 3 (como los que se
encuentran en el pescado), ayuda a disminuir el estrés, ya que un cuerpo bien
nutrido es un cuerpo mejor regulado.
La práctica de actividades relajantes como el mindfulness,
la meditación, el yoga o técnicas psicológicas de relajación son muy
beneficiosas para reducir al máximo el estrés. A veces, buscar tiempo para uno
mismo, tomar un baño, pasear…, ya marca la diferencia.
Acompañarnos de nuestros seres queridos y de personas que
suponen un apoyo psicológico en los momentos duros o que nos generan ansiedad
es otro de los aspectos indispensables para gestionar el estrés. Después de una
tarde con un buen amigo o un familiar que te hace sentir acogido los niveles de
estrés disminuyen considerablemente. Además, está demostrado científicamente
que el contacto físico y las muestras de cariño mejoran la salud de las
personas que sufren ansiedad o depresión.
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