LAS PERSONAS
COMPASIVAS TIENEN UNA COSA EN COMÚN: HAN PASADO POR COSAS DIFÍCILES
Jordan Grey nos cuenta la siguiente anécdota:
Estaba en un retiro en Colorado con treinta personas más.
Cada una de esas personas había sido escogida bajo el
importante criterio de que fueran emprendedores que estuvieran cambiando el
mundo desde su área de trabajo.
Había una mujer en particular hacia la cual sentía una
atracción, no del tipo física, sino por su presencia.
Siendo yo, siempre el observador… rara vez el que entabla
la conversación, la miré en la distancia durante los primeros dos días del
evento.
La vi interactuando con todo el mundo con un trato amable,
profundo y genuino. Después de observarla lo suficiente sin haberle dicho más
que un puñado de palabras en todo el fin de semana, me sentí preparado para
preguntarle lo que había querido preguntarle desde que la vi interactuando por
primera vez con las personas a su alrededor.
Me acerqué a ella y haciendo un gesto que apuntaba a su
“todo” le pregunté: ¿cómo llegaste a ser de esta manera?
‘De esta manera’ significaba amable, compasiva y con una
gran fuerza de amor que fluía naturalmente.
Ella intuitivamente sabía a lo que me refería con mi
pregunta, se tomó un tiempo para responder… un largo tiempo. Luego rompió el
silencio diciendo algo que me da vueltas en la cabeza hasta el día de hoy.
Después de un largo respiro, me miró a los ojos
penetrantemente y me dijo: “Fue ganado
duramente”.
Eso era. Eso era todo lo que tenía que decir. Fue ganado
duramente.
La profundidad de su forma de ser compasiva vino del todo del
dolor sufrido y sanado a través de largas décadas de trabajo sobre sí misma. Y está lejos de ser alguien poco común.
Todas las grandes personas que he conocido en mi vida han
experimentado grandes dolores y penas. Todos han pasado por cosas que serían
difíciles para cualquiera.
Todas las personas que he conocido que tienen esta gran aura
de amor, compasión y amabilidad han vivido cosas realmente difíciles de vivir.
Quizás esto sea algo común entre los seres humanos. Todos
hemos pasado por cosas difíciles y dolorosas… y eventualmente hemos crecido con
la experiencia y hemos podido compartir nuestros aprendizajes con los demás.
Todos alguna vez hemos sentido pena, ansiedad o hemos
perdido a alguien muy cercano a nuestro corazón (ya sea por la muerte o por el
término de una relación importante.)
En cierta medida, el ser humano tiene que pasar por estas
experiencias dolorosas para poder ir encontrándose con él mismo, para descubrir
el amor esencial que guarda en su corazón y para lograr ver y empatizar con el
dolor que viven otros.
El dolor no es único. No es una experiencia completamente
atípica. Es parte de la condición humana. Esto no quiere decir que sea la
emoción a la base de la experiencia del ser humano… sólo es una de ellas.
Hay mucho dolor en el mundo… pero también hay mucho amor. Lo
importante es saber siempre encontrar el amor hasta en las experiencias más
dolorosas.
Es por esto que es importante no juzgar a otros por sus
acciones (las buenas y las malas), ya que nunca sabemos por qué están pasando…
Quizás alguien acaba de encontrar al amor de su vida y por
eso ando con una sonrisa de oreja a oreja por el mundo.
O quizás alguien tiene a un familiar enfermo y está cansado,
y por eso toca la bocina a otros conductores.
No es que nuestras emociones justifiquen nuestras acciones,
sólo debemos aprender a ser compasivos con otros, ya que no sabemos por lo que
pueden estar pasando.
Y cuando te encuentres con alguien que tiene un poquito de espacio
extra en su corazón para todos los demás, reconoce que quizás llegaron a ser de
esa manera debido a todo el dolor sufrido y sanado a lo largo de su vida.
Todos somos humanos, y estamos todos juntos en este camino.
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