LA LECTURA TAMBIÉN
OFRECE SENTIDO A MI EXISTENCIA
Yo soy muchas cosas, soy alguien que aprende a vivir con
humildad enriqueciéndome cada día. Soy también quien camina por un sendero
complejo llamado existencia intentando aprender de mis errores, de mis
triunfos…
Me rodeo de los míos, aprecio el aquí y ahora, me doy
licencias, caprichos y abrazo con fuerza mi realidad, a la vez que me deleito
de mis noches de lectura para vivir otras vidas, para calzarme otros zapatos.
Porque también los libros forman parte de mi existencia.
La lectura es una forma de felicidad que está solo al alcance de las
mentes más libres. Aquellos capaces de desvestirse de sus preocupaciones
diarias para atravesar la cerradura del conocimiento, de la pasión, del deleite
y el más sublime de los misterios.
Quien ama la lectura adora el olor de los libros, y quien
adora leer siempre cierra con tristeza la última página de ese ejemplar que
acaba de terminar. Ahora bien, esa pena no es permanente, porque por cada
novela terminada hay mil mundos esperándonos en esas páginas teñidas por mares
de letras.
Eres tus experiencias
y todas tus lecturas
¿Lo dudabas? Como ávido lector que sin duda eres, debes
saber que tu identidad, tu personalidad y tu razón de ser, no se ha forjado
solo por todas tus experiencias. Tus horas de lectura también te han esculpido
hasta formar la persona auténtica que eres ahora.
La lectura es una mansión con múltiples ventanas. Quien es curioso y se
atreve a asomarse a todas ellas para observar con calma, obtendrá ese
aprendizaje de la vida que no deja marcas de dolor, sino huellas de
conocimiento.
Si hay algo que también tenemos claro es el modo en que
llegamos a los libros. Puede que te aficionaras porque lo veías en casa, porque
tus padres fueron tu referente. También es muy posible que quedarás envenenado
para siempre de un título en particular, y que de alguna forma, te abriera las
puertas hacia ese placer indiscutible que es la lectura.
De hecho, es común que recordemos con especial cariño esas
primeras novelas de infancia o adolescencia. Descubrimientos inolvidables que
forjan lo que somos. Sabemos que nos gusta leer, que nuestra casa se ha quedado
ya pequeña ante todos esos torreones de novelas donde el tiempo y el polvo no
les resta brillo alguno, pero… ¿Te has parado a pensar en todo lo que hacen por
ti los libros?
La lectura es una forma de libertad cotidiana que nos ofrece
refugio ante el estrés o las preocupaciones.
Leer es un modo muy efectivo de acumular reserva cognitiva.
El día de mañana dispondremos de un cerebro lleno de múltiples conexiones tan
fuertes como el mejor de los músculos, capaz de disminuir el impacto de
posibles demencias.
El placer de la lectura es la mejor herencia que podemos
ofrecerles a nuestros hijos.
Los libros nos roban lágrimas, sonrisas e incluso nos
infunden el placer del terror… No obstante, agradecemos todas estas emociones
intensas porque es también una forma de vida. Parte de nuestra existencia.
Muchos piensan que quien se pasa el día leyendo huye de la
realidad. No es cierto. Quien no lee huye del propio conocimiento y es esclavo
de sus propias limitaciones.
La lectura es una
excelente terapia en el día a día
Todos sentimos vacíos, todos atravesamos instantes difíciles
y experimentamos esas dudas existenciales que quienes nos rodean, no siempre
nos pueden resolver. Los libros son una fuente accesible a muchas de esas
cuestiones que pueden servirnos como auténticas herramientas terapéuticas.
Si sientes dudas, si deseas adquirir conocimiento, no te limites a
encontrar respuesta en un único libro. Acude a todos los que estén a tu alcance
y afina el sentido crítico. En ocasiones, no hay una única verdad, sino la que
nosotros necesitamos en un momento dado y obtengamos.
La lectura es una forma de cuestionarnos a nosotros mismos.
En ocasiones, ponernos en la piel de otros personajes nos ayuda a plantearnos
situaciones, comentarios y actitudes.
La vida nos ofrece experiencia y aprendizajes, pero los
libros son baúles de conocimiento cotidianos desde los cuales, contrastar
información, datos y sobre todo, emociones.
Toda emoción experimentada en la hoja de un libro es una
huella en nuestro cerebro capaz de perdurar para siempre. Nos enseñan, nos
sacuden y nos obligan a veces a ver la realidad con otros ojos.
Leer es también una invitación a la vida. Y ahí está una de
sus maravillas terapéuticas. Nos puede sacar de nuestras tristezas cotidianas
para hacernos sentir curiosidad por cosas que hasta entonces, no nos habíamos
planteado.
Los libros ayudan a los niños a madurar y a los adultos a
ser niños de nuevo. Son una llave sencilla que poder guardar en el bolso cuando
cogemos el autobús, son nuestros amigos de mesilla, y los compañeros idóneos en
noches de tormenta.
La lectura abre tus ojos, enciende tu mente y hace vibrar tu
corazón, es el legado más noble que la humanidad ha dejado a los suyos y que a
su vez, debemos trasmitir a los nuestros. Es una aventura apasionante que nunca
termina.
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