LAS PERSONAS NO CAMBIAN, EN REALIDAD NUNCA
FUERON COMO CREÍAS
No sabes muy
bien cómo ocurre, pero un buen día, en el acto más sencillo y mundano, acabas
abriendo los ojos. Puede que lleves 5 meses o 5 años con una persona, pero de
pronto, te das cuenta de cómo es en realidad. Con toda su crudeza.
Y es ahí
donde se rompen muchos de tus sueños, ahí donde se escapan en finas hebras la
mayoría de tus ilusiones y esperanzas. Porque has vivido con la máscara de la
fascinación o de un amor ciego que te impedía apreciar la auténtica verdad.
Nadie puede conocer en
profundidad a las personas. Requiere tiempo, complicidad e instantes clave que
nos abren los ojos. Hasta que eso ocurre, muchas veces tendemos a idealizarlas
o atribuirles dimensiones extraordinarias; pero poco a poco, van cayendo los
velos…
Está claro
que en ocasiones, sí que es cierto que las personas pueden cambiar. Nos cambian
las circunstancias, las experiencias vividas… No obstante, todos nosotros
disponemos de una esencia inconfundible, de un tipo de personalidad, integridad
y valores que suelen ser constantes en el tiempo.
En nuestra
mano está saber darnos cuenta a tiempo, saber leer en los gestos, saber intuir
en las palabras, saber deducir en los actos.
En ocasiones
el amor es un mal filtro a la hora de ser objetivos, pero ello no quita que
como siempre, debamos mantener el corazón abierto y los pies en el suelo.
Amarrados a las raíces del equilibrio y la autoprotección.
Las personas no cambian, pero se enmascaran
Al principio
todos nos esforzamos por encajar. Son muchas las personas que por ejemplo,
intentan cuadrar sus aristas y vacíos particulares con los de sus parejas para
que todo sea armónico, perfecto casi…
Ahora bien, muchas de
esas uniones se consiguen enmascarando o disimulando carencias propias. O más
aún, mostrando virtudes que no son ciertas. Nosotros, por nuestra parte, vemos
a la pareja como “un todo” casi idílico sin apreciar máscara alguna
Tarde o
temprano aparece la primera decepción. No sabemos cómo, ni entendemos cómo la
otra persona ha sido capaz de hacer o decir tal cosa, sin embargo, ha ocurrido
y no podemos hacer nada por cambiarlo.
Poco a poco
van surgiendo esas situaciones tan reveladoras donde se pone a prueba a las
personas. Ahí donde se demuestra su verdadera esencia, su auténtica
personalidad.
¿Qué es lo
que ha ocurrido? ¿Cómo pueden ser tan diferentes de cómo eran al principio a lo
que estamos experimentando ahora? Debemos aceptarlo: no es que hayan cambiado
de la noche a la mañana. En realidad, hay personas que no son como creíamos en
un principio.
Y el
descubrimiento suele ser desolador.
Nuestra resistencia a ver la verdad sobre
las personas queridas
¿Cómo
aceptar que la persona a quien queremos no es como pensábamos en un
principio? Lo creas o no este tipo de
situaciones son realidades muy comunes en el día a día, y de hecho no surgen
solo a nivel de pareja. Ocurre también entre amistades e incluso entre muchos
vínculos familiares.
Las personas no cambian
de la noche a la mañana, ni tampoco suelen cambiar con el tiempo. En realidad,
es el propio tiempo el que te permite ver la verdad.
No existe
una fórmula mágica que nos permita ver al segundo cómo son en realidad las
personas. De hecho, muchas veces ni siquiera ellas lo saben. Se necesita
compartir momentos, experimentar vivencias para que sea la propia vida quien
saque a la luz las propias oscuridades y bellezas interiores.
Ahora bien,
a pesar de ser complicado, hay una serie de aspectos que deberíamos tener en
cuenta:
Evita ser tú quien lleve una venda en los
ojos
Si ya es
común que muchas personas vayan por los salones de la vida cubiertos por sus
propias máscaras de seducción virginal, no vale la pena que nosotros, vayamos
también con una venda en los ojos.
Evita
idealizar. Saca conclusiones a través de las palabras, de los actos, de los
gestos y también de los silencios. A una persona se la conoce no por las
pancartas que ella misma se corona, sino por los detalles que tú mismo puedes
intuir.
No esperes que cambien por ti
Este es un
error en el que muchos solemos caer. En ocasiones, puede ocurrir que sepamos de
antemano cómo es una persona. Conocemos sus defectos, sabemos que puede
hacernos daño… Sin embargo, nos decimos aquello de “con nosotros va a ser diferente: cambiarán”.
Y sin
embargo no ocurre, no es frecuente que las personas lleguen a cambiar su forma
de ser, sus costumbres, sus necesidades, sus matices. Seguiremos aguardando una
espera inútil en la que se mina nuestra autoestima y nuestras esperanzas. Es
algo peligroso.
El problema de las
personas sinceras es que piensan que los demás también lo son. Por eso nos
cuesta tanto ver que esconden los demás bajo sus máscaras.
Fuente: http://rincondeltibet.com/blog/p-las-personas-no-cambian-en-realidad-nunca-fueron-como-creias-8256
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