¿POR QUÉ FUERTEVENTURA ES LA MEJOR ISLA DE
ESPAÑA?
Nunca es
fácil elegir de entre lo muy bueno, lo mejor. Y eso es lo que ocurre cuando se
trata de escoger la mejor isla de España. Ser la envidia de medio mundo en
cuanto a destinos isleños es lo que tiene. Por eso una buena opción es que
decida un jurado lo suficientemente amplio como para que haya consenso. Por
ejemplo, los propios viajeros y usuarios del portal de viajes más grande del
mundo, Trip Advisor.
Ellos son
quienes han decidido que la espectacular Fuerteventura es la mejor isla de
España para este 2015. Y no sólo eso: uno de sus municipios, La Oliva, fue
votado unas semanas antes como el segundo mejor destino del país, sólo por
detrás de Barcelona.
¿Qué tiene
Fuerteventura para volver locos a familias, singles, parejas sin hijos, grupos
de amigos, jubilados con animales de compañía y todas las combinaciones de
viajeros que se os pasen por la cabeza? Para empezar, precisamente eso: que se
trata de una isla tan ecléctica que todo el mundo es más que bienvenido. La
fama de auténtico paraíso que cosechaba entre los amantes de los deportes
acuáticos y los ecoturistas se trasladó enseguida al resto de tribus, urbanas y
campestres, así que hay sitio para todos.
Fuerteventura, auténtica y salvaje
Para seguir,
que a pesar del boom turístico, Fuerteventura mantiene ese aire de isla
auténtica y salvaje, donde guris y locales se cruzan sin problema mientras
ambos mantienen sus costumbres. Y para terminar, que tiene algunos de los
paisajes más alucinantes que veréis jamás. Tanto que para protegerlos hace ya 6
años que la UNESCO declaró la isla al completo Reserva de la Biosfera. Pero ahí
no acaban sus atractivos. La lista es tan larga que necesitaríamos un rato de
los largos para no dejarnos nada en el tintero. De momento, ahí va un
aperitivo.
Desde el
norte hasta el sur, o desde Corralejo hasta la península de Jandía, la cantidad
de espectaculares playas que dibujan la isla es uno de los principales
reclamos. Disfrutarlas es un regalazo de los de verdad porque hay pocas playas
tan alucinantes como estas, de arena fina dorada y aguas color turquesa. ¿Lo
mejor? Que el ‘catálogo’ es tan amplio que hay para todos los gustos: con
dunas, sin ellas, con olas, en calma... Pero ninguna abarrotada y todas
prácticamente vírgenes. Hay quienes tienen su paraíso en la extraordinaria
Cofete, otros lo sitúan en las playas de El Cotillo, también están los que
prefieren alguna de las situadas en el Parque Natural Grandes Dunas de
Corralejo, los que se declaran verdaderos amantes de la isla de Lobos, a apenas
dos kilómetros... En el sitio web oficial de Turismo de Fuerteventura
encontrarás una buena guía para elegir. Sólo podemos añadir que incluso los
poco amigos del mar y la arena acaban convirtiéndose y rindiéndose a la
evidencia: si el paraíso existe, debe encontrarse por aquí cerca.
Dicen los
aficionados a la astronomía que hay pocos cielos como el de Fuerteventura. De
hecho, la posibilidad de poder contemplar aquí la Vía Láctea abarrotada de
estrellas fue la culpable de que la UNESCO iniciara el procedimiento para
convertir esta isla en Reserva Star Light, mención con la que se reconocen
aquellos puntos del planeta donde las condiciones de iluminación natural y
nitidez del cielo nocturno son perfectas para contemplar el cielo estrellado.
Quizá por eso a Fuerteventura la tradición de mirar las estrellas le viene de
lejos: cuentan que los primeros habitantes de la isla dejaron sus huellas en la
montaña de Tindaya en forma de podomorfos orientados no sólo a elementos del
paisaje terrestre sino también del paisaje celeste.
Aunque casi
siempre que se escucha algo sobre Fuerteventura está relacionado con deportes
acuáticos o playas, también es buen destino para los aficionados a los
volcanes. De hecho, es el origen volcánico de la isla el que ha hecho de ella
un lugar con una orografía tan original. Desde la localidad norteña de Lajares
en dirección Corralejo hay una serie de volcanes alineados entre los que se
encuentra un cráter casi perfecto, de nada menos que 70 metros de profundidad,
cuyo acceso es muy sencillo además de libre. Al llegar a la cima encontrarás
unas impresionantes vistas que merecen mucho la pena hasta para los que
sufrimos cierto vértigo. Palabra de miedosa a las alturas.
Otra virtud
más o menos desconocida de esta isla es que se disfruta y mucho al sentarse a
la mesa. Nada de comida rápida para engañar el estómago sin más. A pesar de que
el turismo extranjero tiene una buena cuota de representación, los restaurantes
autóctonos se mantienen y miman mucho al cliente. Entre los imprescindibles de
la gastronomía majorera se encuentran sus riquísimos quesos, la carne de
cabrito, el sancocho, el gofio, las papas... Y además, a precios más que
económicos. ¿Qué más se puede pedir?
No hay comentarios:
Publicar un comentario