EL SAGRADO INSTANTE EN QUE DEJAS DE PENSAR
Hay un espacio sagrado
entre la lluvia de pensamientos que ocupan tu mente. Por esos diminutos
espacios es por donde se cuela la luz del universo y te hace ser brillante.
Esos
instantes de silencio entre pensamientos son donde las grandes decisiones
aparecen. Esos pequeños instantes en que pasas de un pensamiento repetitivo al
siguiente pensamiento repetitivo, son los momentos sutiles donde tu mente se
abre a recibir toda la información limpia del universo.
Cuando
piensas, no sabes que casi nunca piensas. No eres consciente de tu
inconsciencia.
Cuando crees
que piensas, no estás pensando, estás reproduciendo el recuerdo de un
pensamiento viejo que tuviste hace mucho tiempo. Un pensamiento que lo más
seguro es que no sea ni tuyo.
Lo que crees
que son tus pensamientos son las asociaciones y respuestas condicionadas que
tienes ante las cosas que observas. Pensamientos que ya existen antes de ser
pensados. Pensamientos que responden a los patrones que has asimilado desde el
día en que naciste. Estos patrones están construidos con creencias, formas
parciales de observar, juicios ante cada hecho o situación; han sido
implantados en ti por tu familia, tu entorno, tus amistades y, actualmente, por
los medios masivos de desinformación que tienen por fin mantenerte en estado de
hipnosis.
Tu pensar es
una tragedia para ti. Tu pensamiento es un ruido constante que te atormenta
aunque busques la paz en un desierto de silencio. Y lo peor es que tú crees que
eres tus pensamientos.
La buena
noticia para ti es que hay un espacio entre cada pensamiento, tan estrecho que
parece invisible ante la lluvia de pensamientos recurrentes que van dejando
estelas de basura llenando los huecos de luz. Puedes hacer limpieza. Ha llegado
la hora de limpiar la basura.
Situarte
como observador de tus pensamientos, como el ser verdadero que puede
distanciarse del muñeco pensador y contemplarlo. Apenas descubras que puedes
observar a la máquina de pensar, que puedes pensar al pensador, te darás cuenta
de que tú no eras ese que creías ser. Podrás dejar caer tu personaje. Podrás
vaciar tu pensamiento de contenidos inútiles, ociosos y destructivos. Podrás
ponerte a contar cuantas veces has tenido ese mismo pensamiento en el día de
hoy, y cuantas ayer. Te sorprenderá la cuenta. Y te darás cuenta de que no has
solucionado nada con tanto pensamiento estéril. Ya es hora de dejar de pensar,
de irte al campo a contemplar una hoja de un árbol sin ninguna otra ocupación.
En ese momento, es posible que por fin aparezca como de la nada la solución a
eso que tanto te angustia.
Cuando dejes
de pensar a lo loco, podrás empezar a pensar de verdad. No se trata de dejar de
pensar, se trata, en realidad, de empezar a pensar. Se trata de disfrutar de tu
mente. Tu mente es maravillosa y la tienes inutilizada de tanto uso.
Cuando
empieces a dejar más espacio entre los pensamientos, estarás abriendo el
espacio para que entre la luz del universo que posee toda la información. Y
allí, con todo ese espacio libre, podrás usar tu mente para elaborar
pensamientos reales, pensamientos inteligentes, pensamientos lúcidos,
pensamientos deslumbrantes.
Siéntate a
meditar. Prepara la comida en meditación. Camina meditando. Corre, salta y haz
el amor en una meditación continua y permanente. Allí, por fin, tu verdadero
ser empezará a sentirse libre. Por fin tu cuerpo, tu mente, tu energía tendrán
una verdadera razón de ser. Por fin sentirás que tu vida sirve para algo, que
tu visita a la Tierra no es inútil, y que estás haciendo lo que en verdad has
venido a hacer y simplemente no recordabas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario