lunes, 3 de febrero de 2014


TERMINOLOGÍA DE LAS ALTERACIONES DEL APARATO LOCOMOTOR (parte 1)

LESIONES MUSCULARES

Contractura: nódulos duros que aparecen en el músculo sin necesidad de un traumatismo cuando se le somete a un esfuerzo físico intenso, ya sea deportivo, postural o de cualquier tipo. Pueden ser dolorosas en reposo, al estiramiento y con la contracción o permanecer silentes algún tiempo.

Calambre: lesión no traumática, que se define como una contractura  dolorosa, involuntaria y muy intensa, en acortamiento máximo del músculo (tetánica). Se produce, generalmente, por el agotamiento del músculo por falta de llegada de oxígeno o mala hidratación, ya sea por un esfuerzo intenso o por una alteración circulatoria. También se puede producir en reposo, durante el sueño, siendo otros factores predisponentes el déficit de magnesio, potasio o calcio. Es frecuente en mujeres con menopausia, embarazadas o profesionales que mantienen una postura prolongada durante mucho tiempo.

Contusión: aplastamiento de las fibras musculares por un golpe traumático directo. Suele producirse dolor y hematoma posterior.

Punzadas o agujetas: lesión no traumática que se aprecia entre doce y cuarenta y ocho horas después de un esfuerzo demasiado intenso, falta de preparación o calentamiento antes de una actividad. Se aprecia como una reacción muscular dolorosa cuando tocamos, estiramos o contraemos el músculo. Los músculos se encuentran tensos y endurecidos y cede espontáneamente en un máximo de cuatro días. No son dolorosas en reposo.

Derrames: Un golpe o contusión sobre un músculo puede ocasionar la rotura de vasos sanguíneos y linfáticos que vierten su contenido, quedando retenidos en el interior del músculo. Nunca debemos masajear sobre este cúmulo líquido anormal.

Elongación o distención: Estiramiento brusco de un músculo rebasando levemente su límite de elasticidad, pero sin llegar a causar daños anatómicos en las fibras. Es el primer grado de estiramiento, por lo que sólo se producirá un dolor intenso vivo y repentino. Nunca aplicaremos un masaje en una distensión hasta que no esté recuperada en el tratamiento adecuado y reposo.

Rotura fibrilar: Segundo grado de estiramiento muscular brusco en el que se sobrepasa su capacidad de elongación ampliamente, y se produce el daño anatómico y rotura de algunas fibras. Aparece más dolor e incluso un hematoma cuyo tamaño dependerá del grado de la rotura. No masajearemos hasta la completa recuperación.

Rotura o desgarro muscular: Debido a una fuerte contusión traumática se produce la rotura y desgarro prácticamente total de las fibras de un músculo con una hemorragia y dolor muy intensos. El músculo quedará retraído y contraído. Nunca debemos masajear una rotura muscular hasta que no esté completamente recuperada.

 ABC de los Masajes Terapéuticos
José M. Sanz Mengíbar

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