LA VIDA ES UN JUEGO QUE GANA EL QUE MÁS DISFRUTA
“La vida es un juego fuerte y alucinante, la vida es lanzarse en
paracaídas, es arriesgarse, caer y volver a levantarse, es alpinismo, es querer
subir a lo alto de uno mismo y sentirse insatisfecho y angustiado cuando no se
consigue”
Paulo Coelho, Once Minutos.
¿Quién dijo que la
vida es un sueño? La vida es un juego, un juego de azar. De todas formas no es
necesario participar, la verdad es que puedes sentarte a observar cómo los
demás se divierten o puedes hacerlo tú mismo. Tuya es la decisión.
En cualquier momento sonará la campana que finaliza el
recreo y nos empezaremos a plantear que nos quedamos con ganas de hacer algo,
de entregarnos a besos que nunca prometimos, de estar solos y no decir nada…
Nos quedaremos con “ganas de hacer tanto” que al final solo podremos “recordar
las ganas”. Y eso es un pecado.
Lo cierto es que tú y yo tenemos nuestras cartas, consiste
en querer jugarlas. Vamos a tener cartas buenas y cartas malas pero no importa
la cantidad sino lo bien que consigamos jugarlas. A medida que avanza el juego
recibiremos más; podrán mejorar o empeorar nuestra jugada pero nunca dejarán de
llegarnos más en cada baza. Esta metáfora de las cartas, propuesta por
Voltaire, resulta un manjar para la esencia.
En este sentido no hay opción de rendirse, puede ser que te
ahogue un poco vivir entre cartas, sobre todo cuando no acabas de pillar la
dinámica del juego, pero las opciones están ante ti. En verdad no se trata de
ganar o perder, se trata de jugar.
Hay personas con las cartas marcadas, personas tóxicas,
personas que defraudan y engañan y que se aprovecharán de la buena voluntad del
resto de jugadores de su mesa. También hay que decir que, en cierto modo, en la
misma partida, no es lo mismo ser jorobado y tuerto que ser Sharon Stone.
Entiéndase de aquí que los guiños de la vida no nos
favorecen a todos por igual en cada jugada; lo que sí es seguro es que
tendremos nuestro momento de gloria siempre y cuando mantengamos la atención en
nuestra estrategia.
Es imposible que nuestras cartas sean iguales así que no
puedo decirte cómo debes jugarlas; no sé qué estrategia debes seguir pero es
tarea tuya descubrirlo. Lo que te estoy queriendo decir es que lo único que
tengo claro es que tenemos que poner todo nuestro corazón en vivir para poder
pasarlo bien y no quedarnos con nuestras cartas en la mano.
De todas maneras hay infinitas formas de jugar y nunca
podremos eludir el hecho de que tenemos que mantener el equilibrio de cinco
bolas en el aire mientras jugamos la partida. Estas pelotas son el trabajo, la
familia, la salud, los amigos y el espíritu.
Es fácil que pronto nos demos cuenta de que el trabajo es
una bola de goma, si se cae, rebotará. Pero, sin embargo, los otros cuatro
balones (familia, salud, amigos y espíritu) son de vidrio. Si en nuestro
malabarismo no cogemos uno a tiempo, si lo dejamos caer, va a quedar dañado o
roto para siempre. Nunca, nunca volverán a ser los mismos.
El ex-presidente de Coca Cola, Bryan Dyson, en su enseñanza,
nos propuso los pasos para desarrollar la técnica estrella que nos permite
jugar nuestras cartas y, a la vez, mantener el equilibrio de nuestras bolas en
el aire. Sus palabras son maravillosas:
-No disminuyan su
propio valor comparándose con otros.
Es porque somos todos diferentes que cada uno de nosotros es
especial.
-No fijen sus
objetivos en razón de lo que otros consideran importante.
Solo ustedes están en condiciones de elegir lo que es mejor
para ustedes.
-No den por supuestas
las cosas más queridas por su corazón.
Apéguense a ellas como a la vida misma; porque sin ellas la
vida carece de sentido.
-No dejen que la vida
se les escurra entre los dedos por vivir en el pasado o para el futuro.
Si viven un día a la vez, vivirán TODOS los días de su vida.
-No abandonen cuando
todavía son capaces de un esfuerzo más.
Nada termina hasta el momento en que uno deja de intentar.
-No teman admitir que
no son perfectos. Ese es el frágil hilo que nos mantiene unidos.
-No teman enfrentar
riesgos. Es corriendo riesgos que aprendemos a ser valientes.
-No excluyan de sus
vidas al amor diciendo que no se lo puede encontrar.
La mejor forma de recibir amor es darlo; la forma más rápida
de quedarse sin amor es aferrarlo demasiado; y la mejor forma de mantener el
amor el darle alas.
-No corran tanto por
la vida que lleguen a olvidar no solo donde han estado sino también a dónde
van.
-No olviden que la
mayor necesidad emocional de una persona es la de sentirse apreciado.
-No teman aprender. El
conocimiento es liviano, es un tesoro que se lleva fácilmente.
-No usen
imprudentemente el tiempo o las palabras. No se pueden recuperar.
-La vida no es una
carrera, sino un viaje que debe ser disfrutado a cada paso.
El Ayer es historia, el Mañana es misterio y el Hoy es un
regalo: por eso se le llama… el Presente.
El juego de la vida está colmado de poderosas enseñanzas,
grandes palabras y principios por los que actuar día a día. Hay millones de
cosas por disfrutar y por sentir, millones de sonrisas que destapar y miles de
millones de carcajadas que soltar. Agotemos nuestras ganas porque nunca es
tarde, no dejemos que suene la campanada que finaliza nuestra partida sin antes
haber jugado.
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