“MUCHOS PROBLEMAS PSÍQUICOS Y ENFERMEDADES MENTALES VIENEN
DEL ESTÓMAGO”
Miguel Ángel Almodóvar es de los que creen que en temas de
salud debe haber un cambio de paradigma hacia la medicina integrativa, que es
la que, respetando la medicina convencional, se beneficia también de las
medicinas llamadas alternativas o complementarias. «Tratar los problemas y
solucionarlos, en la medida de lo posible, con alimentos, y por supuesto,
prevenir, más que curar». Esa es su máxima. A través de esta medicina
integrativa este periodista y divulgador especializado en nutrición y
gastronomía se enfoca en su última obra en el cuidado de nuestro intestino, o
lo que él llama nuestro «segundo cerebro», ya que Almodóvar constata que «el
estómago no está subordinado al cerebro, sino que el cerebro reacciona a los
intestinos». En su libro «El segundo cerebro» este autor nos da las claves de
cómo sentirnos bien y a mejorar nuestra salud a partir de este órgano, mediante
la explicación de casos clínicos. También aporta interesantes ejemplos de menús
variados y equilibrados.
—Usted afirma en su
libro que el desequilibrio del sistema intestinal puede ser fatal, porque tiene
mucho que ver con la aparición de problemas físicos, pero también psicológicos,
incluso de enfermedades mentales.
—Con la aparición o con el agravamiento. Se calcula que el
origen de más o menos un 70% de esos trastornos emocionales, como son la
depresión o la ansiedad, puede estar radicado en el segundo cerebro, es decir,
en el abdominal. Ahí se produce el 90% de la serotonina (placer, sueño
fisiológico...) y una cantidad muy considerable de benziopademina. Cualquier
desequilibrio que se produzca de la flora intestinal (disbiosis), tiene todo
que ver con problemas psicólogos. O dicho de una forma más directa: muchos de
los problemas psicológicos y las enfermedades mentales proceden del estómago.
—¿Cuáles son los
síntomas que avisan de una disbiosis intestinal?
—Entre los síntomas más comunes que alertan sobre una
posible disbiosis intestinal cabe citar la flatulencia, la lengua blanca (no
estaría de más que los médicos volvieran a pedirle a sus pacientes que les
enseñaran la lengua), las intolerancias o alergias alimentarias, el
estreñimiento, los picores frecuentes en los ojos, las pérdidas ocasionales de
memoria, las infecciones en las mucosas, los problemas para conciliar el sueño,
el cansancio fuerte, o la pérdida de la líbido... por ejemplo.
-¿Cómo se llega a
eso?
—En las dietas generalizadas, en los tratamientos
antibióticos, en el estrés cotidiano cronificado... y hasta en una higiene
excesiva.
—Pero en teoría, los
españoles hacemos dieta mediterránea.
—En teoría. En la realidad tenemos dietas muy
desequilibradas, escasas en fibra y alimentos fermentados, y a la vez muy ricas
en proteínas animales, azúcares simples, y grasas vegetales parcialmente
hidrogenadas. Un desastre. Porque la mediterránea encaja perfectamente: propone
incremento de verduras, cereales integrales, frutas... Desde mi punto de vista,
a la dieta mediterránea lo único que le aportaría es el chocolate negro, el de
cacao, que es el que produce el efecto probiótico deseado, y los alimentos
probióticos.
—Volviendo a lo
anterior, los antibióticos son necesarios.
—Sí, claro, Pero el problema está en que existe una
generalización en los tratamientos antibióticos que, unido a veces a la toma
irresponsable por parte de los pacientes, da lugar a una mayor resistencia
bacteriana y a una seria alteración de los microbios intestinales. Y otras
veces los antibióticos no pintan nada porque el problema es vírico. Pero cuando
a usted le recetan el blister, ¡tómese el blíster entero!
—El estrés hoy en
día, es un hecho que nos afecta a todos, y contra el que es difícil de luchar.
—Efectivamente, este también es un problema serio. El estrés
provoca disbiosis y la disbiosis produce estrés. Pero el estrés es fundamental
saber controlarlo. Lo cierto es que ha habido un incremento en los últimos
años, y afecta a todas las edades, básicamente como consecuencia de la
sobrecarga de tareas y de la crisis económica, con las grandes incertidumbres
que eso genera. De hecho se ha extendido a niños y adolescentes, por contagio
de angustias y ansiedades familiares. Lo ideal sería que todos aprendiésemos a
evitar o a reconducir el estrés excesivo, bien a través del ejercicio físico
moderado, de la meditación, del yoga, o sencillamente, de la risa. Otro truco
es entrenar la visualización positiva, es decir, el lenguaje del inconsciente,
tratando de imaginar situaciones agradables que el subconsciente traducirá en
los cambios bioquímicos y neurológicos necesarios.
—Usted se ha referido
antes a los alimentos probióticos. Explique a los lectores qué son exactamente,
por favor.
—Sí. Una forma excelente de lograr el equilibrio puede ser a
través de los probióticos. Son los organismos vivos no patógenos,
fundamentalmente correspondientes a las especies Lactobacilus y
Bifidobacterium, que se han venido utilizando tradicionalmente en la nutrición
humana, sobre todo para prevenir infecciones gastrointestinales. Son
especialmente buenos para las funciones digestivas y el tránsito intestinal e,
incluso, para determinadas inflamatorias enfermedades intestinales. Sea como
fuere, siempre hay que tener presente que estos efectos beneficiosos en ningún
caso los convierten en un fármaco.
—¿Y cuáles son? ¿Qué
alimentos probióticos recomendaría usted incluir en la dieta con el objeto de
mantener en forma el microbioma intestinal?
—En la dieta incluiría los alimentos fermentados ricos en
probióticos como son el yogur natural, el kéfir, los pepinillos encurtidos, y
otros vegetales fermentados, como el chucrut o col típica alemana, las
calabazas, las cebollas o las zanahorias, por ejemplo.
—¿Cualquier yogur
valdría para este objetivo?
—Conviene buscar aquellos elaborados con queso de cabra,
especialmente rica en Lactobacilus, thermopjilus, bifidus y bulgaricus. Es
importante leer con atención el etiquetado nutricional, ya que muchas marcas de
renombre añaden productos indeseables, como jarabe de maíz, generoso en
fructosa, junto con edulcorantes y saborizantes artificiales. Respecto al
kéfir, se trata de un fermentado de granos y leche de cabra muy rico en
Lactobacilus, bifidus y antioxidantes.
—¿Y alimentos que
debemos controlar e, incluso, erradicar de nuestro menú diario?
—Hay, efectivamente, ciertos enemigos de nuestro microbioma
intestinal. Las grandes cantidades de azúcares simples, la bollería industrial,
las carnes tratadas con antibióticos, las frutas y verduras criadas con
herbicidas y pesticidas, los refrescos con gas, las bebidas alcohólicas
destiladas y los condimentos muy fuertes. También es muy importante en una
dieta saludable moderar y limitar drásticamente el consumo de carnes rojas,
eliminar las grasas trans y, en general, moderar el consumo de proteínas
animales. Argentina ya ha prohibido las grasas trans y EE.UU lo hará (ya lo han
hecho en el Estado de California). Es que las grasas trans, ni ocasionalmente,
ni nunca.
Fuente: http://www.abc.es/familia-vida-sana/20150305/abci-alimentacion-sana-probioticos-201502191349.html
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