ENFADARSE NO SIEMPRE
ES MALO
La ira es en sí misma ni buena ni mala. Es lo que hacemos
cuando nos enfadamos lo que importa. La
ira es una herramienta que nos ayuda a leer y responder a las situaciones
sociales perturbadoras. Pero ¿cómo se puede evitar que se vaya de las manos?
Es habitual pensar que enfadarse es algo negativo. Y muchas
veces intentamos reprimirnos. Pero en contra de esta creencia popular, las
investigaciones indican que la ira o enfado aumenta el optimismo, la
creatividad y la eficacia del rendimiento. Además, esta investigación sugiere
que la manifestación de la ira puede conducir a negociaciones más exitosas,
tanto en la vida personal como en el
trabajo.
De hecho, reprimir
la ira puede ser realmente malo para la salud. En este sentido, el doctor
Ernest Harburg y su equipo de la Universidad de la Escuela de Salud Pública de
Michigan hicieron durante varias décadas el seguimiento de un grupo de adultos
en un estudio sobre la ira.
Estos investigadores encontraron que los hombres y mujeres
que reprimían la ira que sentían como respuesta a un ataque injusto tenían más
probabilidades de contraer bronquitis y sufrir ataques cardíacos, y que eran
más propensos a morir antes que sus compañeros que dejaban que su ira aflorara
cuando se sentían molestos.
Cuando surge la ira, nos sentimos llamados a prevenir o
poner fin a las amenazas inmediatas para nuestro bienestar, o para el bienestar
de nuestros seres queridos. Pero es un error suponer que este acto de bondad,
compasión, amor o justicia es beneficioso. Una sociedad sana no es una sociedad
libre de la ira.
Sin embargo, sí que es bueno tener precaución en lo que a la
forma de manifestar la ira se refiere. La expresión de la ira puede ser apropiada con ciertas personas en ciertas
situaciones. La cuestión es cómo haces eso sin que se nos vaya de la mano.
¿Cómo controlar la
ira?
Cuando se quiere expresar la ira, o cualquier emoción
negativa, una forma de hacerlo es comenzar con lo que se denomina “advertencia
malestar”, es decir, dejar que otras personas sepan de manera explícita que se
están experimentando emociones intensas debido a algo concreto que ha sucedido.
Es fácil si se dice con claridad.
Ante la posibilidad de que no quede claro, conviene pedir
disculpas por adelantado, no por las emociones o las acciones, sino por la
posible falta de claridad en la forma de transmitir lo que se va a decir. El
objetivo de la advertencia de malestar es desarmar a la otra persona, para
evitar que se ponga a la defensiva. Cuando alguien se entera de que el otro no
se siente cómodo y que la conversación es difícil aumenta la probabilidad de que surja empatía.
Después de esto, hay que profundizar en lo que molesta, lo
que se piensa y se siente a causa de lo que pasó. ¿Por qué surge ira en vez de
otra emoción? Es difícil manejar la ira, pero es necesario saber por qué
aparece y evitar ignorarla. En su
lugar, hay que reconocer la diferencia entre lo que se puede cambiar y los que
están más allá de la propia capacidad de control. Si lo que ha ocurrido está
fuera de control no hay beneficio alguno en la manifestación de la ira, pero si
todavía se puede hacer algo, comunicarlo de forma eficaz puede dar buenos
resultados.
La clave para comunicar la ira es encontrar el tono adecuado
para comunicar lo que nos desagrada.
En un segundo momento, es importante frenar la situación. La
tendencia general es actuar de inmediato, sobre todo si la situación es muy
tensa. Para evitar gritos o golpes innecesarios, u otras reacciones violentas,
conviene darse un momento para pensar, aunque estemos en plena conversación o
discusión con alguien.
Incluso es bueno hacerle saber al otro que se necesita un
momento, retrasando así el avance de la situación. Las buenas decisiones deben
primar respecto a las decisiones rápidas. Respira profundamente y despacio. Hay
una amplia gama de opciones para elegir en una situación cargada de emociones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario