AUTOCONOCIMIENTO
Un niño de la India fue enviado a estudiar a un colegio de
otro país. Transcurrieron algunas semanas y un día el jovencito se enteró de
que en el colegio había otro niño indio y se sintió feliz. Indagó sobre ese
niño y supo que era del mismo pueblo que él y experimentó una gran alegría. Más
adelante le llegaron noticias de que el niño tenía su misma edad lo cual le
produjo una enorme satisfacción. Pasaron unas semanas más y comprobó finalmente
que le niño era como él y tenía su mismo nombre. Entonces, a decir verdad, su
felicidad fue inconmensurable.
El autoconocimiento se
torna autorrealización. Conocerse es también ser y serse. A través de la auto
observación y la auto vigilancia, uno va desenmascarándose y liberándose de
falsos ropajes y vestimentas para encontrar el propio centro. No hay dicha
mayor que conocer la propia naturaleza real, que es como desplazarse de la
periferia al punto de origen, de la burda máscara de la personalidad a la
resplandeciente esencia. El trayecto está sembrado de dificultades, porque hay
que atravesar el terreno sombrío de caos y confusión que hay en nuestra psiquis
y cuyos velos ocultan el resplandor del ser.
Ramiro Calle, de su libro “Los Mejores Cuentos Espirituales
de Oriente"
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