LA BRÚJULA INTERIOR
Nuestro cuerpo es
capaz de informarnos de las opciones de vida que se ajustan a nuestros valores
Julia acaba de ser promocionada en el trabajo. Es el premio
a sus indiscutibles logros de los últimos años. A pesar de la excelente noticia,
no está tan alegre y satisfecha como
hubiera pensado y, sorprendentemente, no está segura de querer aceptar el
ascenso.
En ocasiones, debemos tomar una decisión y no tenemos claro
qué dirección seguir. En esos casos, normalmente hacemos un análisis lógico y
racional de los pros y los contras, de qué ganamos y qué perdemos con cada
opción; pero, muchas veces, entramos en la espiral de la duda y nos bloqueamos.
Es entonces cuando resulta útil acceder a nuestra brújula interior, es decir,
preguntarle a nuestro cuerpo su opinión usando el concepto de
resonancia/disonancia.
Al igual que un gong vibra
largo tiempo cuando se le aplica un toque certero, nuestro cuerpo resuena y
vibra cuando está frente a una opción coherente con nuestros valores. Tal y como
el gong deja de vibrar o emitir un
sonido sordo cuando algo se interpone en su transmisión, nuestro cuerpo emite
una disonancia y no vibra si percibe algo no deseable o contrario a nuestros
valores.
ORIENTACIÓN Y ENERGÍA
Para sentir la resonancia o la disonancia interna con los
propios valores, solo tenemos que escuchar el cuerpo, llevar la atención al
interior en un momento de tranquilidad y preguntarse sinceramente:
• ¿Cómo me siento ante una u otra opción? ¿Emocionado o
abatido? ¿Realizado o triste?
• ¿Qué pasa con mi energía? ¿Es alta y viva o baja y
pesada?
• ¿Hacia dónde apunta mi brújula interior: a un cambio
completo o a poner más empeño en lo que tengo ahora?
Al principio, tal vez nos resulte difícil percibir esos
mensajes de nuestro cuerpo; pero con el tiempo y la práctica, cada vez nos
llegarán más claros. El curso a seguir será algo más natural, algo más
satisfactorio y en línea con nuestros deseos.
Conchita
Rodríguez Franco
Autora de
“Coaching para mujeres”
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