LO BUENO SIEMPRE TARDA, PORQUE LO QUE FÁCIL
LLEGA FÁCIL SE VA
Suele
decirse que el secreto del éxito está en saber esperar la recompensa. Si bien
es cierto que en ocasiones, lo bueno llega hasta nosotros casi de improviso y
sin que lo hayamos previsto, hemos de entender que nuestros triunfos no siempre
dependen de la suerte, sino más bien de nuestros esfuerzos.
El sociólogo
Zygmunt Bauman siempre nos habla de esta sociedad líquida “del lo quiero
–>lo tengo”, ahí donde los vínculos son más frágiles que nunca y en la cual,
la necesidad de inmediatez nos impide en ocasiones tolerar la frustración e
incluso aplazar ciertas recompensas para obtener mejores beneficios.
Estar preparado siempre
es importante, saber aprovechar el instante lo es más aún, pero nuestra
auténtica virtud estará en saber esperar todo lo bueno que al final,
conseguiremos gracias a nuestro esfuerzo.
Todos
sabemos que no es fácil confiar en que nuestros sueños y anhelos puedan
realizarse. Ahora bien, hay que tener claro que factores como una actitud
positiva y realista, sumada a unas adecuadas estrategias de afrontamiento,
pueden hacer mucho por nosotros. Te invitamos a reflexionar sobre ello.
El arte de saber esperar
Pasamos gran
parte de nuestro tiempo esperando, haciendo colas, aguardando a que lleguen
nuestros trenes y frustrándonos porque las oportunidades no llaman a nuestra
puerta. El arte de esperar encierra en realidad un secreto: ser agentes activos
que saben construir su realidad mientras aguardan.
Fue en los
años 60 cuando el psicólogo Walter Mischel, de la Universidad de Stanford,
llevó a cabo un interesante trabajo con el cual intentó descubrir qué
habilidades suelen asociarse con la conquista de las metas y, en consecuencia,
con el éxito.
La idea
esencial del estudio de Mischel era poder aislar esas estrategias básicas para
poder entrenarlas y potenciarlas desde la infancia. Para ello, elaboró el
siguiente experimento:
▪ Sentó
a un grupo de niños de 4 años en una mesa ante un tarro de golosinas. Los
psicólogos indicaron a los pequeños que si aguardaban 20 minutos, un adulto les
traería una gratificación mucho mayor.
▪ Solo
uno de cada tres niños pudo resistir la espera y, a su vez, se encontró otra
relación: estos mismos alumnos eran más exitosos a nivel académico.
▪ Aspectos
como la capacidad de logro, la tolerancia a la frustración, el control emocional,
la motivación y la capacidad de no ceder a la “apetencia inminente”, fue lo que
determinó el éxito en estos niños. Son dimensiones que podemos definir
igualmente en la edad adulta.
Lo bueno requiere esfuerzo, dedicación y
pasión
“Lo que
fácil llega, fácil se va”. Estamos seguros de que esta frase te será conocida.
En ocasiones, cuando conocemos a alguien que busca únicamente una satisfacción
momentánea lo más habitual es que se establezca una relación tan frágil,
egoísta y desinteresada que acabemos heridos e incluso desesperanzados.
Lo que
realmente vale la pena requiere esfuerzo, valentía y compromiso. Debemos
transitar nuestros caminos con amor propio e ilusión para que esta espera acabe
logrando su objetivo: la felicidad.
Si lo bueno tarda en
llegar no debemos desesperanzarnos, porque el mismo proceso de lucha cotidiana
puede sin duda enriquecernos a través de nuevos roles y capacidades que vamos a
ir descubriendo de nosotros mismos.
Así pues, si
el propio proceso de esperar es el que debe encajar con habilidades nuevas para
afrontar el proceso y conseguir nuestro objetivo, es importante que
reflexionemos sobre los siguientes aspectos:
▪ La
necesidad de “solidificar” el amor propio. Te hablábamos al inicio de este
artículo sobre el término sociedades líquidas acuñado por Bauman. Si en tus
relaciones sientes que existe esa misma fragilidad, recuerda que solo con una
buena autoestima harás frente al feroz individualismo que, en ocasiones, nos
envuelve.
▪ No
te limites a “conectar” con tu realidad, debes “relacionarte” con ella. No seas
un agente pasivo, tu realidad acontece en cada momento y en ella se abren
múltiples oportunidades. No basta con conectarse para encontrar una
satisfacción puntual y fugaz, es necesario comprometerse e invertir tiempo,
esfuerzos e ilusiones.
▪ La
importancia de la libertad y la seguridad. Eres libre para elegir el camino que
desees tomar, nadie debe decidir por ti ni tienes la obligación de recibir
reconocimiento ajeno para saber lo que vales. Lo bueno llegará si avanzas con
seguridad conociendo tus valores, tus limitaciones y tus virtudes.
▪ Aprende
a aceptar la incertidumbre. Al igual que antes te recomendábamos la necesidad
de tolerar la frustración y la saber gestionar la gratificación inminente, es
necesario entender además que la vida es también incertidumbre. Nadie puede
prever qué ocurrirá mañana o si nuestros proyectos tendrán éxito.
Siempre será
mejor prever sin exagerar y aceptar que no tenemos un control absoluto sobre
todo lo que nos rodea. Aceptar la incertidumbre no es rendirse, sino fijarnos
en aquello que de verdad podemos cambiar dentro de nuestra área de acción para
conseguir lo que anhelamos.
No te canses de
esperar, todo lo que vale la pena necesita paciencia, ilusión y una actitud
luchadora.
Fuente: https://lamenteesmaravillosa.com/lo-bueno-siempre-tarda-porque-lo-que-facil-llega-facil-se-va/
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