LAS RAREZAS DE SIGMUND FREUD
Sigmund
Freud fue en realidad un hombre más odiado y despreciado, que admirado en su
tiempo. Los demás neurólogos, psiquiatras y psicólogos lo veían como un
investigador extraño que ponía en riesgo las teorías sostenidas hasta entonces.
Sus descubrimientos sobre la sexualidad infantil, y particularmente el complejo
de Edipo, lo pusieron en el centro del escándalo.
En la época
de Freud primaba la moral victoriana. Las ciencias humanas aún estaban
fuertemente impregnadas de prejuicios, mucho más que hoy. Por eso las teorías
de Freud se consideraban sospechosas, cuando no absurdas.
El problema
para sus contemporáneos era que este médico vienés tenía unas hipótesis
fuertemente fundamentadas. Y, sobre todo, curaba en su consultorio lo que otros
no podían curar. Pero no solo su pensamiento era poco usual…
Sigmund
Freud estaba lleno de singularidades en su forma de ser y de comportarse. En
este artículo, os señalamos algunas de las rarezas de Freud más conocidas por
quienes le conocían y compartían su tiempo con él.
“Sólo la propia y
personal experiencia hace al hombre sabio.”
-Freud-
Los miedos y fobias de Freud
Freud sentía
un miedo inexplicable por el número 62 y todas las combinaciones posibles de
estos dos números. Nunca se alojaba en una habitación de hotel con ese número o
en hoteles que tuvieran más de 62 habitaciones. Si se encontraba con el número
62, lo rehuía cada vez que lo encontraba.
Además, las
fobias del primer psicoanalista de la historia no paraban ahí. También sentía
terror por los helechos y estaba obsesionado por los números 23 y 28.
Las costumbres de Freud
Las
costumbres de Freud eran muy rígidas. Almorzaba todos los días a la 1 en punto.
Le encantaba la ternera y detestaba el pollo. Una vez se levantaba de la mesa
salía a dar un paseo de tres kilómetros por las mismas calles de siempre y
durante el recorrido recogía setas. Parece que los cambios y la flexibilidad no
eran lo suyo en muchas ocasiones.
Otra de sus
costumbres y hábitos era fumar. Freud era un fumador compulsivo. Quizás, esa
fue seguramente la causa por la que desarrolló un agresivo cáncer de garganta
por el que fue sometido a numerosas intervenciones, colocándose una prótesis
mandibular que no toleró demasiado bien, le afectó al habla y por lo que
finalmente, murió.
Un dato
relacionado con su muerte es que solicitó a su médico una muerte asistida
cuando los dolores de su enfermedad se volvieron intolerables y le generaban un
excesivo malestar. Así, su médico de confianza le inyectó morfina para morir.
Una rareza
más del psicoanalista más famoso del mundo era que solo tenía tres trajes, tres
mudas de ropa interior y tres pares de zapatos. No lo hacía por tacañería,
simplemente le parecía un tema banal. Freud era un hombre poco coqueto que
detestaba comprar ropa nueva por lo que su repertorio de ropa era muy limitado.
“He sido un hombre
afortunado; en la vida nada me ha sido fácil.”
-Freud-
Freud analizó a su hija
En una de
las obras del famoso psicoanalista denominada “Pegan a un niño”, expone cuatro
casos de mujeres entre los cuales, uno de ellos se refiere a su hija Anna
Freud, famosa posteriormente por sus trabajos sobre la infancia. En esta obra,
podemos observar cómo Anna fue psicoanalizada por su padre.
El perro de Freud
Freud
adoraba a los perros, tuvo una mascota de raza Chow Chow, a quien llamó Topsy o
Jofi. El perro de Freud se convirtió en su asistente durante sus sesiones de
análisis. Ejercía un efecto tranquilizante sobre los pacientes y aprendió a
calcular el tiempo de la consulta. Cuando se incorporaba, Freud sabía que la sesión
había terminado.
Según lo
escrito por su hijo en uno de sus libros sobre su padre, a Freud le parecía que
los perros tenían un sentido especial para juzgar con precisión el carácter de
las personas. Además, una vez afirmó: “Prefiero la compañía de los animales a
la humana, ellos son más sencillos”.
Las aficiones de Freud
Sigmund
Freud aprendió el idioma español solamente para darse el placer de leer El
Quijote de La Mancha en la lengua original. Era un ferviente admirador de
Cervantes, además de un estudioso de las culturas y sus visiones sobre la
realidad.
El famoso
psicoanalista también era aficionado a jugar a las cartas y tenía una extensa
colección de estatuillas antiguas. Siempre buscaba los anticuarios para
adquirir alguna pieza que no tuviera. Así, una de sus aficiones principales era
el coleccionismo, ya sea por gusto o como base de sus investigaciones, le
gustaba recopilar objetos antiguos.
Éxitos y obras
La primera
edición de “La interpretación de los sueños” fue de 600 ejemplares solamente,
una cifra muy baja para lo que posteriormente se llegó a vender. La editorial
tardó 13 años en venderlos.
Además, ganó
un premio de Literatura en Alemania en 1930. Freud era partidario de cultivar
la buena literatura y se esmeraba por escribir con belleza y creatividad, dato
que podemos observar en sus diferentes obras.
“Nos moriremos todos,
pero nuestras obras permanecerán.”
-Freud-
Otras rarezas…
Freud rehuía
de la vida social. Era poco afecto a las fiestas y a las reuniones. Sin
embargo, se encontraba frecuentemente con un cercano círculo de amigos en el
Café Landtmann. Allí se sentaba siempre
en el mismo lugar.
Otro dato es
que uno de los cráteres de la luna lleva el nombre de Freud en honor a este
médico que revolucionó todas las teorías existentes sobre la mente humana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario