¿EXISTE LA
CASUALIDAD?
El fenómeno
de la sincronicidad, denominado así por el psicólogo Carl Jung, es la
explicación de muchas situaciones cotidianas que tal vez te sucedieron pero no
sabías a qué atribuírselas.
Quizás te
pasó alguna vez que un libro que acababas de abrir, un anuncio publicitario que
leíste por la calle o una frase que escuchaste decir a un desconocido te dio la
respuesta que estabas necesitando para una pregunta que no dejaba de rondar por
tu cabeza.
También
puede ser que esa persona en la que estabas pensando justo te haya llamado o
enviado un mensaje, o que hayas creído encontrarte con la persona justa en el
momento en que la necesitabas, como si fuera obra del destino.
Esos
fenómenos que pueden pasarnos con frecuencia y sorprendernos tanto le han
ocurrido también a científicos, psicólogos y otros especialistas, que han
decidido investigarlos.
Por ejemplo,
el psicólogo Carl G. Jung relata cómo, una vez, una paciente le estaba contando
que había soñado con un escarabajo dorado, cuando un escarabajo de ese color
entró por la ventana. ¿Puedes creerlo?
¿Qué es la sincronicidad?
Carl G. Jung
acuñó entonces el término sincronicidad, llamando así a “la simultaneidad de
dos sucesos vinculados por el sentido pero no de manera causal”. Es decir que
sincronicidad es la palabra correcta para referirse a aquellos acontecimientos
que parecen unidos entre sí por fuerzas como el destino o la magia. ¿Pero cómo
puede suceder algo tan inexplicable?
Según Jung,
una respuesta posible es que la coincidencia de dos o más acontecimientos no
relacionados entre sí causalmente, pero cuyo contenido significativo es
idéntico o semejante, se da por nuestra manera de percibir los acontecimientos
y atribuirles significados.
Esto
equivale a decir que las cosas siempre ocurren, pero solo las percibimos cuando
estamos abiertos y receptivos a ellas. Es decir que quizás muchos escarabajos
pasan todos los días delante de nuestros ojos, pero solo los vemos cuando
estamos pensando en que uno de ellos podría aparecer.
Más
específicamente, la sincronicidad es la manera en que los fenómenos se vinculan
a través de su significado: esto quiere decir que la casualidad se explicaría
porque lo que une a los diferentes acontecimientos entre sí, haciendo que
coincidan y parezcan increíbles, no es una relación causal, sino una relación
significante que nosotros mismos le atribuimos. En otras palabras,
interpretamos el mundo a partir de nuestras propias experiencias y
expectativas. Por lo tanto si cambiamos cómo las observamos, posiblemente ellas
se modifiquen para nosotros.
El filósofo
Michel Cazenave añade que, en un "evento sincronístico" que podemos
atribuir a la casualidad, lo que ocurre es que desaparece la dualidad que
habitualmente sentimos como sucesos interiores y exteriores, pasando a
experimentar una totalidad en la que creemos que nuestra percepción es en
realidad un hecho externo y concreto.
En
definitiva, hablar de casualidades o de sincronicidad son dos maneras de
referirse a los mismos acontecimientos sorprendentes, pero desde diferentes
perspectivas. Esta perspectiva psicológica nos permite comprender de otra
manera estos fenómenos, pero también saber que, cuando tenemos nuestra energía
enfocada en ciertos pensamientos, será más fácil para nosotros detectar hechos
que estén relacionados, o que para nosotros signifiquen algo parecido.
Conocer
nuestra mente es una manera de comenzar a aprovechar su infinito poder. Si nos
concentramos en lograrlo, las maravillas que podemos generar no dejarán de
multiplicarse.
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