CUANDO LAS EMOCIONES
DEJAN HUELLAS EN TU CUERPO
¿Somos seres racionales o somos criaturas emocionales? Tal
vez deberíamos empezar preguntándonos esta sencilla cuestión. La mayoría de
nosotros, en un ligero afán de sensación de control diremos con cierta tibieza
que sí, que cómo no… por supuesto que somos seres racionales. Años y años de
evolución nos lo han ido demostrando.
Pero vayamos un poco más allá. Son muchos los estudios
realizados que nos demuestran el enorme peso que las emociones tienen en
nosotros a la hora de tomar decisiones. La mayoría de actos que diariamente
iniciamos no lo hacemos tras un sesudo análisis lógico-racional…
Son decisiones que se toman a los pocos segundos por un acto
puramente emotivo. ¿Es instinto tal vez? ¿Son intuiciones, sensaciones? Tal vez
un poco de todo ello, tal vez sea un mucho de experiencia almacenada en una
sola pulsión, en una sola emoción.
Y es que, no podemos negarlo. Las personas somos todo un
tejido de complejas emociones, ellas quienes nos definen, quienes nos motivan
día tras día haciéndonos crecer y también, como no haciéndonos sufrir. Y cada
emoción tiene una huella en nuestro organismo.
Aprender a gestionarlas, y encauzarlas tal y como nos enseña
por ejemplo la inteligencia emocional, es esencial sin duda para mantener un
estilo de vida saludable, una vida emocional equilibrada y satisfactoria.
Las emociones y sus
efectos en nuestra salud
Hablemos por ejemplo de esas tres dimensiones que,
médicamente, pueden llegar a ser más devastadoras. El miedo, la ansiedad y el
estrés. Resulta casi asombroso comprobar cómo efectos que se suceden a nuestro
alrededor y que acaban afectándonos de un modo negativo, y ante los cuales, no
sabemos cómo reaccionar, pueden acabar hiriéndonos de tal forma… Veámoslo:
Problemas de garganta ¿Has sentido alguna vez la voz
ligeramente ronca cuando estabas muy nervioso, por ejemplo? Ante situaciones de
estrés los músculos de la garganta sufren espasmos, cuesta tragar y, además,
determinados fluidos actúan ante las cuerdas vocales, afectándolas. Es muy
impactante, sin duda.
Reacciones del hígado. Ante etapas de ansiedad, el sistema
suprarrenal produce cortisol. Se trata de una hormona que nos hace producir más
glucosa, un nivel de azúcar en sangre que, en caso de ser diabético nos puede
generar muchos más problemas. Puede llegar a ser realmente serio.
Reacciones cutáneas. El estrés, el miedo, la ansiedad,
además de producirnos sudor frío, y cambios en el flujo sanguíneo, puede no
solo hacernos sudar más de lo normal e incluso producirnos eccemas, sino que
además, puede acabar envejeciendo tempranamente nuestra piel. Algo
habitualmente muy característico que suele agravarse en caso de que padezcamos
estrés crónico. Hay que tenerlo en cuenta.
Tensión en los músculos. Cuando empezamos a a sentir la
tensión de la ansiedad, nuestro cuerpo se vuelve más rígido de lo normal,
creando presión en los grupos musculares más amplios. Son esos días en que
sufrimos esos tremendos dolores de cabeza, dolor en los hombros, cuello e
incluso migrañas… dolencias que pueden volverse crónicas si no aprendemos a
afrontar correctamente el estrés y la ansiedad.
El estómago. Las emociones como el miedo o la ansiedad,
pueden ocasionarnos serios problemas de digestión. Sufriremos aradores,
diarreas, hinchazón…. y lo que es peor, en caso de padecer estrés crónico,
dejaremos de absorber adecuadamente los nutrientes.
El corazón. Las personas que padecen ansiedad y estrés
crónico, tienen un serio riesgo de
padecer problemas cardiovasculares debido a la elevada presión sanguínea y a la
sobreproducción de cortisol. Son muchos los problemas graves de salud que nos
pueden ocasionar el mal afrontamiento de determinadas emociones.
El Sistema inmunitario. Ansiedad, depresión… los efectos en
el sistema inmunitario a realidades emocionales como esta, derivan de inmediato
en mayor facilidad para contraer enfermedades, infecciones o inflamaciones. Nos
bajan las defensas, y es sin duda el signo más claro de que algo va mal…
Tal y como puedes ver, el impacto de las emociones tiene una
huella muy significativa en nuestro cuerpo y en nuestra salud. No solo llenan
nuestra mente con esa preocupación, ese sufrimiento, sino que además, enferma
muchos de nuestros órganos. Las personas somos más frágiles de lo que pensamos.
En ocasiones somos como hojas de papel mecidas por un viento que nos hace
impactar aquí y allá a voluntad.
Aprende a gestionar tus preocupaciones, tus miedos, tus
ansiedades. Piensa que la principal prioridad eres tú mismo… encuentra tiempo
para ti, mejora tus hábitos de vida. Encuentra instantes de ocio e intimidad,
busca tu felicidad en las pequeñas cosas o promueve grandes cambios en los
cuales, seas tú el protagonista de tu propia vida.
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