MI VERSIÓN MÁS PERFECTA
“La perfección es una pulida confección de errores”
Mario Bennedetti
Esa que llega siempre a tiempo, que coloca todos los acentos
en los lugares adecuados, perdón tildes. Esa versión de mí que cede lo justo
para sembrar la felicidad, protegiéndome para que no me hagan daño.
La que mantiene un orden que es capaz de entender la
humanidad y es un torrente de ideas cada vez que tiene un problema. Esa a la
que el miedo solamente le da conciencia del valor que puede tener actuar y no
esconder la cabeza bajo la arena.
Esa forma paralela de mi ser que tiene paciencia para
entretener a toda una sala de espera de urgencias en vez de dar botecitos con
el pie que puedan resultar molestos.
A esa versión perfecta de mí le aparecerían los problemas
justamente en el momento en el que los demás tienen un hueco para poder
escuchar o compartir. Pero no hablo de una conversación con los dedos, sino con
los labios, los ojos y las manos; es decir, con todos nuestros cuerpos y sin
tecnología de por medio.
Mi comunicación nunca acoge consejos baratos ni regala
palabras por el simple hecho de que alguien las quiera escuchar; o bueno, si
hay que decir, que sean verdades dolorosas y contundentes que resuelvan el
problema.
Además, a esa versión le encantaría manejar los silencios
como lo hace con su batuta el mejor maestro de orquesta. Cuidando el tono, por
supuesto, para que nadie se ofenda.
No escondo que soy la hija que cuida a sus padres y la madre
que tiene todo el tiempo para sus hijos y aún así saca tiempo para ella. Esto
es así porque, por supuesto, tengo muy claras mis prioridades.
No te lo he dicho, igual no te importa, pero hago regularmente
ejercicio, desayuno mis siete nueces, zumo de naranja, como pan integral y bebo
dos litros de agua al día, de la que no es de los floreros.
Además, voy al médico exactamente lo justo. Me hacen pruebas
y aunque tengo alguna alteración que otra no me preocupo porque sé cuidarme y
recomponerme. Nada me preocupa en exceso y he aprendido a relativizar lo
necesario. Tampoco sufro sin motivo y he desterrado a la tristeza de mi vida.
Con alegría y optimismo, como ya imaginabas.
En ese sentido, también lo tengo claro: no quiero dormir
mal. Como todo el mundo, tengo mis problemillas pero jamás entran en casa. Los
dejo a la puerta y a veces se van solos. Cuando esto no sucede, vuelvo a salir
y tomo una decisión. Ahí sí que suelen salir corriendo. Pero lo que es seguro
es que, de una forma u otra, ya no están cuando descanso.
Domino perfectamente el inglés y estoy aprendiendo chino.
Cada vez venden más cosas y nosotros cada vez les compramos más. Soy de los que
piensa que hablando se entiende la gente y más si es en asuntos comerciales.
Seguro que ya lo sabes. Enfadarse es una pérdida de tiempo y
el resentimiento una bola que algunos se atan con grilletes y a la que se
aferran más que a su propia vida. A mí, cuando alguna se me acerca, la mando a
paseo y si alguna se le acerca a alguien que está conmigo hago lo mismo. Digan
lo que digan los expertos, eso no puede ser bueno.
Tengo mis valores, aunque a veces me cuesten dinero o vayan
en contra de mi interés particular. Son propios y solamente los cambio cuando
alguien me da buenas razones. Así, por muy atractiva que me pueda resultar la
persona que hace propaganda de algo contrario a mis principios, me mantengo en
mis trece; eso sí, sin ser cabezota.
Vale, también digo mentiras, pero solo piadosas. Es algo que
me ha costado refinar y con lo que he tenido un serio dilema. Por supuesto, que
resolví rápidamente cuando noté que a mi madre no le gustaba demasiado que le
dijera que las lentejas que hacía eran malísimas. Diciendo esto se ponía triste
y, al menos yo, no elicito sentimientos negativos ni causo depresiones.
Aparezco siempre en el momento oportuno y aunque no lo
creáis también tengo defectos. Pero mis defectos son de esos perfectamente
asumibles y que comprendemos todos, los que dice la psicología que nos pueden
hacer más atractivos en vez de repelentes. Porque no hay nadie que aguante a
nadie perfecto. ¿Entonces, por qué nos empeñamos en serlo?
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