miércoles, 4 de febrero de 2015

QUIERO (de Tyler Knott Gregson)

“Quiero esto. Quiero eso. Quiero fotos de nosotros. Quiero estar orgulloso de nosotros bien alto. Quiero besarte. Quiero sonreír y reír. Quiero provocarte una risa tonta y quiero hacerte suspirar y quiero quitarte el aliento, y quiero bailar contigo en las bodas y quiero cogerte y llevarte cuando tus pies estén cansados, y quiero esperar hasta que estés casi dormida y después besar tu nariz, y hacerte reír mucho con alguna broma secreta hasta que la barriga te duela, y que me golpees por despertarte para salir de la cama y ver las luces de la ciudad mientras nos comemos un bol de cereales a las 1:38 de madrugada. Quiero oler tu aroma después de la ducha y pintarte las uñas de los pies, y llevarte a partidos de beisbol y enseñarte cosas escondidas que están pasando y que la mayoría de la gente no sabe. Nos quiero a nosotros. Quiero el olor de las tortitas cuando soy yo el que las cocina y el sol todavía no ha salido. Quiero el olor de la cena cuando se quema porque nos hemos tirado al suelo y en vez de cocinar, hemos hecho el amor. Quiero las huellas de las manos en las ventanas del coche, empañadas desde dentro. Quiero largos baños seguidos de duchas cortas y el aroma de tu champú tiñendo mis manos para todo el día que sigue. Quiero orejas que oigan las palabras que suelto en vez de ojos que las lean. Quiero cuadernos negros con tinta de todos los detalles en que me he dado cuenta de todas las veces que me senté y  me quedé maravillado de la manera en la que das vueltas alrededor durante una hora.

Quiero fuegos artificiales desde las cimas de las montañas y los rayos desde las ventanas. Quiero juegos de mesa perezosos donde las reglas parecen no importar y quiero que los gritos resalten cosas importantes. Quiero una pasión que queme entre nosotros e incendie las sábanas. Quiero despertarme cubierto en cenizas de la noche anterior. Quiero una mano que coja mi cabeza cuando mis ojos se llenen de agua, y quiero unos dedos que encuentren mis hombros cuando el peso de la vida sea muy pesado de vez en cuando. Quiero ser las palmas incansables que acarician los dolores de tu cuerpo y el beso en la frente después de haberte quedado dormida por ello. Quiero el volante frío en mis manos al principio de un viaje mañanero lejos de aquí y quiero ser el sonido de tus piernas estirándose cuando nos paramos a poner gasolina. Quiero las fotos de cada signo en el borde de cada estado y quiero mis dedos ligeramente teñidos con el sello de cada visado en nuestros pasaportes. Quiero el olor de la comida extraña que serpentea a lo lardo de las grandes callos y el sonido de las botas sobre adoquines y arcilla.

Quiero que llueva y quiero que tu pelo se empape en ella. Quiero hierba verde y luz tenue a través de tres ramas y pasos lentos y firmes hacia mí. Quiero el sonido de la nada cuando es compartido contigo, y quiero anhelar como la nada se convierte en algo cuando tu mano está en mi mano y la noche se despliega.  Quiero películas que se reproducen como si a nosotros no nos molestara verlas y quiero besos en la parte de atrás del teatro cuando nos olvidamos de que la gente nos puede ver. Quiero derrames de palomitas de maíz y manos dulces y que la tranquilidad que juramos viva alrededor de nosotros. Quiero el sonido crujiente que hacen las bolsas de la compra cuando intentas apretarlas todas para llevarlas en un solo viaje. Quiero la plenitud de los estantes de la despensa y quiero verte de pie con las manos en las caderas mirando entre ellos para desvelar el secreto de lo que la cena consistirá. Quiero la caída del cabello a cámara lenta que se acaba de cortar y quiero esa risa cuando cortas un trozo demasiado corto. Quiero ver como barres la escoba de ida y vuelta y vuelta e ida y quiero sujetar el recogedor  mientras recoges los pedazos de mí que pensabas que ya no necesitaba más. Quiero tus pies en mis manos y mis pulgares doloridos de presionar todas las horas que has pasado sobre ellos. Quiero esa risa que viene tan de repente que todo el mundo a nuestro alrededor cree que nuestras lágrimas son de dolor y que nuestra respiración nos abandone como si fuéramos barcos hundiéndose y el mar estuviese lleno de botes salvavidas. Quiero ser el espejo que mira desaprobarte y quiero ser la voz que sale en el momento perfecto para decir lo precioso que es el punto exacto el cual tú no sabías que yo sabía que estabas mirando.

Quiero ser tus zapatos más elegantes y quiero ser el modo en que realmente duelen para que no puedas esperar a quitárselos. Quiero domingos perezosos y sábados ocupados y la libertad que el  viernes trae y la aprehensión de un jueves a las 2:45 de la tarde y los momentos tranquilos leyendo un miércoles cuando nieva y un martes donde alquilamos las mejores películas nuevas y un lunes llenos de letargo . Quiero tus semanas y tus meses pero quiero las horas y los segundos más. Quiero que los diminutos ‘tics’ entre un segundo y quiero todo lo vive entre ellos. Quiero ser todos los cuentos de hadas que hemos contado a todos los niños que hemos conocido y la forma en que realmente estamos hablando de nosotros mismos. Quiero que las luces de Navidad y el brillo en tus ojos y el sonido de arrugar el papel y las pequeñas partículas de purpurina que se han caído después de atar todos los arcos. Quiero el baile. Todo el baile en todos los lugares de todas las canciones y el roce de dos pares de pies que han esperado toda la vida para estar en órbita entre sí. Quiero la carretera y el cielo y el avión y el coche y el agotamiento y el júbilo y el mar y las montañas altas. Quiero la fiebre que te enfría  y el frío que alivia y el camino al hospital cuando la habitación debe ser de una variedad de emergencia. Quiero el zumbido y quiero el ronquido suave de tu dormir a mi lado. Quiero ser el único que te recuerdan a la fuerza que siempre ha hecho de y yo quiero ser el que te abraza cuando la adrenalina es lo que queda cuando esa fuerza se acabe. Quiero ser el único que te recuerde la fuerza de la que estás hecha y quiero ser el único en sujetarte cuando la adrenalina es todo lo que queda cuando la fuerza se ha acabado. Quiero ser el recordatorio de que no necesitas un recordatorio de que estás hecha de las cosas salvajes y que retozan dentro de ti sin pensar quien puede estar mirando o qué pensamientos podrían estar llenando sus cabezas. Quiero ser los ojos que se ensanchan en tu rostro cuando te des cuenta de lo que vales. Quiero ser tus raíces y el sabor de la suelo del cual les encanta el sabor.


Quiero ser la noche sin estrellas y la luna reflejada en la superficie de las aguas. Quiero ser una larga historia contada con detalles fantásticos y personajes milagrosos y lejos de lugares exóticos y aventura salvaje. Quiero ser una única frase, simple y perfecta, que parece un puñetazo en nuestras tripas. Una frase con un par de palabras que resumen más de diez mil páginas agarradas con cuero y pegamento. Quiero que los planetas se alineen y que signifique algo especial y quiero ver las estrellas caer y quiero contar meteoritos hasta darme cuenta que te has quedado dormida y que las estaba contando solo todo este tiempo. Quiero ser el sol y calentar tu cara hacia mí, quiero ser la luna y guiarte a casa. Quiero ser las galaxias que llenan las partes que creíamos negras y quiero ser la luz que cuesta tanto alcanzar de allí hasta aquí. Quiero que el universo des-evolucione y quiero que retrocedamos a la gente de las cuevas y desde allí de vuelta a los monos y de los monos de nuevo a criaturas que gatean y de su torpe forma de arrastrar los pies de nuevo a los nadadores sin patas y de allí de nuevo a las medusas sin espinas y mucho más lejos hasta que seamos dos organismos con dos células y finalmente de vuelta a donde seamos una cosa, una célula, luego un átomo rotando en la oscuridad, esperando la explosión que comenzaría nuestra historia.”


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