QUIERO (de Tyler Knott Gregson)
“Quiero esto. Quiero eso. Quiero fotos de nosotros. Quiero
estar orgulloso de nosotros bien alto. Quiero besarte. Quiero sonreír y reír.
Quiero provocarte una risa tonta y quiero hacerte suspirar y quiero quitarte el
aliento, y quiero bailar contigo en las bodas y quiero cogerte y llevarte
cuando tus pies estén cansados, y quiero esperar hasta que estés casi dormida y
después besar tu nariz, y hacerte reír mucho con alguna broma secreta hasta que
la barriga te duela, y que me golpees por despertarte para salir de la cama y
ver las luces de la ciudad mientras nos comemos un bol de cereales a las 1:38
de madrugada. Quiero oler tu aroma después de la ducha y pintarte las uñas de
los pies, y llevarte a partidos de beisbol y enseñarte cosas escondidas que
están pasando y que la mayoría de la gente no sabe. Nos quiero a nosotros.
Quiero el olor de las tortitas cuando soy yo el que las cocina y el sol todavía
no ha salido. Quiero el olor de la cena cuando se quema porque nos hemos tirado
al suelo y en vez de cocinar, hemos hecho el amor. Quiero las huellas de las
manos en las ventanas del coche, empañadas desde dentro. Quiero largos baños
seguidos de duchas cortas y el aroma de tu champú tiñendo mis manos para todo
el día que sigue. Quiero orejas que oigan las palabras que suelto en vez de
ojos que las lean. Quiero cuadernos negros con tinta de todos los detalles en
que me he dado cuenta de todas las veces que me senté y me quedé maravillado de la manera en la que
das vueltas alrededor durante una hora.
Quiero fuegos artificiales desde las cimas de las montañas y
los rayos desde las ventanas. Quiero juegos de mesa perezosos donde las reglas
parecen no importar y quiero que los gritos resalten cosas importantes. Quiero
una pasión que queme entre nosotros e incendie las sábanas. Quiero despertarme
cubierto en cenizas de la noche anterior. Quiero una mano que coja mi cabeza
cuando mis ojos se llenen de agua, y quiero unos dedos que encuentren mis
hombros cuando el peso de la vida sea muy pesado de vez en cuando. Quiero ser
las palmas incansables que acarician los dolores de tu cuerpo y el beso en la
frente después de haberte quedado dormida por ello. Quiero el volante frío en
mis manos al principio de un viaje mañanero lejos de aquí y quiero ser el
sonido de tus piernas estirándose cuando nos paramos a poner gasolina. Quiero
las fotos de cada signo en el borde de cada estado y quiero mis dedos
ligeramente teñidos con el sello de cada visado en nuestros pasaportes. Quiero
el olor de la comida extraña que serpentea a lo lardo de las grandes callos y
el sonido de las botas sobre adoquines y arcilla.
Quiero que llueva y quiero que tu pelo se empape en ella.
Quiero hierba verde y luz tenue a través de tres ramas y pasos lentos y firmes
hacia mí. Quiero el sonido de la nada cuando es compartido contigo, y quiero
anhelar como la nada se convierte en algo cuando tu mano está en mi mano y la
noche se despliega. Quiero películas que
se reproducen como si a nosotros no nos molestara verlas y quiero besos en la
parte de atrás del teatro cuando nos olvidamos de que la gente nos puede ver.
Quiero derrames de palomitas de maíz y manos dulces y que la tranquilidad que
juramos viva alrededor de nosotros. Quiero el sonido crujiente que hacen las
bolsas de la compra cuando intentas apretarlas todas para llevarlas en un solo
viaje. Quiero la plenitud de los estantes de la despensa y quiero verte de pie
con las manos en las caderas mirando entre ellos para desvelar el secreto de lo
que la cena consistirá. Quiero la caída del cabello a cámara lenta que se acaba
de cortar y quiero esa risa cuando cortas un trozo demasiado corto. Quiero ver
como barres la escoba de ida y vuelta y vuelta e ida y quiero sujetar el
recogedor mientras recoges los pedazos
de mí que pensabas que ya no necesitaba más. Quiero tus pies en mis manos y mis
pulgares doloridos de presionar todas las horas que has pasado sobre ellos.
Quiero esa risa que viene tan de repente que todo el mundo a nuestro alrededor
cree que nuestras lágrimas son de dolor y que nuestra respiración nos abandone
como si fuéramos barcos hundiéndose y el mar estuviese lleno de botes
salvavidas. Quiero ser el espejo que mira desaprobarte y quiero ser la voz que
sale en el momento perfecto para decir lo precioso que es el punto exacto el
cual tú no sabías que yo sabía que estabas mirando.
Quiero ser tus zapatos más elegantes y quiero ser el modo en
que realmente duelen para que no puedas esperar a quitárselos. Quiero domingos
perezosos y sábados ocupados y la libertad que el viernes trae y la aprehensión de un jueves a
las 2:45 de la tarde y los momentos tranquilos leyendo un miércoles cuando
nieva y un martes donde alquilamos las mejores películas nuevas y un lunes
llenos de letargo . Quiero tus semanas y tus meses pero quiero las horas y los
segundos más. Quiero que los diminutos ‘tics’ entre un segundo y quiero todo lo
vive entre ellos. Quiero ser todos los cuentos de hadas que hemos contado a
todos los niños que hemos conocido y la forma en que realmente estamos hablando
de nosotros mismos. Quiero que las luces de Navidad y el brillo en tus ojos y
el sonido de arrugar el papel y las pequeñas partículas de purpurina que se han
caído después de atar todos los arcos. Quiero el baile. Todo el baile en todos
los lugares de todas las canciones y el roce de dos pares de pies que han
esperado toda la vida para estar en órbita entre sí. Quiero la carretera y el
cielo y el avión y el coche y el agotamiento y el júbilo y el mar y las
montañas altas. Quiero la fiebre que te enfría
y el frío que alivia y el camino al hospital cuando la habitación debe
ser de una variedad de emergencia. Quiero el zumbido y quiero el ronquido suave
de tu dormir a mi lado. Quiero ser el único que te recuerdan a la fuerza que
siempre ha hecho de y yo quiero ser el que te abraza cuando la adrenalina es lo
que queda cuando esa fuerza se acabe. Quiero ser el único que te recuerde la
fuerza de la que estás hecha y quiero ser el único en sujetarte cuando la
adrenalina es todo lo que queda cuando la fuerza se ha acabado. Quiero ser el recordatorio
de que no necesitas un recordatorio de que estás hecha de las cosas salvajes y
que retozan dentro de ti sin pensar quien puede estar mirando o qué
pensamientos podrían estar llenando sus cabezas. Quiero ser los ojos que se
ensanchan en tu rostro cuando te des cuenta de lo que vales. Quiero ser tus
raíces y el sabor de la suelo del cual les encanta el sabor.
Quiero ser la noche sin estrellas y la luna reflejada en la
superficie de las aguas. Quiero ser una larga historia contada con detalles fantásticos
y personajes milagrosos y lejos de lugares exóticos y aventura salvaje. Quiero
ser una única frase, simple y perfecta, que parece un puñetazo en nuestras
tripas. Una frase con un par de palabras que resumen más de diez mil páginas
agarradas con cuero y pegamento. Quiero que los planetas se alineen y que
signifique algo especial y quiero ver las estrellas caer y quiero contar
meteoritos hasta darme cuenta que te has quedado dormida y que las estaba
contando solo todo este tiempo. Quiero ser el sol y calentar tu cara hacia mí,
quiero ser la luna y guiarte a casa. Quiero ser las galaxias que llenan las
partes que creíamos negras y quiero ser la luz que cuesta tanto alcanzar de
allí hasta aquí. Quiero que el universo des-evolucione y quiero que retrocedamos
a la gente de las cuevas y desde allí de vuelta a los monos y de los monos de
nuevo a criaturas que gatean y de su torpe forma de arrastrar los pies de nuevo
a los nadadores sin patas y de allí de nuevo a las medusas sin espinas y mucho
más lejos hasta que seamos dos organismos con dos células y finalmente de
vuelta a donde seamos una cosa, una célula, luego un átomo rotando en la
oscuridad, esperando la explosión que comenzaría nuestra historia.”
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