"EL OPTIMISMO ES
UN FACTOR DE PROTECCIÓN CEREBRAL"
Impecable cerebro
En el país del
psicoanálisis llena auditorios hablando del cerebro (a su última conferencia
acudieron 9.000 personas, 6.000 se quedaron fuera). Creó y dirige el Instituto
de Neurología Cognitiva (Ineco) y el Instituto de Neurociencias de la Fundación
Favaloro, ambos en Buenos Aires y líderes en publicaciones científicas
originales en neurociencia cognitiva. Triunfó en la tele argentina con Los
enigmas del cerebro. Es tan razonable, encantador y perfecto que no puedo
evitar preguntarme cuál será su lado oscuro. Acaba de publicar un libro
divulgativo, Usar el cerebro (Paidós). "La sociedad argentina tiene ganas
de conocimiento", dice con humildad para justificar sus éxitos.
Le ha visto usted el
cerebro a Cristina Fernández.
Tuve el honor de ser seleccionado para dirigir el equipo que
le hizo el diagnóstico y la operó.
¿Un carácter oscuro?
Conmigo fue una paciente fácil. Cuando ingresó en nuestro
instituto yo estaba en un pueblito de las Pampas.
¿Y qué hacía allí?
Dar una conferencia: para mí es muy importante que la
sociedad debata los hallazgos del cerebro, ya que todo lo hacemos con él; pero
en este caso tuve que salir pitando y dejarlos a todos plantados.
¿Viene usted de buena
familia?
Soy hijo de un cirujano de un pueblito rural. Nunca faltó ni
sobró nada, pero siempre sentí nostalgia del mundo. Sin embargo, el cambio a
Buenos Aires, cuando fui a estudiar la carrera de Medicina, fue más duro que el
cambio a Boston.
Pero triunfó en
Estados Unidos.
Llegué como neurólogo investigador sabiendo muy poco inglés,
pero al cabo de dos años, gracias a un descubrimiento, me dieron el premio al
joven investigador de la Asociación de Neuropsiquiatría norteamericana, y eso
me llevó a Cambridge.
Entonces, ¿qué ha
sido lo difícil?
Volver a Argentina. Quería investigar la mente humana; me
bastaban cuatro paredes con gente brillante dentro, pero la sociedad y el
ambiente médico me miraban con recelo. Aunque yo estaba tan entusiasmado que no
lo viví como una dificultad, y ya sabe que el cerebro crea la realidad.
¿Esa afirmación es
científica?
Por supuesto. La manera en que pensamos es la manera en que
sentimos. Si yo pienso que usted está defraudada conmigo, me voy a sentir mal;
si pienso que está gratamente sorprendida, me voy a sentir bien; pero en
realidad yo no sé lo que usted piensa, lo va a fabricar mi cerebro.
Entiendo.
Saber esto me ha cambiado. Los pensamientos tóxicos pueden
ser eliminables, y eso me parece muy interesante.
¿Ha conseguido usted
corregir actitudes?
Parte del día lo destino a cuidar mi cerebro: descanso, hago
meditación (no por una cuestión de creencias, sino de salud mental) y hago
ejercicio físico a diario, y no para tener un buen cuerpo, sino una buena
mente.
¿El ejercicio físico
alimenta el cerebro?
El ejercicio genera miles de conexiones neuronales nuevas y
refuerza el pensamiento creativo. El hipocampo es clave para la memoria, y a
partir de los 65 años se desgasta un uno por ciento anual, pero lo podemos
ralentizar con ejercicio, está comprobado.
¿De qué otra manera
cuida su cerebro?
Cuando estoy en baja forma psicológica contacto con la gente
porque sé que el contacto social libera endorfinas. También trato de dormir
bien porque sé que el sueño ayuda a modular el sistema inmune, el sistema
hormonal y consolida la memoria. Aunque la memoria no es tan importante.
¿...?
El olvido es parte esencial de la memoria. Somos seres
emocionales, la emoción guía la conducta: recordamos lo que nos emociona. Y me
interesa mucho el estudio de la creatividad.
¿Qué sabemos?
Hay un estadio de incubación en el que uno piensa
obsesivamente en un tema. De hecho, la creatividad se asocia más con
pensamientos obsesivos que con la inteligencia. Luego aparece el eureka cuando
estamos relajados, cuando no pensamos en ello, pero siempre tras haber pensado
obsesivamente.
Implica, entonces,
cierto desequilibrio.
Estar un poco loco, arriesgar y no temer el error favorece
la creatividad, pero la sociedad y la educación estigmatizan el error. Saberlo
me permite liderar grupos creativos.
Deme más consejos
para tener un cerebro saludable.
Todo lo que es bueno para el corazón es bueno para el
cerebro: cuide la tensión arterial, ojo con el azúcar, evite el sobrepeso, coma
fruta, verdura y pescado rico en omega 3. Y empiece cuanto antes, porque los
síntomas de alzheimer se manifiestan décadas después de los cambios cerebrales.
Veo que hay que
empezar a aburrirse.
El optimismo es un factor de protección cerebral importante,
y también los desafíos intelectuales: no hacer más de lo mismo. Cuando nos
jubilamos de lo que nos gusta, de lo que nos apasiona, aumenta el deterioro
cerebral. Hasta el último día de nuestra vida el cerebro es plástico y se
reorganiza.
¿Y dónde sitúa a Dios
en medio de este cableado cerebral?
La pregunta fundamental es si el cerebro crea a Dios o si tiene
antenas para captar a Dios. En el centro de Religión y Neurociencia de Oxford
se están invirtiendo millones de libras para dar respuesta a esta pregunta.
¿Qué investigaciones
le impactan?
La posibilidad de detectar los pensamientos poniendo
electrodos en el cerebro humano ya no es ciencia ficción. Conectaron el cerebro
de varios pilotos a un ordenador y estos, pensando qué pasos tenían que seguir,
hicieron aterrizar un avión en un simulador.
Leer más: http://www.lavanguardia.com/lacontra/20150127/54425164432/la-contra-facundo-manes-optimismo-proteccion-cerebral.html#ixzz3QmfPZrFX
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