DEFINICIÓN DE MASAJE
Desde que somos muy pequeños, nuestra reacción natural
cuando nos hacemos daño es frotar la zona afectada para aliviar el dolor.
Instintivamente somos conscientes del poder curativo del tacto. El masaje nos
enseña a usarlo con fines terapéuticos: para relajar y aliviar el cuerpo, y
también la mente. Como muchos de los actuales problemas de salud provienen del estrés, el masaje puede tener
un efecto profundo y positivo en su bienestar.
El masaje, que solía
considerarse un lujo innecesario, en la actualidad se valora no sólo por
ser uno de los medios más efectivos para combatir el estrés e inducir la
relajación, sino también por muchas ventajas físicas y mentales, entre las que
se incluyen la eliminación de toxinas , el alivio de las molestias musculares, la mejora de la
flexibilidad, el alivio del dolor crónico, la reducción de los dolores de
cabeza provocados por la tensión, la potenciación del sistema inmunológico, el
favorecimiento de un sueño reparador y la mejora de la concentración.
¿CÓMO FUNCIONA EL MASAJE?
El cuerpo humano está compuesto por varios sistemas, entre
ellos el muscular, el nervioso, el óseo, el linfático, el cardiovascular y el
digestivo. Cada sistema se ve afectado, directa o indirectamente, por el
masaje.
Después de un masaje puede esperar que sus músculos se
relajen, que sus sentidos estén más despiertos, que su esqueleto se realinee,
que su sistema linfático se limpie, que su circulación mejore y que su aparato
digestivo funcione mejor (problemas como el estreñimiento pueden aliviarse con
masajes).
El primer efecto del masaje que se puede notar sobre el
cuerpo es un ligero enrojecimiento de la piel en la zona masajeada: esto indica
que hay un aumento del flujo sanguíneo
en dicha zona. Una mejor circulación ayuda a aliviar muchos problemas
musculares. Cuando un músculo está tenso y duro como resultado del estrés o de
una lesión, se contrae. Esto hace que parte de la sangre sea “exprimida” y
salga del músculo, reduciendo el aporte sanguíneo que le llega y provocando que
las fibras musculares se enganchen entre ellas y se sequen, como cuando
olvidamos unos espaguetis cocidos y no les ponemos su salsa. En los casos
graves, las sustancias de desecho y las toxinas se acumulan en las fibras
musculares, desarrollándose puntos tensos o “nudos”, que son como piedrecillas
duras alojadas en profundidad en el músculo. Si no se tratan, el cuerpo empieza
a confundir estos nudos con hueso, y comienza a formar depósitos de calcio
sobre ellos. Los resultados pueden ser extremadamente dolorosos.
Al masajear un músculo tenso y contraído, aumenta el flujo
sanguíneo, lo que ayuda a separar las fibras musculares. Piense en ello como en
poner salsa a unos espaguetis. Como resultado, las toxinas y las sustancias de
desechos son eliminadas de las células y del cuerpo a través de la orina, la
defecación y el sudor.
Cuando un sistema corporal se ve afectado negativamente,
otros también lo son. Los músculos tensos y contraídos afectan al sistema
esquelético tirando de los huesos y haciendo que queden desalineados, lo que
acaba provocando más dolor y reduciendo la movilidad. El masaje relaja y
también puede ayudar a alargar los músculos, lo que, a su vez, vuelve a alienar
el esqueleto. Tras un buen masaje, una persona normalmente estará de pie más
recta y parecerá más alta.
Los beneficios físicos del masaje están inextricablemente
unidos a una mejora del estado mental. Los niveles de ansiedad descienden, y
las personas tienden a dormir mejor después de un masaje. Una persona bien
descansada padece menos cansancio y fatiga y se enfrenta mucho mejor al estrés.
La capacidad de concentración mejora y la persona tiende a sufrir menos dolores
de cabeza por tensión.
En la parte delantera del cuerpo: unos abdominales débiles
pueden provocar dolor en la parte inferior
de la espalda, y unos pectorales tensos, en los hombros.
En la parte posterior del cuerpo: unos músculos del cuello
tensos pueden provocar dolores de cabeza.
LOS MÚSCULOS
El masaje consiste en una manipulación del tejido muscular,
así que para ser un buen masajista debe conocer la situación de los distintos
músculos en el cuerpo. Un masaje puede dar la extraña sensación de ser
incompleto si sólo se atiende una parte del músculo. Puede aprender mucho sobre
la salud de los músculos (y el estado de las fibras musculares) simplemente
tocándolos. A medida que sus manos se vuelvan más sensibles, se dará cuenta de
que un músculo sano tiene un tacto flotante y de que ofrece una menor resistencia, mientras que un
músculo tenso es más denso y de tacto más duro.
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