CÓMO SALIR DEL LABERINTO DE NUESTROS PROBLEMAS
No sabemos cómo ni por qué. Pero hay personas que nunca
parecen tener problemas, personalidades que resuelven con éxito y tranquilidad
sus asuntos cotidianos sin mayor dificultad. Ahora bien, hemos de admitirlo,
hay problemas y problemas, y nunca será comparable lo que uno sufre con lo que
otro simplemente, esconde.
Cada uno de nosotros tenemos nuestras propias
preocupaciones, pero lo que está claro es que no todos los afrontamos de igual
modo. Hay quien no deja de poner en voz alta cada uno de sus asuntos, volcando
en otros sus ansiedades, problemas y cavilaciones. "No te puedes ni
imaginar todo lo que tengo encima, es que todo me pasa a mí y no sé qué voy a
hacer con mi vida". Estas expresiones las oímos habitualmente en boca de
las personas que nos rodean, casi
obligándonos a decir aquello de "Pues hombre, no te compliques tanto la
vida".
Pero no es fácil. La existencia a veces nos pone duras
pruebas y muchas piedras en el camino. Y hemos de tener claro un aspecto: somos
nosotros mismos quienes hemos de aprender a hacerles frente. Solo nosotros
deberemos encontrar las fuerzas y el ánimo suficiente para salir de nuestro
laberinto. Te damos a continuación, unas pautas generales para ayudarte. Para
tenderte este hilo de Ariadna con el cual, encontrar la salida.
1. NO PUEDES CAMBIAR A LOS DEMÁS
Puede que tu problema
tenga que ver con alguna o algunas personas en concreto. Alguien te ha
decepcionado, alguien te ha hecho daño o ha surgido un inconveniente que no
esperabas. Es algo habitual que ocurrirá no una sino varias veces a lo largo de
nuestro ciclo vital. Así que lo primero que deberemos entender es que no
podemos esperar que los demás cambien de pronto para adecuarse a tus
necesidades o tus expectativas. No esperes que el mundo se ajuste a tus necesidades
o tu punto de vista. El cambio para afrontar dicha preocupación debe partir de
ti. Deberás esforzarte para cambiar algo, algo que en esencia debe aportarte
más tranquilidad y felicidad. Y recuerda, todo cambio personal requiere
esfuerzo y valentía.
2. EVITA EL CONFLICTO
Ya nos lo dijo Einstein una vez: debemos evitar todo
conflicto porque no nos lleva a ninguna solución. El conflicto implica una alta
carga emotiva donde no hay claridad, solo ira. Y no se puede llegar a ningún
tipo de resolución de dicho por problema con ese caos interior. Así que lo
mejor es tomar perspectiva, relajarnos y afrontar cada punto de ese problema
con calma y tranquilidad.
3. CUESTIONA CADA PARTE DEL PROBLEMA
En realidad, todo problema está a su vez formado por muchos
otros más pequeños. ¿Tienes problemas en el trabajo? ¿Por qué ocurre? ¿Es
insatisfacción personal, problemas con los jefes, los compañeros, el trabajo te
genera demasiado estrés? Cuestiona cada elemento de tus preocupaciones y ve al
fondo del asunto, a la raíz misma de lo que te causa tanta ansiedad. No veas
solo dicho problema como un túnel del que no puedes asomar, un laberinto sin
salida. Divídelo en partes pequeñas y afronta cada uno de ellas hasta llegar a
la solución.
4. BUSCA LA RESISTENCIA INTERNA DE DICHO PROBLEMA
Esta idea está tomada de Sigmund Freud. La resistencia para
él era esa parte inconsciente de nosotros mismos donde se enclavan parte de
nuestras emociones, de nuestros recuerdos, de nuestras debilidades. Y debemos
pensar en ello. Es posible que ahora mismo, seas infeliz con tu pareja, por
ejemplo. Has analizado cada parte del problema y has llegado a la conclusión de
que no te sientes atendido/a, valorado/a, que ya no percibes la misma ilusión
de antaño... sin embargo, no quieres dejar la relación. ¿Cuál sería entonces la
"resistencia"? Tal vez, el miedo a la soledad.
5. UNA DOSIS DE VALENTÍA
Lo más curioso es que, la mayoría de las veces nosotros
mismos ya sabemos en realidad cuál es la solución a nuestro problema. Tal vez
deba irme a otra provincia o a otro país en busca de un mejor trabajo. Tal vez
deba dejar a mi pareja actual en vista de mi infelicidad. Tal vez deba cambiar
de amigos. O tener un poco más de iniciativa en las cosas. La solución está en
ti, y sin embargo, no te atreves a dar el paso. Y es que siempre cuesta, lo
sabemos. Pero recuerda ante todo una cosa: que tienes derecho a ser feliz, y
que para ello, todo esfuerzo merece la pena. Recuerda también que en realidad,
no hay problemas. Solo soluciones que no nos gustan...
Por: Valeria
Sabater, Nov 11
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