jueves, 17 de julio de 2014


MEDICINA TRADICIONAL TIBETANA: CONSCIENCIA DE SALUD

Vivimos en una sociedad donde la higiene y el cuidado de la salud se valoran como logros importantes, pero, ¿estamos completamente sanos?

El cuidado físico, la mejora alimenticia, la calidad de vida, el cuidado personal, son elementos que nos aportan un equilibrio a los elementos externos a los que cada día nos enfrentamos. Sin embargo, desde la perspectiva de la Medicina Tradicional Tibetana, sólo actuar con esos parámetros no es suficiente para estar sanos y mantener el equilibrio.

La clave está en la mente, en ser consciente y aplicar la atención a nosotros mismos para lograr la salud.

La Medicina Tradicional Tibetana considera al ser humano una integración de mente y cuerpo, donde la primera se transforma en el elemento diferenciador entre un estado saludable y un estado desequilibrado de salud.

Desde hace más de 2.500 años, y ligada a la filosofía Budista, esta medicina ha sido la clave para un pueblo que ha aprendido la ciencia de la mente y su fuerte influencia en la vida y la salud. Esta disciplina médica muy extendida en Asia, cobra cada día más importancia en Occidente, donde se brindan oportunidades para aprender y profundizar en una ciencia médica cuyo objetivo es buscar la causa raíz de la enfermedad y mediante adaptaciones alimentarias, de comportamiento y el apoyo en terapias herbales y externas (masaje, horme, moxa, etc.) reequilibrar integralmente al individuo.

Para la Medicina Tradicional Tibetana todo en el universo está formado por cinco elementos, presentes en el ser humano, la tierra como el elemento que da la base y sustento, el agua que lubrica y da fluidez, el fuego, el calor para poder desarrollar y madurar, el aire como elemento de crecimiento, y el espacio, como el medio y la potencialidad de la vida.

Estos elementos además, combinados, dan lugar a las tres energías fundamentales que rigen los procesos mentales y fisiológicos en el cuerpo: la energía de viento (rlung), cuya naturaleza viene determinada por el elemento aire, la energía bilis (tripa), cuya naturaleza viene dada por el elemento fuego, y la energía flema (bedkan), cuya naturaleza procede de los elementos agua y tierra. El espacio está presente en el cuerpo en los intersticios y zonas huecas, para permitir el movimiento.

Estas energías cuando están en equilibrio definen el estado de salud de la persona.

La energía viento es responsable de los procesos cognitivos, sensoriales, de la capacidad del movimiento del cuerpo, y los procesos más importantes a nivel vital, como la respiración, la digestión, o la expulsión de residuos.

La energía bilis da el calor al cuerpo, y la complexión sana, además es responsable de la determinación y fuerza de la persona.

La energía flema determina la estabilidad emocional y estructural del cuerpo, y los procesos de sueño y descanso, y determina nuestra tenacidad y paciencia.

Desde un punto de vista psicológico, el origen de estas energías está en los venenos mentales, procedentes de la ignorancia propia del ser humano, a su vez originada por el apego al yo. Esos venenos, apego, ira y engaño, son los responsables de la generación de las tres energías y los canales por los que se mueven.

De esta forma, el ser humano no es únicamente un cuerpo y su funcionamiento, sino también una mente que debe mantener una relación de equilibrio con el cuerpo.

En nuestra vida diaria vivimos ignorantes de la realidad de los fenómenos y de nosotros mismos. Esta idea errónea condiciona la percepción del mundo en el que vivimos y es la causa última de nuestro estado desequilibrado de salud.

Es por ello que la psicología, y las emociones, tienen una influencia decisiva para lograr una vida sana. Se debe ser consciente, estar atento para lograr que el estado de salud, el equilibrio de las energías.

Las alteraciones en los estados emocionales o psicológicos tienen una repercusión directa en los procesos fisiológicos. La mente es el factor desequilibrante cuando pierde la atención, y el cuerpo somatiza el efecto.

El apego al yo, la medida de la vida en base a uno mismo, genera expectativas, creencias imposibles que no se pueden ver cumplidas, y que traen como resultado la decepción, el enfado, procesos de oscurecimiento mental que impiden que el equilibrio mental se mantenga. Y a mayor oscurecimiento, mayor desequilibrio, y menor capacidad de control. En ese estado de mente los venenos se manifiestan y generan las causas de la enfermedad, desequilibrando las energías de viento, bilis y flema. Esas energías, al perder su equilibrio fomentan que los proceso fisiológicos de los que son responsables no se den con regularidad y con ello manifiestan síntomas que deben ser tratados para evitar el perjuicio físico.

Si bien la mente, y sus venenos son la causa, la enfermedad se manifiesta cuando las condiciones se reúnen, estas condiciones son las causas secundarias de la enfermedad, la alimentación, el comportamiento, los accidentes e incidentes desafortunados y las influencias negativas externas. Esas causas dan lugar a un escenario que el doctor tibetano debe interpretar.

Los métodos diagnósticos de pulso, orina, lengua, orejas y ojos, permiten al doctor tibetano conocer la causa origen del problema, reconocer los síntomas, identificar la constitución del paciente y proponer un tratamiento. Los tratamientos se basen fundamentalmente en una dieta adaptada a las necesidades del individuo, unos patrones de comportamiento que permitan cambiar los hábitos perjudiciales y un tratamiento herbal mediante píldoras naturales.

En muchas ocasiones, se acompaña de terapias externas para ayudar en el proceso de curación.

Los elementos de curación forman toda una terapia que permite lograr el éxito del tratamiento sin que haya efectos secundarios, es decir, sin desequilibrar ningún otro elemento del cuerpo, o a la propia mente.

En definitiva, debemos aplicar una atención consciente en nuestra vida, y para ello podemos basarnos en estos pequeños consejos:

1. Aceptemos siempre la realidad: no podemos tener todo lo que deseamos, pero sí podemos ser felices con lo que tenemos. Generemos autoconfianza.

2. La mente ignorante se concentra en los problemas: no debemos darle vueltas a los problemas, sino centrarnos en lo positivo.

3. Apreciemos nuestra fortuna: debemos dar gracias por la vida, la salud, la familia, el trabajo.

4. Llevemos una vida ordenada en alimentación y hábitos.

5. Disfrutemos del presente, seamos conscientes del momento.

En Madrid, en el centro budista Thubten Dhargye Ling la oportunidad de acceder a esta disciplina es una realidad, de la mano del Dr. Lobsang Shresta, cuya dedicación a esta ciencia le ha convertido en verdadero maestro. Desde hace más de 6 años sus enseñanzas en alimentación, masaje, psicología y medicina han aportado a muchas personas un camino de salud.

Nuevamente contaremos con su inestimable conocimiento desde septiembre de este año para un nuevo ciclo formativo en Medicina, y adicionalmente un curso online del primer ciclo para las personas que en la ocasión anterior no llegaron a tiempo.

Para más información ponte en contacto con:
THUBTEN DHARGYE LING
 Comunidad Budista Tibetana
 C/ Canillas nº 22 - 28002 Madrid – España
www.budismotibetanomadrid.org
Teléfono: 915 632 959
Sergio Iniesta
Medicina Tibetana y Salud


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