ES HORA DE ENFRENTAR
NUESTROS DEMONIOS INTERNOS
“Todos cargamos con nuestros demonios todos los días, sólo que algunos
los tienen encerrados en botellas porque no saben cómo lidiar con ellos.”
— Revaunde
Hoy quiero hablar de los demonios, más específicamente
aquellos demonios internos que todos tenemos. No, ¡no te asustes! No son
enemigos que hay que vencer, son simplemente aspectos de la vida que es
necesario dominar, y que de hecho pueden ser dominados. Estos demonios tienen
como labor exclusiva sabotear todos nuestros intentos por tener éxito, dejar
viejos vicios inútiles y adquirir nuevas costumbres que nos llevan al triunfo.
A lo largo de nuestra vida, vamos asimilando vivencias,
recuerdos, experiencias, frustraciones, sinsabores, alegrías, tristezas… Y así
la lista sigue haciéndose enorme pues a cada momento nuestro organismo está en
contacto con el medio y se encuentra creando registros de lo que acontece
dentro y fuera de nosotros. Muchas de estas cuestiones asimiladas se convierten
en introyectos (lo cual significa hacer nuestra una idea, una emoción, un
pensamiento), y al volverse introyectos, se vuelven inconscientes. Es decir,
son sepultados en lo más recóndito de nuestra memoria, pero no por eso dejan de
influenciarnos, pues queramos o no el inconsciente tiene una enorme injerencia
en nuestra vida, al punto que a veces llamamos a algunos actos realizados bajo
su influjo como acciones realizadas por “casualidad”…
Ahora bien, este cúmulo de situaciones almacenadas en
nuestro interior no son fácilmente identificables y accesibles, solamente se
expresan bajo circunstancias concretas y particulares en las que las
posibilidades de aprender son maravillosamente enormes. Volviendo a esos
introyectos, por el hecho de ser inconscientes y gobernar nuestra vida en el
plano inconsciente, están revestidos de una cara oscura debido a que pueden
hacer colapsar el estado de equilibrio en que nos encontramos al jugar
totalmente en nuestra contra, en detener nuestra progresión. Precisamente estos
introyectos de situaciones tristes, dolorosas o desagradables no elaborados o
superados, se convierten con el paso del tiempo, en nuestros DEMONIOS INTERNOS.
Los demonios internos son aquellos miedos que nacen en el
interior de una persona y que a lo largo de su vida se desarrollan hasta
hacerlos poderosos por los atributos conferidos. El miedo es energía, una
energía poderosísima que logra paralizarnos y si le damos cabida puede
comprometer nuestro futuro y bloquear nuestra capacidad para triunfar. Y es
precisamente así, al abrigo del miedo y del temor que se presentan nuestros
demonios internos.
Nos paralizamos ante una persona hermosa, nos paralizamos
ante una oportunidad de trabajo, al hablar en público y tener que presentar un
proyecto, nos nublamos, no podemos pensar con claridad y terminamos
equivocándonos, o peor aún, no atreviéndonos.
Esto nos explica que los demonios no sólo se limitan a seres
malignos o a los ángeles caídos, sino que, son las emociones destructivas que pueden
hacer verdaderos estragos en nuestras vidas convirtiéndonos en personas
infelices, e incluso hasta perversas. De ahí, la importancia que desde la muy
tierna infancia nuestros padres o bien las personas que están a cargo de los
infantes sean personas con una inteligencia emocional buena; esto es
emocionalmente competente para guiarnos en el control y canalización de
nuestras emociones.
Todos, absolutamente todos, tenemos nuestros demonios
personales, que se vinculan a hechos muy puntuales en nuestra historia y con
nuestros puntos débiles. Aparecen para distraernos en nuestro camino, para
impedirnos progresar y mejorar. Ellos nos hablan al oído y nos empujan a hacer
cosas absurdas, insensatas o de plano estúpidas.
Ahora bien, como buenos seres humanos, siempre tenemos un
pretexto para justificar el por qué dejamos a esos demonios instalarse en
nuestra vida. Generalmente apelamos a alguna carencia, que en teoría es
subsanada por nuestro erróneo comportamiento: “Es que estoy muy solo”; “Nadie
me comprende”; “Perdí la cabeza y disparé(metafóricamente)”; “La suerte nunca
está de mi lado”, etc.. Hay tantas excusas como miserias humanas. Pero
generalmente apelamos a que nos falta algo para disculpar o al menos argumentar
el surgimiento de nuestros diablillos
¿Cómo se manifiestan
estos demonios?
Estos demonios manifestados en tipo de frecuencias o
emociones de baja vibración, una vez que entran en nuestras vidas van mermando
nuestro tono emocional y poco a poco nos marchitamos como una flor. Perdiendo
la alegría de vivir, no hay armonía en nuestras relaciones y cada vez nos
alejamos más de conseguir nuestros sueños. Entre las frecuencias mas comunes
están: la culpa, la inseguridad, los vicios, el miedo, el narcisismo, los
traumas, la ansiedad, la timidez excesiva, el egoísmo, la ira, la tristeza, la
vanidad, la envidia, la soberbia, la anorexia, la bulimia, la preocupación, la
pereza, la depresión, la vergüenza, la desconfianza entre otras tantas.
¿Y qué hacer para lidiar, combatir o debilitar a estos
demonios internos?
Primeramente, es importante hacer un balance de nuestras
vidas y ver en que áreas nos están afectando y luego pasar a la acción para
excluirlas. Reconocer y saber que demonios están causándonos mal no es
suficiente, hay que combatirlos mediante el cambio. Y este consiste en una
nueva forma de pensamiento, es decir, reprogramarnos positivamente. Los
resultados más inmediatos que obtendremos son que nuestras actitudes dejaran de
ser temperamentales, y nos conduciremos con mayor mesura e inteligencia. Necesitamos
también una buena dosis de fe, de voluntad y de amor. Y es precisamente, este
último nuestro mejor antídoto para luchar contra estos demonios. Si el amor
esta presente en nuestras vidas hasta las pruebas más adversas las encararemos
con gran fortaleza. Cabe recordar, que en esta guerra contra los demonios
internos el papel de nuestra autoestima juega un papel primordial.
No olvides que el conocimiento de uno mismo es el método más
valioso para poder identificar a estos demonios que llevamos dentro, para
vencerlos y procurar que esa cara oscura se convierta en energía creadora, en
energía capaz de ayudarnos a sobreponernos a las adversidades por muy duras que
sean. ¡Pero ojo! Este conocimiento es doloroso, viajar a lo más recóndito de
nuestra estructura personal y mental puede ser peligroso para nuestro yo
interno porque conocerás cosas de ti que no sabías quizá que existían, pero es
un viaje que debemos emprender si lo que queremos es evolucionar como personas,
si queremos vencer nuestros límites y llevarlos más allá.
Es una lucha tremenda, a brazo partido, un choque titánico
que requiere mucho esfuerzo de parte nuestra; nos exige la apuesta más alta,
apostar por nosotros mismos a pesar de todo… Cada poco que intentemos avanzar
para combatir o dominar a un DEMONIO INTERNO, todos los demás se unen y
conspiran, buscarán derribarnos, detenernos, herirnos en el lugar que más nos
duele; sin embargo, a pesar de esos golpes y ese dolor que nos hace caer, no
podemos hacer otra cosa sino levantarnos para seguir avanzando. Que va a
costar, claro que sí. Que es difícil, muchísimo. Que en el camino podemos
pensar abandonar, puede que sí, pero si abandonas te condenas a vivir bajo el
temor y la duda que siembran nuestros DEMONIOS INTERNOS.
A pesar del enorme dolor que significa volver a abrir
heridas del pasado para derribar nuestros DEMONIOS INTERNOS hay buenas
noticias, cada vez que nos levantamos de sus intentos por derribarnos con
terribles golpes que nos infringen las heridas más horribles, nos volvemos más
fuertes, más estables, menos temerosos y más aptos para continuar la lucha. ¿Y
qué pasa con ellos? ¡SE DEBILITAN Y DEJAN DE JODERTE LA VIDA! TE PERMITEN SER
FELIZ, O AL MENOS INTENTAR IR EN BUSCA DE LA FELICIDAD…
“Hace un tiempo que no recorría estos pasillos de demonios y
sombras, pero de vez en cuando es sano quemarse un poco en tu propio infierno,
te recuerda a dónde puedes regresar si vuelas muy alto o muy bajo.”
Fabian Malaver
Escrito por: KarlaGalleta
Fuente: https://soyespiritual.com/autoconocimiento/enfrentar-demonios-internos.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario