LA VIDA NO TE QUITA COSAS, TE LIBERA DE
ELLAS
Cuántas
veces en nuestro día a día pensamos que perdemos cosas, oportunidades, amigos,
amores. Y ante la aparente pérdida, nuestro ego toma terreno haciéndonos sentir
desdichados. ¿Cuántas veces un deseo no nos quita la serenidad y al no tener
algo que creemos necesitar, vivimos trágicas torturas mentales?
Las
principales causas de infelicidad son el deseo y el apego, esos que nos hacen
sentirnos necesitados de algo o de alguien o en la búsqueda constante de algo
que genere alguna sensación de bienestar en nosotros.
En nuestro
afán por alcanzar un estado determinado perdemos la vivencia diaria, el estar
en el aquí y en el ahora, donde por lo general se está bien, pero no lo
notamos, sino que perturbamos nuestro presente anhelando de forma desmedida
algún elemento que en la creación de nuestra mente nos hará sentirnos felices.
Esto lo produce el deseo.
La mayoría de nuestros
problemas tienen su origen en el apego a cosas que erróneamente creemos
permanentes.
Dalai Lama
En nuestra
necesidad de mantener bienes o personas a nuestro lado, dejamos de disfrutarlas,
nos aferramos a lo que nos genera felicidad transitoria, seguridad, y ante la
sencilla idea de perderlo, nuestra vida se desestabiliza. Creemos las cosas
nuestras, las hacemos nuestras, inclusive a las personas, y cuando se marchan,
sentimos gran sufrimiento, por el apego que hemos desarrollado.
Algo muy
importante, que en algunas ocasiones genera controversia, es que confundimos
apego y deseo, con amor y cariño, el apego y el deseo son la muestra de que
“quiero esto para que me haga feliz”, mientras que el amor, está libre de
mente, es un sentimiento puro que no tiene nada que ver con la situación, algo
como: “te amo y quiero que seas feliz”, esto independientemente de la relación
que los una y el estatus de la misma.
El apego
podríamos llamarlo la traducción del amor en el lenguaje del ego.
El deseo y
el apego vienen por la idea errónea que tenemos de la vida, no vemos las cosas
tal y como son, sino como nos gustaría que fuesen. Si entendemos la vida desde
el ser y nos hacemos conscientes de que somos responsables de lo que sentimos,
independientemente de la situación, nos liberamos de la conducta reactiva de
que nuestro bienestar esté ligado a lo que suceda. No dependemos de nada
circunstancial para sentirnos bien.
Nuestra vida
es un aprendizaje continuo, nos cruzamos con personas, situaciones, lecciones,
que están allí para nuestro bien (aunque la experiencia no sea grata). Cuando
sentimos que la vida nos ha quitado algo, dejamos de lado nuestra fe en el
funcionamiento del universo, nada se nos quita, solo nos propone nuevos
capítulos de aprendizaje y si estamos atentos, quizás podamos aprender de las
situaciones.
No estás deprimido,
estás distraído. Por eso crees que perdiste algo, lo que es imposible, porque
todo te fue dado. No hiciste ni un solo pelo de tu cabeza, por lo tanto no puedes ser dueño de
nada. Además, la vida no te quita
cosas: te libera de cosas… te aliviana para
que vueles más alto, para que alcances la plenitud.
Facundo Cabral
¿Cómo nos liberamos de nuestros deseos y
apegos?
Nos hacemos
conscientes de que en nuestro interior se encuentra todo lo que necesitamos
para ser felices. Reconocemos nuestra divinidad, nos damos cuenta de que no
somos el carro, el título de ingeniero, el dueño de…, el esposo de…, eso forma parte
de nuestra vida, pero no es lo que somos, no es allí donde se encuentra la
felicidad que perdura en el tiempo.
Reconociendo
nuestros deseos y apegos, esto es sencillo, todo aquello que nos genere
intranquilidad teniéndolo por miedo a perderlo o anhelándolo de forma
angustiante, son deseos y apegos desarrollados. Y una vez reconocidos, vamos
ubicando
Disfrutando
el presente, cuando nos alimentamos de nuestro presente y vivimos realmente en
él, nos despreocupamos por lo que puede pasar luego, sin la ansiedad generada
por lo que puede pasar luego. Celebrar lo que nos gusta, sin la sensación de
dependencia.
Amándonos a
nosotros mismos, cuando nos amamos, cuando nos sabemos capaces, cuando nos
cuidamos, cuando nos sentimos bien con nosotros mismos, nos resulta más
sencillo amar nuestra vida y a quienes nos rodean sin miedo a que las cosas
cambien, o anhelando que algo ocurra. ¡Nos hacemos libres!
Reconociendo
que no poseemos nada más allá de nosotros mismos, que nada ni nadie nos
pertenecen, que las personas que nos rodean son almas en el mismo proceso de
aprendizaje a través de la experiencia que nosotros, que las cosas materiales
son efímeras y son un complemento a nuestra vida.
Aplicar
estos puntos nos ayudará a mantenernos en el ahora, a valorar nuestra vida sin
complementos que no necesitamos y a encaminarnos sin dependencias a la
verdadera felicidad.
No pierdas tu vida por
aquello que se te va a quitar. Confía en la vida; si confías, sólo entonces
podrás abandonar tu conocimiento, sólo entonces puedes poner tu mente a un lado.
Con la confianza, se abre algo inmenso. Entonces la vida no es una vida
ordinaria; se vuelve llena de Dios, desbordante.
Cuando el corazón es inocente y los muros han desaparecido, quedas unido al infinito. Y no te sientes engañado: No hay nada que se te pueda quitar, ¿por qué tendría uno que tener miedo de que se lo quiten? No se te puede quitar, no hay posibilidad, no puedes perder tu verdadero tesoro.
Cuando el corazón es inocente y los muros han desaparecido, quedas unido al infinito. Y no te sientes engañado: No hay nada que se te pueda quitar, ¿por qué tendría uno que tener miedo de que se lo quiten? No se te puede quitar, no hay posibilidad, no puedes perder tu verdadero tesoro.
Osho
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