martes, 2 de diciembre de 2014

SOBRE EL AMOR

El hecho de escribir sobre el amor ha sido debido a la ignorancia que se tiene sobre este tema.

He preguntado a muchas personas que me expliquen lo que significa amar, la mayoría no han sabido darme una respuesta, o me han contestado por un sinónimo: “Amar significa quererse…” ¿Quererse o querer?

Amar tampoco significa “compartir” ya que compartir es un término utilizado en sociología o en política.

Amar tampoco significa “vivir juntos”, vivir significa “estar vivos” y podemos vivir con otra persona y sentirnos muertos.

Amar es un sentimiento que transforma toda nuestra personalidad y que nos hace desear la felicidad de una determinada persona, mimarla, protegerla y respetarla. La culminación del amor es el acto sexual pero éste no es absolutamente necesario., aunque signifique la unión total con el otro ser.

¿Cuáles son las causas que nos impiden amar?

El egoísmo, narcisismo, las inhibiciones, la carencia de sensibilidad, el egocentrismo, la egolatría, los sentimientos de inferioridad, los prejuicios morales, etc.; por estas y otras razones muy pocas personas son capaces de amar.

Espero que la lectura de este tratado os pueda servir para comprender el verdadero significado de la palabra amor.

Según los antropólogos más reputados, la universalidad de la familia se caracteriza por cuatro funciones: la sexual, la económica, la reproductiva y la educativa.

Estas funciones han sido prerrequisitos universales para la supervivencia de cualquier sociedad ya que si no se logra la primera y la tercera (sexual y reproductiva) la sociedad se extinguiría; sin la segunda (económica) la vida no podría existir; en cuanto a la cuarta (educativa) sin ella la cultura desaparecería.

La Vida

En nuestra sociedad, la vida sexual o una sexualidad “bien entendida” forma parte de la felicidad de la pareja; además, es el único placer (y el más grande) que dos seres pueden compartir gratuitamente, a pesar de que algunos humanos  se niegan este placer, lo cual se puede considerar completamente anormal; por mucho que intentemos disfrazarlo de espiritualidad, no deja de ser un acto natural de la vida.

La vida sexual tienen tres principales funciones: el placer, la reproducción y en aquellos seres más evolucionados, la unión espiritual y afectiva entre dos personas para las cuales la sexualidad no se limita a orientaciones eróticas.

Podemos afirmar que el amor total alcanza sus más altas potencias sólo en el seno de los psiquismos que la herencia y la cultura han desarrollado o influido en determinadas personas. Así, el gran amor, palpitación intensa, exige que las tres esferas, sensorial, afectiva e intelectual, estén representadas de forma equilibrada.

El Amor

En el amor total, antes de que los interesados hayan tenido conciencia de sus sentimientos, virtualmente, sus potencialidades se han unido sin la sombra de titubeos, sin la menor turbación.

Al nacimiento del amor total, una especie de resorte determina en las dos partes la conmoción de potencias afectivas. Un dinamismo poderoso afecta nuestra vida interior iluminando las penumbras y aniquilando los temores. El gran amor, estado psíquico lúcido y permanente, renueva el inconsciente y reanima los centros vitales en peligro de extinción. Reagrupa, coordina, establece una jerarquía entre los diversos elementos psíquicos y crea así una convergencia que glorifica todas las facultades.


“Mi corazón te perseguía

Pero yo no lo deseaba.

¿qué podría hacer?

Y tu no tuviste piedad,

¡No, por mi no…por él”


Sólo se puede amar con locura cuando se considera que lo que uno ama es único.


“La amada es la elegida, y decirle a una mujer que se la quiere es decir a las demás que no se las ama”.

Un ser verdaderamente enamorado, hombre o mujer, sólo vive para el que ama. Sólo ve en él, sólo piensa en él y lo demás, todo está en la penumbra. Tal vez morirá de amor, y lo sabe, si bien se consuela porque es mejor morir de amor que vivir sin haber amado.

Amor y Sexualidad

Desde principios del siglo pasado en Europa y desde 1970 en España se ha puesto de moda el concepto de amor en que la mutua satisfacción sexual supone la base de las relaciones amorosas satisfactorias, y especialmente de un matrimonio feliz. Se creía que las causas de los frecuentes fracasos matrimoniales obedecían a que la pareja no había logrado una adecuada “adaptación sexual”, lo cual se atribuía a su vez, por la ignorancia respecto  a una conducta sexual correcta y por ende, a una teoría sexual defectuosa.

Con el fin de “curar” esa inadaptación y de ayudar a parejas desgraciadas que no podían amarse mutuamente se publicaron muchos libros (y todavía se publican) que daban instrucciones y consejos referentes a la conducta sexual apropiada. Se partía del principio de que el amor es el hijo del placer sexual, y que dos personas se amarán si aprenden a satisfacerse recíprocamente en el aspecto sexual.

El amor no es el resultado de la satisfacción sexual ni de la técnica sexual; la felicidad sexual es el resultado del amor.

El apoyo de esta tesis podemos encontrarlo en el estudio de los problemas sexuales más frecuentes (frigidez en las mujeres y las formas más o menos serias de impotencia en el hombre) que demuestran que la causa no radica en una falta de conocimiento de la técnica adecuada, sino en las inhibiciones que impiden amar.

El temor o el odio al otro sexo están en la raíz de las dificultades que complican que  una persona se entregue por completo, actúe espontáneamente (hacer el amor a cualquier hora del día o de la noche, en cualquier lugar o circunstancia) o confíe de manera absoluta en el compañero sexual (saber que no nos van a rechazar).

Si una persona sexualmente inhibida (algunas mujeres creen no serlo porque acceden o participan en las llamadas técnicas sexuales) puede dejar de temer u odiar , y adquirir entonces la capacidad de amar, sus problemas están resueltos. Si no lo consigue, ningún conocimiento sobre técnicas sexuales le servirá de ayuda.

Sexualidad y Armonía

La sexualidad es el más delicado de los comportamientos humanos. Exige cualidades de inteligencia, equilibrio, desprendimiento interior y generosidad. Una persona débil llegará tal vez a realizar grandes cosas pero nunca conseguirá olvidarse de sus fallos personales ni realzarse sexualmente. Un sentimiento de inferioridad produce a veces grandes “jefes” porque el mismo sentimiento impulsa al individuo a procurar hacerse superior, pero en la vida sexual ese “poderoso” seguirá siendo una calamidad. La sexualidad es el único terreno en el cual resulta imposible hacer trampas.

La sexualidad bien comprendida es sencilla, porque procede de una persona natural y liberada de sus problemas internos. Debe estar compuesta de altruismo y respeto. Eliminar el egoísmo significa ya mucho. Ahora bien, en una enfermedad psíquica no hay altruismo posible. Se trata de una ley muy dura, pero tal es la ley…

Esto nos señala un primer punto: la sexualidad verdadera y el amor exigen un equilibrio permanente del estado interior. Proviene de la liberación de los miedos. No hay verdadera sexualidad con miedo interno. Puede haber una búsqueda de seguridad, de protección o de agresividad, pero no de amor. El neurótico, como se  centra en sí mismo,  no consigue nunca llegar al respeto.

Además, la sexualidad debe interesar a la vez al espíritu y el cuerpo. Estamos muy lejos de muchos “amores” que se limitan a una emoción sentimental o a una grosera satisfacción genital. La sexualidad es una donación de sí mismo. Para llegar a ella es necesario que el individuo esté completo en su ser y que su sexualidad no sea una maniobra destinada a compensar sus debilidades y sus miedos. Amar es un estado de ánimo que  supera los límites del mezquino “yo”, el cual tanto nos preocupa. El amor es un acto creador, un acto “religioso” que enlaza al ser humano con la esencia de las cosas. El amor no significa nunca una posesión, sino un don de sí mismo en un abrazo de vida.

La moral sexual está relacionada con la pureza y la virtud. Una persona íntimamente pura no puede ser rozada por el mal porque su purificación interna la hace invulnerable. Dos personas puras que se aman realmente nunca serán obscenas, hagan lo que hagan. Pero la pureza auténtica exige cualidades morales y psíquicas. El psiquismo debe estar armonizado, evitándose de este modo los malestares y las torturas internas. Vivir en la pureza es vivir en la armonía… y por consiguiente en la verdad.

La Principal Finalidad de la vida

Más tarde o más temprano, debemos morir. Si los hombres supieran, verdaderamente, profundamente, que la muerte los acecha a cada instante, cambiarían completamente de vida, no se interesarían ya más que en lo esencial, y lo más importante en la vida es el amor.

Si por suerte, en el transcurso de vuestra existencia, encontráis o conocéis alguien que os ame intensamente debéis corresponder a su amor.

Khalil Gibran en “El Profeta”, escribe lo siguiente:

“Cuando el Amor os haga un signo, seguidle,

Aunque sus caminos sean duros y escarpados

Y cuando sus alas os envuelvan, rendíos a él.

Aunque la espalda oculta en su plumaje pueda heríos

Y, cuando os hable, creed en él”

Esperanza Vela
Telf. 630 041 101
http://www.revistauh.es/sobre-el-amor/




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