CLAVES PARA MANTENER EL EQUILIBRIO EMOCIONAL
1. No te identifiques con tus preocupaciones. Piensa que son
más cavilaciones estériles que reflexiones útiles. Las preocupaciones son
errores de enfoque, así que conviene no dejarse engañar por ellas. Amplia tu
foco e incorpora todas las posibilidades y oportunidades de que dispones.
2. Calibra de una manera realista tus inquietudes. A veces
un problema nos secuestra emocionalmente como si en ellos nos fuera la vida.
Acostúmbrate a medirlo de 0 a 100. La mayoría de nuestras preocupaciones se
sitúan entre 0 y 20. Así te e ocuparás de ellas, pero en un ambiente más
distendido y sin las impresión de que se trata de un asunto gravísimo.
3. No te dejes llevar por tus necesidades de controlarlo
todo. Es una tarea que nunca se acaba, porque detrás de cada asunto surge otro.
La necesidad de control te condena a estar permanentemente desbordado y a ser
presa fácil de la ansiedad. Acepta que hay muchas cosas que siguen su rumbo y
muchas personas a tu alrededor con sus propias cotas de responsabilidad.
Aprende a delegar y a sentirte cómodo en cuanto el proceso está aún sin acabar.
Deshazte de la impaciencia.
4. Acepta que no eres omnipotente. Hay muchas cosas que
jamás podrás hacer. ¿Triste? Puede que tu tristeza te dolerá menos que toda la
tensión de las quimeras imposibles. Y ser mucho más fecunda, porque así le
dedicarás tu energía a todo eso que sí depende de ti.
5. Aprende a sentirte
cómodo en la incertidumbre. No tienes todas las respuestas, y nunca las
tendrás. Muchas llegarán a su debido momento. Y otras quizá no lleguen nunca.
Pero la buena noticia es que no necesitas saberlo todo para vivir. Lo que
necesitas para vivir es aprender a aceptar los ritmos de la vida y a
desarrollar la confianza en ti y en la vida.
6. Aprender a aceptar
los problemas. Toda tu vida va a estar llena de problemas. Si no te gusta ese
nombre, puedes cambiárselo: toda tu vida va estar llena de retos, de lecciones.
Todo está en movimiento, las situaciones son cambiantes, y lo mejor que puedes
hacer es desarrollar una buena capacidad de adaptación. Los problemas no son
más que ejercicios de aprendizaje que te ayudan a crecer.
7. Admite que la adversidad existe. A veces las situaciones
de tu vida no serán como te gustaría, y tendrás la impresión de que todo te
llega a contradirección. Forma parte de la vida. La otra parte es que, a veces,
todo te resulta favorable. Deja a un lado la pregunta victimista “¿Porque que a
mí?” Porque forma parte de la experiencia humana. Deja que la adversidad que
sufres tú te conecte con la adversidad que sufre el resto del mundo.
Desarrollarás compasión humildad y sabiduría.
Por: María Ángeles González
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