NO HE CAMBIADO, HE CRECIDO (MADUREZ
EMOCIONAL)
Ya perdoné errores casi imperdonables. Trate
de sustituir personas insustituibles, de olvidar personas inolvidables. Ya hice cosas por impulso. Ya me decepcioné
con algunas personas, mas también yo decepcioné a alguien.
Ya abracé para proteger. Ya me reí cuando no
podía. Ya hice amigos eternos. Ya amé y fui amado pero también fui rechazado.
Ya fui amado y no supe amar.
Ya grité y salté de felicidad. Ya viví de amor e hice juramentos eternos,
pero también los he roto y muchos.
Ya lloré escuchando música y viendo fotos.
Ya llamé sólo para escuchar una voz. Ya
me enamoré por una sonrisa. Ya pensé que iba a morir de tanta nostalgia…
Tuve miedo de perder a alguien especial (y
termine perdiéndolo) ¡¡pero sobreviví!!
¡¡Y todavía vivo !!
Yo ya no paso por la vida. Y tú tampoco
deberías dejarla pasar…
¡¡¡VIVE!!!
Bueno es ir a la lucha con determinación,
abrazar la vida y vivir con pasión. Perder con clase y vencer con osadía,
porque el mundo pertenece a quien se atreve y la vida es mucho más para ser
insignificante.
Charles Chaplin
No he
cambiado, he aprendido. Y aprender no es cambiar, es CRECER. Puede que cueste
entenderlo pero he subido y he bajado ya muchas de mis montañas. He crecido con
mis demonios y he hecho frente a mis sombras.
De verdad, a
la vida le faltan manuales. Hay guías para casi todo, pero no para madurar. Eso
se aprende caminando por la vida en medio de una multitud de mensajes de lo que
tienes y no tienes que ser y de lo que tienes que lograr.
De lo que no
nos damos cuenta es que la madurez emocional no es como la física. No es
inevitable, hay que trabajarla.
El camino aprendido
Tristemente,
solo una pequeña parte de nosotros llega a ese momento vital tan álgido en el
que se puede decir “he sido un buen caminante y he hecho mi camino al andar”.
Madurar
significa entender que entender que ha llegado ese punto de la vida en el que
comprendes que no puede haber un amor más poderoso que el amor propio.
Por eso es tan importante comprender que
cuando aprendemos no cambiamos, CRECEMOS.
¿Qué es lo que hacen las personas
emocionalmente maduras?
1. Dejan ir lo que no te hace bien
Albergar la
idea de que cualquier tiempo pasado fue mejor asegura que suframos el dolor
emocional en el presente. Nos impide soltar, dejar ir. Y nos sume en el pánico
a un abismo que nuestros ojos se empeñan en ver demasiado profundo.
Así es que
surge el vértigo. Pero no cualquier vértigo. El emocional. Ese que nos impide
mirar al pasado para cerrar etapas, cicatrizar nuestras heridas y dejar de
golpearnos donde nos duele.
2. No permiten que su pasado emocional
arruine su presente
Las personas
emocionalmente inmaduras piensan que mirar hacia el pasado es una pérdida de
tiempo, que no necesitan limpiar su interior y que lo importante es vivir el
presente.
Así, la suciedad de su pasado emocional se va
acumulando y acumulando creando una montaña de dolor cada vez mayor.
Para
hacernos una idea, es como si un alérgico metiese debajo de la alfombra todo el
polvo de su casa pensando que así no le afectará.
Dejando de
revisar tu interior no consigues escapar de él, sino permitir que las partes
negativas de tu pasado emocional se hagan dueñas de tu vida presente. Y esto,
por supuesto, resta espacio a lo positivo y, además, duele. Duele mucho.
Por eso,
cuando has aprendido suficiente del dolor, miras a tu interior para sanar tu
pasado emocional y subes un escalón más.
3. Dejan de quejarse
O cambias o
aceptas. Si eres una persona emocionalmente madura te das cuenta de que la
queja te ha metido en más de un laberinto oscuro. Somos lo que pensamos, y eso
las personas emocionalmente maduras lo han experimentado. Si actúas más y te
quejas menos significa que estás creciendo emocionalmente.
4. Se permiten el lujo de cometer errores
Estás
madurando si te has dado cuenta de que los errores son una buena forma de
aprendizaje. Porque no es ningún delito, sino que es otra manera de comprender
el camino. Aceptas tus limitaciones y trabajas para mejorarlas.
5. Han aprendido a abrirse emocionalmente
Estás
madurando si te das cuenta de que las corazas pertenecen al pasado y que solo
dificultan tu viaje. Por eso, dejarás de temer al compromiso y al amor,
confiando en ti y en los demás de manera plena.
La madurez
emocional te permite tomar las riendas de tu vida. Tener una visión propia del
mundo y una gran ambición para el éxito. Al desarrollar la madurez emocional,
la vida se convierte en un placer y no una tarea.
La madurez emocional no evoluciona mientras
dormimos. Requiere esfuerzo, práctica y paciencia. La vida no te enseña nada,
te lo dice todo. Tu felicidad y tu satisfacción están en tus manos.
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