“SI AUMENTAS LA CONCIENCIA, LOS CAMBIOS EN
TU VIDA VIENEN SOLOS”
El reto del científico
Se levanta a
las cuatro de la mañana desde hace más de 40 años para dedicar una hora a la
meditación y otra a la práctica del yoga. Yo salto como una pulga: “¡Quiero
vivir, ver a los amigos!”.“ Diversión –me contesta con una sonrisa–
etimológicamente significa salirte de tu ruta, y si estás enfermo o tienes
problemas, es mejor que los resuelvas. Y sabemos científicamente que con la
práctica de la atención plena podemos restablecer nuestro equilibrio mental y
corporal, estimular la curación y el bienestar. Pero tiene razón, es muy
difícil cambiar de estilo de vida”. Un reto que explica paso a paso en su ya
clásico Vivir con plenitud las crisis (Kairós), que ha revisado y ha puesto al
día con los nuevos estudios científicos.
Mi madre,
que vivía conmigo, murió a los 101 años. Los últimos 25 años con ella fueron
una delicia.
¿Por qué?
Era pintora
y a medida que envejecía experimentaba el mundo como Monet: veía formas de luz
que la mayoría no observamos. Mi padre era un científico de renombre mundial,
experto en el sistema inmunitario. La suya era una polaridad muy interesante.
Polaridad que usted ha integrado.
Cierto,
descubrí la meditación zen a los 21 años y desde entonces he investigado de
manera científica las capacidades del mindfulness (atención plena) para
sanarnos. He demostrado la eficacia de una práctica espiritual milenaria y la
he puesto a caminar en Occidente.
¿Por qué le dio por meditar?
En aquella
época trabajaba en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) con el
premio Nobel Salvador Luria. Estábamos desarrollando la comprensión del genoma,
todo era muy interesante, pero me sentía infeliz. En el MIT se desarrollaban
armas para el ejército y estábamos bombardeando un país, Vietnam, que ni
siquiera tenía fuerza aérea.
Momentos turbulentos.
Philip
Kapleau, experiodista, explicó en la conferencia que tras cubrir los juicios de
Nuremberg comenzó a tener terribles jaquecas que consiguió sanar retirado en un
templo zen. Empecé a meditar una hora diaria para comprobar si eso era posible
y nunca lo he dejado.
¿Cómo consiguió aplicarlo a la ciencia?
Tuve suerte,
se abrieron puertas que me permitieron crear la Clínica para la Reducción del
Estrés y el Centro de Atención Plena para la Medicina en la Universidad de
Medicina de Massachusetts.
Sus colegas le debían de mirar raro.
Sí, pero
obtuve resultados contundentes e inapelables. Desarrollé un programa (Rebap)
para la reducción del estrés basado en la atención plena y en 1982 publiqué mi
primer artículo científico sobre los beneficios en pacientes con dolor crónico
y estrés. El año pasado se publicaron 674 artículos, es un crecimiento
exponencial. Ha llegado el momento.
¿Qué propone usted?
La
conciencia plena se ejercita prestando atención de manera activa en el momento
presente y sin juzgar. Desarrollar la capacidad de abrazar la realidad de las
cosas es curativo y transformador, cambia nuestro cerebro, tal como demuestran
las investigaciones neurológicas.
Habla usted como un gurú.
Nuestro
programa no tiene nada de alternativo, formamos parte de los departamentos de
medicina y tenemos pruebas científicas. Los pacientes consiguen controlar el
dolor crónico, la ansiedad, el pánico y paliar los efectos del cáncer o
enfermedades del corazón, pero yo se lo recomiendo a cualquier persona.
Implica un cambio de vida.
Si aumentas
la conciencia, los cambios en tu vida vienen solos. Requiere disciplina, pero
lo más curioso es que no hay que hacer nada. Lo que propone la atención plena
no es que uno cambie su vida, sino que se enamore de ella.
Sugestivo.
La atención
plena te da otra manera de sostener tu experiencia desde la presencia, algo que
no nos enseñan en la escuela. Te enseñan a pensar, pero a menudo el pensamiento
no nos es útil a la hora de solucionar problemas vitales.
¿La atención plena lo consigue?
Hemos
documentado los cambios experimentados por 20.000 pacientes que han seguido el
programa de ocho semanas en nuestra clínica, y que en el mundo son millones de
personas.
¿Meditar nos cambia el cerebro?
Regiones que
tienen que ver con el aprendizaje y la memoria se ensanchan. La amígdala, la
zona del cerebro que reacciona a las amenazas y secuestra la atención, se
refuerza; se mejoran las conexiones neuronales e incluso se dan cambios en el
genoma.
¿Se activan y desactivan genes?
Sí, por
ejemplo los genes que tienen que ver con procesos inflamatorios y por tanto con
el cáncer se inhiben. Y hemos comprobado que la densidad y el tamaño del
cerebro, que se encoge con los años, deja de hacerlo si meditas.
¿Qué hay que entender?
Lo más
difícil de entender es que no hay que hacer nada. No se trata de intentar
cambiar, se trata de en lugar de vivir dormido, vivir despierto.
Siempre hay cosas en tu vida que no acaban
de gustarte.
Ahí es donde
la meditación funciona, porque el hecho de que te gusten o no depende sólo de
tus pensamientos. La depresión está causada por una desregulación en el
pensamiento, empiezas a rumiar y entras en una espiral negativa que acaba en
trastorno.
¿El mindfulness lleva la atención a esos
pensamientos negativos?
Si abrazas
ese pensamiento, ya no continúa reproduciéndose. Sabemos que una mente
distraída es una mente infeliz. Debemos acceder a la conciencia, un tipo de
inteligencia innata de la que sabemos poco pero conocemos su poder.
Tenemos sólo algunas piezas del puzle.
Suficientes
como para saber que la relación que mantenemos con nuestro cuerpo, nuestra
mente, pensamientos y emociones, instante tras instante, nos aporta, si es la
correcta, salud, bienestar y sabiduría. El cultivo de la atención plena es un
acto radical de cordura, amor y compasión por uno mismo.
Fuente: http://www.lavanguardia.com/lacontra/20160611/402426129962/si-aumentas-la-conciencia-los-cambios-en-tu-vida-vienen-solos.html?utm_campaign=botones_sociales&utm_source=facebook&utm_medium=social
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