DE REPENTE TODO SE VUELVE TAN SIMPLE QUE
ASUSTA.
Perdemos las
necesidades, se reduce el equipaje. Las opiniones de los demás, incluso cuando
son sobre nosotros; no importa. Abandonamos las certezas porque ya no estamos
seguros de nada. Y no nos hace falta. Vivimos de acuerdo a lo que sentimos.
Dejamos de juzgar, porque ya no hay bien o mal, sino más bien la vida que
eligió cada uno. Finalmente entendemos que todo lo que importa es tener paz y
tranquilidad, es vivir sin miedo, es hacer lo que alegra el corazón en ese
momento. Y nada más. Cuando descubrimos todo eso es cuando llega la
satisfacción plena. La verdadera felicidad.
Suzanne
Powell
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