LA SALUD ES COHERENCIA ENTRE LO QUE PIENSO,
LO QUE SIENTO Y LO QUE HAGO
Si una mujer
ha tenido hijos de un hombre del que no estaba enamorada, tal vez una nieta no
pueda quedar embarazada aunque ella y su pareja estén sanos. Si a una persona
le dieron una medicina de manera equivocada y falleció, es posible que algún
descendiente sea alérgico a esa medicación. Con estos ejemplos, el psicólogo
español Enric Corbera, asesor en BioNeuroEmoción (BNE), ilustra de qué manera
la historia familiar y las emociones inducen comportamientos y también la
aparición de enfermedades.
La clave
para curarse, sostiene, es llegar a la emoción oculta que genera el conflicto y
desencadena la enfermedad o la desarmonía. En ese momento, asegura, se produce
la toma de conciencia y con ella, la sanación. Sin embargo, aclara que la BNE
no es una terapia, sino un método de consulta para que la persona pueda
encontrar un equilibrio en su vida. Desde esta mirada, la salud se entiende
como la coherencia entre lo que se siente, lo que se piensa y lo que se hace.
Conciencia
para sanar
Corbera, en
un primer momento se abocó a la Biodescodificación, centrada en la relación
entre los códigos que están en el inconsciente y la Biología, pero luego viró
hacia la BioNeuroEmoción, para vincular Biología, Neurología y Emociones.
Además, parte de una visión cuántica de la vida, según la cual todo lo que
rodea a una persona ha sido atraído por programas inconscientes.
El método
parte de un diagnóstico, ya sea un síntoma físico o un aspecto social (la
persona no logra conservar un trabajo, fracasan sus negocios o no puede formar
una pareja). A partir de eso, se trata de llevar al consultante a la situación
activadora -olores, temperatura, con quién está, cuál es la crisis en ese
momento- que genera que el incidente se repita.
Corbera
explica que, una vez que se identifica esa situación activadora, se buscan la
historia oculta y la emoción reprimida. Pero también se indaga en el árbol
genealógico “dónde está esa información que está resonando en la persona”, es
decir, el antepasado a quien le ocurrió algo similar o vinculado. Sobre esto,
hace hincapié en los secretos familiares, como las violencias o los embarazos
no deseados. De todos modos, aclara que no todos viven las mismas historias del
mismo modo y que detrás de un diagnóstico idéntico puede haber conflictos muy
variables.
Cuando la
persona toma conciencia de la resonancia en su árbol genealógico, del programa
que subyace a su modo de actuar, se sana. Pero Corbera resalta que “tomar
conciencia no es entender”, sino algo así como una “caída de ficha”, lo que
genera una nueva conexión neuronal. Y luego resta la parte fundamental: llevar
a la práctica ese cambio. Se trata en definitiva de cambiar las creencias
irracionales y limitantes que impiden llegar a esa coherencia entre el cerebro
y el corazón, entre “lo que yo pienso, lo que yo siento y lo que yo hago”.
El método
apunta, precisamente, a que las personas entiendan el poder que tienen para
cambiar su propia vida. Pese a eso, lejos de desestimar la medicina
tradicional, indica que en el momento de reparación suele producirse una
agudización del síntoma físico, que hace necesaria la utilización de
medicamentos por un tiempo, hasta que sana.
Estamos todo
el tiempo creando nuestra propia realidad. Lo triste es que no la estamos
creando despiertos, sino dormidos. Estamos proyectando nuestros programas. Y lo
sabemos porque se nos están repitiendo las historias una y otra vez. Sobre este
punto, resalta que el inconsciente regula 95% de la existencia y que la
capacidad de libre albedrío oscila entre 3 y 5%. Como llegan a esa historia que
subyace, sostiene, enseñan a las personas “a cambiar su forma de ver y entender
la vida. Y eso es muy poderoso”.
Fuente: http://paradigmaterrestre.com/la-salud-coherencia-lo-pienso-lo-siento-lo-hago/
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