LA SENCILLEZ HACE DE UNA PERSONA COMÚN UN
SER EXCEPCIONAL
No debemos olvidarnos
de que, en ocasiones, menos es más, y debemos aprender a priorizar. La
sencillez de pensamiento no implica simpleza, sino humildad y objetividad.
La sencillez
es el lenguaje que nace el corazón y que no entiende ni busca artificios. Es la
voluntad de respetar a los demás como a uno mismo, llevando una vida donde se
acepta y se celebra todo aquello que se posee, por muy pequeño que sea.
Podríamos
decir que en nuestro día a día no estamos acostumbrados a esos actos cargados
de sencillez y humildad. Las personas tenemos a menudo aspiraciones muy altas,
sueños elevados y costumbres muy alejadas quizá de esos actos más puros y
elementales que definen la humildad.
No obstante,
es común que muchos de nosotros lleguemos poco a poco a un punto donde, de
pronto, nuestra visión de la vida cambie.
Ahí donde
deseemos quitarnos muchas de nuestras “pieles” para volver a nuestras esencias,
a nuestra gente, a nuestros orígenes. Empezamos a practicar la sencillez de
corazón y nos sentimos felices con ello.
La sencillez, esa dimensión que cuesta
tanto asumir
La sencillez
no tiene nada que ver con ser buena o mala persona. Todos sabemos muy bien lo
que es la nobleza y la importancia de actuar con respeto, con dignidad y
practicando la reciprocidad.
Ahora bien,
la sencillez es una dimensión algo más compleja, que implica a su vez diversos
aspectos psicológicos que merece la pena tener en cuenta.
La sencillez de pensamiento
- La
sencillez de pensamiento no es simpleza de razonamiento. Al contrario: es la
aptitud para ver las cosas tal y como son, con plena objetividad.
- Hay
personas que ven la realidad y los comportamientos ajenos según sus creencias.
Se atreven a juzgar y a etiquetar; en cambio, las personas de pensamiento
sencillo tienen la capacidad de ver las cosas “tal y como son”, aceptándolas
aunque no le gusten.
- Algo tan
simple como ver con franqueza y objetividad las cosas nos permite actuar con
mayor aplomo y acierto. Esa es una virtud muy saludable que también deberíamos
tener en cuenta.
El don de no sentirse apegado a nada
Es
importante definir en primer lugar qué entendemos por apego. Los niños, por
ejemplo, necesitan el apego de sus padres para sentirse amados, para sentirse
seguros.
- Las
parejas también necesitan el apego de sus compañeros, pero hablamos de un apego
saludable, nunca tóxico o controlador.
- Por su
parte, las personas sencillas tienen la habilidad de no sentirse apegadas a lo
físico, a la necesidad de tener más de lo que ya hay a su alrededor, de no
apegarse a nadie hasta el punto de quitarle su libertad, su esencia, su
identidad.
- Las
personas sencillas “son como son” y ante todo “dejan ser”. No desean imponer
sus ideas, no juzgan, no discriminan ni buscan controlar nada ni nadie.
La unión con uno mismo para disfrutar del
entorno y de su gente
El conocerse
a uno mismo, saber cuáles son los miedos que nos definen, cuáles nuestras
virtudes y dónde están nuestros límites son los caminos más poderosos para la
autoaceptación.
- Lo creamos
o no, este es un concepto al que no todo el mundo suele llegar. La
autoaceptación es el primer peldaño para ejercer unas relaciones positivas y
enriquecedoras.
- Quien se
acepta a sí mismo acepta a los demás, y ello hace que no espere que el resto
llene sus vacíos, eleve su autoestima o le traiga alegrías cuando lo asaltan
sus miedos.
- Las
personas humildes no esperan nada de nadie, lo esperan todo de sí mismas. Así
es como pueden ofrecer lo mejor a los demás, evitando las clásicas decepciones
que muchos de nosotros nos solemos llevar.
El camino hacia la sencillez
Señalábamos
al inicio que es muy común que, en un momento dado a lo largo de nuestro ciclo
vital, demos ese paso hacia la humildad.
- Lo hacemos
porque nos sentimos sobrecargados por este mundo marcado por la competición y
por un ritmo acelerado que nos aleja de las cosas más importantes: el
bienestar, la calma, la serenidad, los amigos, la familia y, por supuesto,
nosotros mismos.
- Algo tan
esencial como recordar que “menos es más” nos puede ayudar a priorizar lo que
de verdad puede hacernos felices.
- Los actos
sencillos son los que poseen autenticidad de sentimiento y pureza de corazón:
la caricia del ser amado, la risa de nuestros hijos, una conversación con los
amigos, un paseo por la playa, hacer un favor a cambio de nada…
Estamos
seguros de que, a tu alrededor, tienes a más de una persona de alma sencilla y
excepcional que enriquece tu vida. No la pierdas, son luces en la espesura de
esta modernidad, en ocasiones, demasiado compleja, que nos sirven de ejemplo e
inspiración.
Son faros de
riqueza emocional y humildad que alumbran nuestros senderos. Vale la pena
imitarlas.
Fuente: http://mejorconsalud.com/la-sencillez-persona-excepcional/?utm_source=facebook&utm_campaign=MCS.ES&utm_medium=post
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