DOLOR DE CUELLO Y HOMBROS, CAUSAS FÍSICAS Y EMOCIONALES.
El dolor en la parte superior de la espalda, hombros y
cuello es uno de los más frecuentes y hasta 7 de cada 10 personas lo van a
padecer el algún momento de sus vidas, pero para combatirlo, el primer paso es
conocer qué músculos están implicados y cómo fortalecerlos.
Los músculos del cuello y hombros no solo soportan el peso
de la cabeza, sino que además deben realizan una gran variedad de movimientos
finos y precisos que nos permiten girar la cabeza en múltiples direcciones,
asentir, negar, etc. Eso requiere tanto fuerza como flexibilidad, así como un
complejo sistema de músculos, huesos, tendones y nervios en buena forma.
Músculo trapecio: el
principal responsable
Cuando sientes dolor en el cuello y los hombros, el
principal músculo implicado suele ser el trapecio, pudiendo ser también el
responsable de ciertos dolores de cabeza, que se sienten sobre todo en la parte
posterior.
Es un músculo de gran tamaño que abarca la parte superior de
la espalda, hombros y parte posterior del cuello. El trapecio trabaja junto con
los músculos del cuello y parte superior de la espalda para soportar la cabeza
y colabora con diversos músculos de los hombros para estabilizar y mover las
escápulas (también llamadas paletillas u omóplatos) y la articulación del
hombro.
Causas del dolor de cuello y hombros
Existen diversas causas que pueden estar dándose de manera
simultánea. Las más frecuentes son las siguientes:
Debilidad en los músculos. A menudo, el músculo trapecio y
otros músculos del cuello, hombros y espalda están debilitados por la falta de
ejercicio, lo que favorece que se vean más afectados por las malas posturas o
el estrés. Por este motivo, es muy importante hacer ejercicios diariamente que
fortalezcan estos músculos.
Falta de flexibilidad y malas posturas. Cuando pasas muchas
horas en una misma postura (por ejemplo, trabajando con un ordenador), tus
músculos se acostumbran a ella y se vuelven más rígidos. Por tanto, es
importante hacer estiramientos que impliquen movimientos en todas las
direcciones, como mirar hacia ambos lados, hacia arriba, mover los brazos en
distintas direcciones, sentarse en el suelo apoyando los brazos o los codos en
el suelo y, en definitiva, cambiar de postura con frecuencia a lo largo del día
y parar cada media hora mientras trabajas para hacer algunos estiramientos o
los ejercicios que verás más abajo.
Echar la cabeza hacia delante. Imagina que mientras lees
esto aparece una frase con letra tan pequeña que no puedes leerla. Lo que haces
en estos casos es echar la cabeza hacia delante. Al hacer esto, los músculos de
la parte posterior de tu cuello deben permanecer contraídos para poder mantener
tu cabeza derecha. Eso acaba generando contracturas y dolor. Algunas personas
tienen la costumbre de usar esa postura con frecuencia mientras usan un ordenador
o conducen. Si es tu caso, corrige tu postura: mantén la cabeza equilibrada
sobre tu cuello, sin inclinarla hacia delante, procura que toda tu espalda esté
apoyada y que la pantalla del ordenador esté a la altura de tus ojos. Mientras
escribes, ten apoyados los brazos en todo momento en los reposabrazos de tu
silla, puesto que tener los brazos levantados sin apoyo produce una gran
presión sobre el trapecio.
Dormir boca arriba o boca abajo con la cabeza doblada hacia
un lado puede ser también una causa de dolor de cuello.
Doblarte hacia delante mientras trabajas. Por ejemplo,
cuando una persona está cosiendo y no cuida su postura es muy probable que
acabe con toda la espalda inclinada hacia delante. Esto también puede suceder
al trabajar sobre una mesa o con un ordenador.
El estrés emocional es también una causa importante de dolor
de cuello, cabeza y espalda.
Qué puedes hacer para acabar con el dolor
1. Para fortalecer el trapecio:
•Encoge los hombros como si quisieras tocar tus orejas con
ellos, mantenlos así unos segundos y luego relájalos. Repite este ejercicio
varias veces y cada media hora mientras trabajas en una postura que implique
usar el trapecio (utilizar un ordenador, tocar el piano, trabajos de
peluquería, etc.)
•Empuja tus hombros hacia atrás, como si quisieras hacer que
tus dos escápulas se tocaran, solo un segundo y vuelve a su posición normal y
luego otra vez hacia atrás, repitiendo varias veces seguidas. Puedes hacerlo
manteniendo los codos ligeramente elevados, o variando la altura a la que
elevas los codos y hacer otras variaciones, como rotar los hombros hacia atrás
(como si remaras).
•Haz ejercicios con pesas para fortalecer cuello, hombros y
espalda.
2. Para fortalecer los músculos de ambos lados del cuello,
coloca tu mano a un lado de tu cabeza y trata de empujarla, mientras tu cabeza
se resiste (lo mismo con el otro lado). Luego coloca tu mano sobre tu frente y
empuja hacia atrás, y luego en la parte posterior de la cabeza, para empujarla
hacia delante, mientras ejerces resistencia.
3. Haz estiramientos de cuello: mueve la cabeza hacia un
lado y luego hacia el otro (como si quisieras ver lo que hay a tu derecha y tu
izquierda sin mover el cuerpo), luego inclina tu cabeza como si quisieras tocar
tu hombro con tu oreja.
4. Empuja tu barbilla hacia atrás y un poco hacia abajo para
relajar los músculos de los lados del cuello (los que están situados más o
menos bajo tus orejas).
5. Haz ejercicios que impliquen movimientos de brazos y
hombros.
PROBABLES CAUSAS EMOCIONALES
CUELLO
- Como el cuello es una de las partes flexibles del cuerpo,
todo problema en él denota inflexibilidad en la persona que lo padece. Esta
persona no quiere hacer frente a una situación porque no la puede controlar
como quisiera. Tiene miedo de ver o de escuchar lo que pasa a su espalda, del
mismo modo en que la rigidez en su cuello le impide girar la cabeza hacia
atrás. Hace como que la situación no le molesta, pero en realidad siente muchas
emociones.
-La presencia de este padecimiento te indica que la razón
por la cual no quieres hacer frente a la situación no es buena para ti. Esta
actitud mental te lleva a ponerte rígido y no te ayuda a encontrar una
solución. Si tienes miedo de lo que pueda pasar a tus espaldas, date cuenta de
que este temor es producto de tu imaginación y no de la realidad. Te sugiero
que hables con la persona o personas involucradas y las expreses al mismo
tiempo lo que crees y lo que temes.
-Para más datos, observa si la rigidez de tu cuello te
impide mover la cabeza para decir sí o no. Si te es difícil moverla para decir
sí, la razón por la cual te impides decírselo a alguien o a una situación dada
no es válida. Descubre el temor que te impide decir sí. Te sugiero que después
verifiques con la persona relacionada si tu temor está justificado realmente.
En resumen, si el dolor te impide decir sí, tu cuerpo te dice que lo mejor para
ti es decir sí. Te dice que tu terquedad, tu inflexibilidad, te perjudica mucho
más de lo que te ayuda en la situación que vives. Si lo que se te dificulta es
decir no, sigue el mismo procedimiento.
HOMBROS
-La persona a la que le duele la parte superior de los
hombros, tiene la impresión de llevar una carga demasiado grande sobre ellos.
Como unen los brazos al tronco, este dolor tiene relación con "querer
hacer demasiado" por los demás. Esta persona se impide ir en la dirección
deseada porque se cree obligada a hacerse cargo de la felicidad o del éxito de
los demás. En general, este dolor se manifiesta en la persona que tiene capacidad
de actuación. Su mensaje no es que deje de hacer diferentes cosas en su vida,
sino que las haga por amor en vez de por obligación. Si el dolor de hombros le
impide mover los brazos, el mensaje se relaciona con su dificultad para abrazar
a una persona o una situación nueva.
-Tu dolor de hombros te indica que te impones tareas que no
son necesarias para ti. Al querer hacer mucho por los demás te obligas a cargar
sobre tus hombros un peso que no te pertenece. Mientras lo hagas, los demás no
pueden aprender a hacerse cargo de su propia vida. Te sugiero que verifiques
tus compromisos. ¿Prometiste a esas personas que te ocuparías de todo? O más
bien... ¿crees que esto se sobreentiende de manera automática? Es tiempo de que
revises tus límites y tus necesidades y que sólo cargues sobre tus hombros lo
que corresponda a lo que quieres. Concédete el derecho de quererte y ocuparte
de ti mismo. Date cuenta de que lo que te impones proviene de ti mismo y que
los demás respetarán tus necesidades cuando tú las respetes.
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