miércoles, 22 de enero de 2014


¿POR QUÉ EL MASAJE TIENE PODER TERAPÉUTICO?

El masaje se ha utilizado tradicionalmente para resolver leves alteraciones corporales. En un primer momento su uso carecía de bases científicas y su aplicación se realizaba de manera experimental. Desde las diferentes culturas de todo el planeta se ha ido observando que al aplicar determinados movimientos manuales en el cuerpo se podían aliviar pequeños males. A lo largo de la historia ha sufrido épocas de auge como en la actualidad, pero también etapas de desuso y vinculación con artes oscuras que han asociado ciertas connotaciones esotéricas a su uso. En la actualidad, los conocimientos sobre anatomía, fisiología y medicina entre otros, han sufrido grandes avances, por lo que podemos explicar con claridad los efectos beneficiosos del masaje. Todavía hoy desconocemos el origen de la palabra occidental “masaje”. Sin embargo, se le atribuyen raíces griegas, árabes y hebreas. Lo que sí sabemos es que la aplicación del masaje con fines terapéuticos se realiza desde hace más de 4.000 años en las culturas orientales. Esto nos da una idea de la universalidad del masaje en la medicina tradicional.

EL MASAJE Y SUS EFECTOS TERAPÉUTICOS

En la antigüedad los masajes se usaban para calmar las pequeñas afecciones de un modo intuitivo. Por la experiencia sabemos que la aplicación de nuestras propias manos sobre una zona irritada tiene un efecto analgésico o de disminución del dolor. En la actualidad conocemos los mecanismos que explican cómo los masajes tienen un efecto terapéutico sobre diferentes alteraciones.

Las modificaciones de la circulación sanguínea. Las zonas donde existe una alteración suelen tener disminuido su aporte de sangre, produciéndose una inflamación local. Con el masaje conseguimos un aumento de la temperatura y del riego sanguíneo en la zona donde aplicamos los movimientos manuales. De esta manera facilitamos el acceso de nutrientes y oxígeno a la región afectada y mejoramos el transporte para la posterior eliminación de las sustancias de desecho celular. Si esto no ocurriese, la inflamación podría perpetuarse y en la zona se producirían adherencias dolorosas entre los tejidos por acumulación de sustancias de desecho.

Además existen masajes específicos para las alteraciones de la circulación linfática como el drenaje linfático manual. Con estas técnicas conseguiremos influir en el transporte de la linfa, evitando su acumulación en los tejidos.

Con movimientos manuales específicos también obtendremos efectos de vaciado y bombeo de la sangre venosa para personas con problemas en la circulación de retorno hacia el corazón.

Los efectos mecánicos directos: Los principales beneficiarios de los efectos de las presiones y movilizaciones impartidas por nuestras manos son los tejidos blandos. Mediante el amasamiento conseguiremos reducir e incluso eliminar las contracturas musculares y también influiremos sobre el tono muscular y su dificultad para relajarse. También conseguiremos la movilización de las adherencias y las zonas fijadas, así como la correcta cicatrización de las fibras de los tejidos blandos. Todo ello es fundamental para eliminar el dolor que provocan estas alteraciones al irritar las terminaciones nerviosas y alterar el correcto intercambio circulatorio de los nutrientes y las sustancias de desecho celular.

Los receptores sensitivos: con el estímulo de nuestras manos y mediante las técnicas específicas de masaje, conseguimos la desensibilización de la zona cutánea. Esto no quiere decir que perdamos sensibilidad, sino que la estimulación sensitiva de las terminaciones libres, eleva el umbral doloroso. De esta manera, necesitaremos estímulos más fuertes para conseguir activar los receptores sensitivos, consiguiendo así reducir el dolor.

Existe otro tipo de receptores sensitivos en la piel que serán estimulados mediante el masaje gracias al aumento de la temperatura. Los receptores térmicos también tendrán importancia en la reducción del dolor.

La teoría de la compuerta: Las fibras nerviosas que recogen la información sensitiva y la información dolorosa de una misma zona son diferentes por sus características de grosor, velocidad de conducción y recubrimiento. Cada estímulo es recogido por diferentes receptores y llegará al cerebro siguiendo trayectos independientes. Sin embargo, existe un mecanismo corporal, que provoca que la estimulación cutánea de los receptores del tacto inhiba la conducción del estímulo doloroso por las propias fibras nerviosas.

Este mecanismo para reducir el dolor podemos comprobarlo en el instinto natural que tenemos para frotarnos inmediatamente después de recibir un golpe en cualquier parte del cuerpo. El masaje estimula intensamente los receptores del tacto y es por esto por lo que reduce el dolor en zonas con pequeñas lesiones.

Las sustancias analgésicas liberadas por el propio cuerpo: Nuestro organismo dispone de sustancias con capacidad para reducir el dolor o analgésicas por sus propios mecanismos de síntesis. Las endorfinas son derivados del opio y consiguen reducir el dolor actuando desde el cerebro, médula y en el propio lugar alterado.

Otro tipo de sustancias es la histamina que produce apertura de los capilares y por tanto un aumento del riego sanguíneo y de la temperatura corporal.

Es estímulo sexual forma parte de un complejo mecanismo corporal, en el que se incluyen hormonas que pueden ser liberadas mediante el masaje específico, debido al gran contenido de intercambio de sensaciones táctiles que supone. Por este motivo el masaje puede ayudar en las disfunciones que afectan al estímulo sexual.

Los efectos relajantes y de disminución de la sensación dolorosa indirectos o a distancia: La tensión psicológica se traduce en tensión muscular. El masaje consigue relajar la musculatura indirectamente a través de la relajación del sistema nervioso central y viceversa. Ayudaremos a mejorar o prevenir la ansiedad, el estrés, la agitación, el insomnio, el agotamiento y el dolor de origen central.

La activación de la musculatura lisa: Existen otras alteraciones leves sobre las que el masaje específico puede mejorar. Las alteraciones del tracto digestivo son conocidas por todos, ya sea el estreñimiento, los gases, las dificultades de tránsito del tubo digestivo, la sensación de acidez, los cólicos y los espasmos de la musculatura lisa y otras leves molestias. En la mayoría influye el correcto movimiento del tubo digestivo formado por la musculatura lisa. La facilitación digestiva se consigue mediante la activación correcta de dicha musculatura.

Fuente: ABC de los masajes terapéuticos

José M. Sanz Mengíbar
 
 
 

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