¿POR QUÉ EL MASAJE TIENE PODER TERAPÉUTICO?
El masaje se ha utilizado tradicionalmente para resolver
leves alteraciones corporales. En un primer momento su uso carecía de bases
científicas y su aplicación se realizaba de manera experimental. Desde las
diferentes culturas de todo el planeta se ha ido observando que al aplicar
determinados movimientos manuales en el cuerpo se podían aliviar pequeños
males. A lo largo de la historia ha sufrido épocas de auge como en la
actualidad, pero también etapas de desuso y vinculación con artes oscuras que
han asociado ciertas connotaciones esotéricas a su uso. En la actualidad, los
conocimientos sobre anatomía, fisiología y medicina entre otros, han sufrido
grandes avances, por lo que podemos explicar con claridad los efectos
beneficiosos del masaje. Todavía hoy desconocemos el origen de la palabra
occidental “masaje”. Sin embargo, se le atribuyen raíces griegas, árabes y
hebreas. Lo que sí sabemos es que la aplicación del masaje con fines
terapéuticos se realiza desde hace más de 4.000 años en las culturas
orientales. Esto nos da una idea de la universalidad del masaje en la medicina
tradicional.
EL MASAJE Y SUS EFECTOS TERAPÉUTICOS
En la antigüedad los masajes se usaban para calmar las
pequeñas afecciones de un modo intuitivo. Por la experiencia sabemos que la
aplicación de nuestras propias manos sobre una zona irritada tiene un efecto
analgésico o de disminución del dolor. En la actualidad conocemos los
mecanismos que explican cómo los masajes tienen un efecto terapéutico sobre
diferentes alteraciones.
Las modificaciones de
la circulación sanguínea. Las zonas donde existe una alteración suelen
tener disminuido su aporte de sangre, produciéndose una inflamación local. Con
el masaje conseguimos un aumento de la temperatura y del riego sanguíneo en la
zona donde aplicamos los movimientos manuales. De esta manera facilitamos el
acceso de nutrientes y oxígeno a la región afectada y mejoramos el transporte
para la posterior eliminación de las sustancias de desecho celular. Si esto no
ocurriese, la inflamación podría perpetuarse y en la zona se producirían
adherencias dolorosas entre los tejidos por acumulación de sustancias de
desecho.
Además existen masajes específicos para las alteraciones de
la circulación linfática como el drenaje linfático manual. Con estas técnicas
conseguiremos influir en el transporte de la linfa, evitando su acumulación en
los tejidos.
Con movimientos manuales específicos también obtendremos
efectos de vaciado y bombeo de la sangre venosa para personas con problemas en
la circulación de retorno hacia el corazón.
Los efectos mecánicos
directos: Los principales beneficiarios de los efectos de las presiones y
movilizaciones impartidas por nuestras manos son los tejidos blandos. Mediante
el amasamiento conseguiremos reducir e incluso eliminar las contracturas
musculares y también influiremos sobre el tono muscular y su dificultad para
relajarse. También conseguiremos la movilización de las adherencias y las zonas
fijadas, así como la correcta cicatrización de las fibras de los tejidos
blandos. Todo ello es fundamental para eliminar el dolor que provocan estas
alteraciones al irritar las terminaciones nerviosas y alterar el correcto
intercambio circulatorio de los nutrientes y las sustancias de desecho celular.
Los receptores sensitivos:
con el estímulo de nuestras manos y mediante las técnicas específicas de
masaje, conseguimos la desensibilización de la zona cutánea. Esto no quiere
decir que perdamos sensibilidad, sino que la estimulación sensitiva de las
terminaciones libres, eleva el umbral doloroso. De esta manera, necesitaremos
estímulos más fuertes para conseguir activar los receptores sensitivos,
consiguiendo así reducir el dolor.
Existe otro tipo de receptores sensitivos en la piel que
serán estimulados mediante el masaje gracias al aumento de la temperatura. Los
receptores térmicos también tendrán importancia en la reducción del dolor.
La teoría de la
compuerta: Las fibras nerviosas que recogen la información sensitiva y la
información dolorosa de una misma zona son diferentes por sus características
de grosor, velocidad de conducción y recubrimiento. Cada estímulo es recogido
por diferentes receptores y llegará al cerebro siguiendo trayectos
independientes. Sin embargo, existe un mecanismo corporal, que provoca que la
estimulación cutánea de los receptores del tacto inhiba la conducción del
estímulo doloroso por las propias fibras nerviosas.
Este mecanismo para reducir el dolor podemos comprobarlo en
el instinto natural que tenemos para frotarnos inmediatamente después de
recibir un golpe en cualquier parte del cuerpo. El masaje estimula intensamente
los receptores del tacto y es por esto por lo que reduce el dolor en zonas con
pequeñas lesiones.
Las sustancias
analgésicas liberadas por el propio cuerpo: Nuestro organismo dispone de
sustancias con capacidad para reducir el dolor o analgésicas por sus propios
mecanismos de síntesis. Las endorfinas son derivados del opio y consiguen
reducir el dolor actuando desde el cerebro, médula y en el propio lugar
alterado.
Otro tipo de sustancias es la histamina que produce apertura
de los capilares y por tanto un aumento del riego sanguíneo y de la temperatura
corporal.
Es estímulo sexual forma parte de un complejo mecanismo
corporal, en el que se incluyen hormonas que pueden ser liberadas mediante el
masaje específico, debido al gran contenido de intercambio de sensaciones
táctiles que supone. Por este motivo el masaje puede ayudar en las disfunciones
que afectan al estímulo sexual.
Los efectos
relajantes y de disminución de la sensación dolorosa indirectos o a distancia: La
tensión psicológica se traduce en tensión muscular. El masaje consigue relajar
la musculatura indirectamente a través de la relajación del sistema nervioso
central y viceversa. Ayudaremos a mejorar o prevenir la ansiedad, el estrés, la
agitación, el insomnio, el agotamiento y el dolor de origen central.
La activación de la
musculatura lisa: Existen otras alteraciones leves sobre las que el masaje
específico puede mejorar. Las alteraciones del tracto digestivo son conocidas
por todos, ya sea el estreñimiento, los gases, las dificultades de tránsito del
tubo digestivo, la sensación de acidez, los cólicos y los espasmos de la
musculatura lisa y otras leves molestias. En la mayoría influye el correcto
movimiento del tubo digestivo formado por la musculatura lisa. La facilitación
digestiva se consigue mediante la activación correcta de dicha musculatura.
Fuente: ABC de los masajes terapéuticos
José M. Sanz Mengíbar
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