viernes, 14 de febrero de 2014


TERMINOLOGÍA DE LAS ALTERACIONES DEL APARATO LOCOMOTOR (PARTE 4)

 4. LESIONES DE LOS LIGAMENTOS

Esguince de primer grado: elongación forzada del ligamento por encima de su capacidad elástica, que produce una lesión dolorosa sin lesión anatómica grave. El masaje sólo estará indicado durante su fase de recuperación, evitando el período agudo.

Esguince de segundo grado: rotura parcial del ligamento que afecta a parte de las fibras del tejido. Existe derrame evidente y dolor que impide la funcionalidad de la articulación. Sólo estarán indicados los masajes para drenar el derrame y reducir el dolor cuando el tejido se está cicatrizando.

Esguince de tercer grado: Rotura total del ligamento con gran derrame interno y dolor intenso. El masaje no estará indicado en la zona lesionada hasta su completa recuperación.

ABC de los Masajes Terapéuticos
José M. Sanz Mengíbar

 

miércoles, 12 de febrero de 2014


Fuente: Revista Universo Holístico nº 62

NUESTRO ORGANISMO NO ENFERMA, SE DEPURA
    (parte 2)

ENFERMEDAD CRÓNICA
Imitando los mecanismos de la naturaleza, es lógico estimular las crisis depurativas. Como decía Hipócrates: “Todas las enfermedades se curan mediante alguna evacuación”.

Los drenajes siempre impulsan la tendencia al equilibrio y resultan útiles en cualquier circunstancia, por grave que sea. Además, solo basta mirar que hacen los animales.
Cuando un animal está enfermo, ayuna. De este modo favorece la degradación de los desechos y facilita su evacuación. Perros y gatos recurren a las hierbas cuando sufren una intoxicación. Según las dosis, tienen un efecto eliminador en los pulmones (expectorante), en los riñones (diurético) o en los intestinos (laxante). Los elefantes se purgan con arcilla. Otros animales se revuelcan en barro arcilloso, improvisando purificadoras cataplasmas.

También el hombre ha hecho uso de estos recursos desde la más remota antigüedad. Las virtudes desintoxicantes de la sudación se usaba en los pueblos nórdicos europeos (sauna), en Medio Oriente (baños turcos) o en las tribus indígenas americanas (inipis, temascales). Las distintas religiones y filosofías siempre han prescrito períodos de purificación mediante prácticas de ayuno. En todo el mundo se han practicado las benéficas “curas de primavera”.
En la enfermedad crónica, dado que el organismo tiene una sobrecarga tóxica importante y el Estado Óptimo Salud (E.O.S.) disminuido, las crisis no podrán restablecer el equilibrio de una sola vez, como ocurría en los trastornos agudos. Es por eso que las bronquitis, los eccemas o las crisis hepáticas se repiten periódicamente. Los esfuerzos depurativos se reiteran continuamente, pues logran la desintoxicación necesaria del Terreno.

Es por ello que le organismo necesita apoyo externo, pues su Fuerza Vital es incapaz de acabar con la toxemia mediante herramientas y técnicas sencillas para colaborar con el organismo a superar los padecimientos crónicos, mediante el alivio de la carga tóxica que agobia a la estructura corporal.

ENFERMEDAD DEGENERATIVA
Hoy día resulta normal observar a grandes sectores de la población con graves trastornos inmunológicos. Incluso los niños vienen al mundo con fuerzas inmunológicas tan disminuidas y tal sobrecarga de desechos (recordar los cientos de tóxicos presentes en el cordón umbilical), que no hay crisis depurativa que pueda revertir dicho estado. Por eso vemos niños de 3 y 4 años con cáncer y recibiendo tratamiento de quimioterapia.

Haciendo una analogía técnica, el sistema inmunológico funciona como un ordenador con naturales limitaciones físicas. Si ejecutamos un par de programas al mismo tiempo, no habrá mayores problemas. Pero si queremos ejecutar una decena de programas simultáneamente, entonces aparecerán los inconvenientes. La máquina de “ralentiza”, no responde rápidamente a las órdenes y comete errores.
Desgraciadamente, este es el estado habitual de la inmunología en nuestra población, ala ser exigida en forma desmedida y por gran cantidad de factores al mismo tiempo. Estos “ralentizamientos” son las alergias, las enfermedades autoinmunes, las afecciones virales crónicas, etc. La merma inmunológica afecta a la salud y al bienestar en todos los ámbitos, incluso el emocional. Recientemente científicos han concluido tras un estudio que “debería entenderse la depresión como una enfermedad de tipo casi autoinmune”.

En esta fase de la enfermedad, las células, en lugar de moverse en líquidos nutritivos y limpios, deben vivir en fluidos cloacales inmundos. El trabajo celular no es normal y los tejidos se desorganizan cada vez más, llegándose a la destrucción: esclerosis, cáncer, úlceras varicosas, etc. Las células ya no siguen el comando inteligente de la Fuerza Vital y el cuerpo pierde su capacidad  de defenderse como un todo organizado ante agresiones externas.
En este contexto, resulta de tal magnitud el caos orgánico que se ha generado, que ningún remedio será capaz de poner orden. De allí las dificultades que encuentran los investigadores en la lucha contra las enfermedades graves. La terapia con atajos no funciona. Mientras hay tiempo, no queda más que desandar el camino equivocado, rectificando los errores y estimulando la inmunología, a fin de recuperar la Fuerza Vital y la limpieza del Terreno. Es el único medio genuino que nos permitirá obtener una completa y total remisión.

Marcos Vélez
Naturólogo 

 

EL MUNDO ES COMO TÚ LO VES

“La meditación es necesaria únicamente porque tú un día elegiste no ser feliz. Una vez que tú has decidido ser feliz ya no necesitas ninguna meditación. Entonces la meditación empieza a suceder por sí misma, ésta acompaña a la persona feliz como una sombra, donde quiera que vaya, cualquier cosa que haga ella está en meditación”. OSHO

Todo lo que vemos y percibimos como el mundo no son más que un producto de nuestras propias proyecciones. Todas las experiencias que sentimos y que vamos atravesando a lo largo de nuestra vida: perder o ganar, atracción o rechazo, placer o sufrimiento, alegría o tristeza, optimismo o negatividad, no son más que un producto de nuestra propia creación… Nadie más es responsable de ello aunque pensemos lo contrario.

Somos nosotros los que creamos nuestra alegría o tristeza, nuestra propia felicidad, nuestro propio sufrimiento y por tanto, nuestro propio destino. Creamos nuestro propio cielo y nuestro propio infierno, pero sin embargo hacemos responsables a otros como a nuestra nación, al gobierno, a la mala suerte, a los padres, a la pareja… de todo lo negativo que nos ocurre en la vida.

Nos hacemos amigos de una persona y disfrutamos la alegría de esa amistad. En cambio nos volvemos hostiles a otro y le rechazamos continuamente en nuestro interior. Y si aparece  un tercero ante el cual nos sentimos indecisos y desconcertados, entonces le ponemos la etiqueta de “sospechoso”. Pero somos nosotros quienes hemos creado ese amigo, ese enemigo y ese sospechoso.

Por lo tanto, sólo hay una forma de salir de este círculo vicioso, y es cambiando nuestra forma de ver las cosas. Esta es la razón por la cual debemos meditar: para poder ver el mundo como realmente es.

Cuando la mente está en calma, todo está en calma. Si por el contrario, la mente se encuentra llena de inquietud, el exterior también tomará el aspecto de un lugar caótico. El mundo es percibido de manera distinta por cada persona, de acuerdo a su condición mental; por eso, no existe un mundo ni dos, sino tantos como mentes existen.

Poner orden en el interior es pacificar el mundo. Y aunque la mayoría se afane en hacerlo al revés, sus esfuerzos están condenados al fracaso y a la frustración. Mientras la mente no se encuentre apaciguada, se seguirá viendo y produciendo caos en el interior. ¡Y es por eso que nos creamos tantos falsos problemas! Lo que hay que hacer es poner orden y tranquilidad en el interior. Y eso es lo que se consigue a través de la Meditación.

¿Qué es lo que nos impide ser lo que somos? El místico Osho, creador de las meditaciones activas decía: “cierra los ojos unos momentos y comprueba cuanto tiempo puedes estar sentado disfrutando de las sensaciones de tu cuerpo y de los sonidos a tu alrededor.

Observa como tu mente después de algunos minutos empieza a parlotear y tu cuerpo empieza a sentirse incómodo, tus pensamientos van y vienen, realizando diferentes e incoherentes conversaciones internamente contigo mismo, del pasado o del futuro pero nunca del momento, por lo que resulta que nunca estás en el presente, en el aquí y ahora”.

En cambio, con la meditación, la mente se convierte en un instrumento útil, en vez de esclavizarnos con su constante charla. Cuando estás en un estado de meditación, te conviertes en un espectador, un observador de ti mismo mirando todo el tráfico de la mente con sus pensamientos que van y vienen: recuerdos, deseos, fantasías, temores, sueños… simplemente manteniéndose distanciado, sereno, presenciándolo sin ninguna identificación, ningún juicio o condena, de si esto es bueno, de si esto es malo.

En meditación, nos hacemos conscientes de la Conciencia Absoluta, de nuestra naturaleza divina. Cuando a través de la práctica de la meditación empezamos a ver la luz que brilla en nuestro interior, el velo que oscurecía nuestra visión se rompe, y es entonces cuando podemos ver las cosas como realmente son. A medida que seguimos meditando, esa luz interior, la luz de la conciencia comienza a llenar nuestros ojos. Entonces empezamos a ver esa misma luz fuera, y es cuando nos damos cuenta de que todo el Universo no es más que esa luz, esa conciencia.

El propósito de la práctica de la meditación es que vuelvas a ser feliz, celebrativo, amoroso, que te permitas reír, bailar, besar, abrazar, expresar tu ternura y poder recibir caricias sin miedo. A eso se le denomina también felicidad, que no es otra cosa que ser total, estar conectado profundamente con la energía vital que fluye dentro de ti, sin ningún control de la mente. Y esa es la clave para la superación del sufrimiento, para la autorrealización personal… Mucha gente olvida que el color es inevitable, pero que el sufrimiento es opcional.

Todas las técnicas de meditación milenarias desarrolladas por los grandes maestros así como las modernas meditaciones activas de Osho, han sido diseñadas de manera científica (incluso están registradas como marca internacional para evitar plagios y utilización indebida), y por lo tanto hay una forma correcta y otra incorrecta de hacerlas y utilizarlas.

De ahí la importancia de que la persona que las dirija haya hecho un curso de formación reconocido y conozca las diferentes meditaciones con sus instrucciones y etapas correspondientes, pues de ello dependerá de que los practicantes tengan una experiencia que merezca la pena o se la pierdan.

Y como decía Osho: “La meditación es necesaria únicamente porque tú elegiste no ser feliz. Una vez que tú has decidido ser feliz, ya no necesitas ninguna meditación. La meditación sigue a la persona feliz como una sombra, donde quiera que vaya, cualquier cosa que haga, ella está me meditación”.

Jairo Kalpa
www.jairokalpa.comwww.bioperson.es

 

martes, 11 de febrero de 2014

Fuente: Revista Universo Holístico nº 62

 NUESTRO ORGANISMO NO ENFERMA, SE DEPURA       (Parte 1)

A esta altura resulta sencillo comprender que, más allá de nombres y diagnósticos, la enfermedad no es otra cosa que un esfuerzo del organismo por evacuar el exceso de sustancias tóxicas y volver a la normalidad. Siendo de vital importancia la limpieza de los fluidos internos, el organismo apunta toda su energía (energía vital) hacia dicho objetivo.

Un cuerpo sano pone en marcha una gran cantidad de mecanismos depurativos cuando cualquier cuerpo extraño o perjudicial logra introducirse en los tejidos internos: vómitos, estornudos, tos, diarreas, inflamaciones, etc. Pero la purificación interna es tan compleja, que su tarea debe distribuirse en varios órganos con funciones especializadas y complementarias: los abnegados emuntorios.

Mientras el nivel de tóxicos permanece dentro de la capacidad depurativa de intestinos, hígado, riñones, pulmones y piel, todo funciona dentro de la normalidad que conocemos como estado de salud.

Cuando alguno de estos órganos recibe caudales que exceden su capacidad, existe un natural mecanismo de derivación (lo que no se puede procesar, se deriva a otro órgano complementario) destinado a superar la crisis tóxica. Y aun así seguimos en presencia de un organismo sano y vital.

Pero cuando también superamos el umbral de la capacidad complementaria de los emuntorios –cosa que hoy resulta una norma, dada la continua exposición a volúmenes cada vez mayores de toxinas- comenzaremos a advertir síntomas y molestias.

Ejemplo: hipersecreción salival, vómitos y diarreas a nivel digestivo; hipersecreción biliar a nivel hepático; orina espesa, ácida y ardiente a nivel renal; sudoración, supuración, granos, acné y eccemas a nivel cutáneo; expulsión de flema por bronquios y fosas nasales a nivel respiratorio…

Otras vías secundarias se utilizan también para expulsar exceso de toxinas: glándulas salivares, útero, amígdalas, glándulas lacrimales. Si la situación se agrava, el organismo recurre a la “creación” de emuntorios artificiales: hemorroides, fístulas, úlceras, etc.

Por supuesto que cada persona reaccionará en forma diferente a estas crisis depurativas, localizando los trastornos superficiales de acuerdo a sus debilidades orgánicas. Los primeros órganos en ceder son, generalmente, los más frágiles por herencia o por excesiva utilización: por ejemplo, la garganta en aquellos que utilizan mucho la voz, los nervios de las personas tensas, o las vías respiratorias en aquellos expuestos a contaminantes volátiles.

Como vemos, las llamadas “enfermedades” no son otra cosa que el resultado de las tentativas de imprescindible limpieza que encara el organismo, frente a la carga de agresión tóxica a la que se ve expuesto. Estas crisis depurativas pueden ser agudas o crónicas. Siempre se comienza con manifestaciones agudas, donde el trabajo de eliminación es brusco, violento y extenso. Si la causa de intoxicación no se remueve, entonces estos esfuerzos se hacen crónicos.

Dado que esta publicación está destinada a incrementar el nivel de percepción de estos fenómenos por parte del lector, veamos con detenimiento y ejemplos cada una de las fases por las cuales evoluciona la enfermedad, hasta llegar a los grados más graves y terminales.

Estos estadios degenerativos –cáncer, sida, esclerosis múltiple, Alzheimer, Parkinson- no aparecen de improviso en una persona saludable y vital; requieren de un largo proceso previo.

 ENFERMEDAD AGUDA

Todo se inicia con las primeras señales de alarma. La persona –hasta entonces saludable- ve aparecer distintos trastornos leves que le señalan la pérdida de este equilibrio dinámico que es el Estado Óptimo de Salud (E.O.S.). Falta de ánimo, indisposiciones pasajeras, tensión nerviosa anormal, dificultad para recuperarse tras un esfuerzo, problemas digestivos, cutis y cabellos opacados, erupciones… son todos signos de la degradación del Terreno.

Si la persona está atenta y suprime las causas que provocaron la sobrecarga tóxica –excesos nutricionales, consumo de productos insanos, agotamiento excesivo, demasiado sedentarismo- los trastornos desaparecerán rápidamente.

Pero si el individuo no escucha las advertencias que lanza su cuerpo y persiste en sus errores, sin corregir nada, entonces el Terreno continuará degradándose y obligará a que su fuerza vital se exprese desencadenando crisis depurativas más profundad. Estaremos entonces en presencia de las llamadas enfermedades agudas.

El organismo moviliza todos sus esfuerzos para expulsar el exceso de desechos que agobia.

Por lo general son manifestaciones violentas y espectaculares; la fiebre que las acompaña indica la intensa actividad del cuerpo y todos los emuntorios están involucrados en la tarea. Es el caso de una gripe, un sarampión o una bronquitis. La gripe es un ejemplo de interacción de emuntorios: catarro en las vías respiratorias, descarga intestinal, sudoración profusa, orina cargada, etc. Son trastornos de corta duración, ya que la intensidad del esfuerzo depurativo basta para permitir un rápido retorno al Estado Optimo Salud (E.O.S.)

Es bien sabido que una afección gripal se resuelve magníficamente con apenas 48 horas de ayuno, reposo… y nada más. Al cabo de ese período, uno se siente pleno y liviano. Pero si el individuo, conforme con la desaparición de los síntomas, retorna a los hábitos equivocados que generaron la sobrecarga tóxica, la crisis volverá a producirse.

En este estadio, el error más grave –y lamentablemente el más corriente- es tomar estas crisis depurativas como causa de enfermedad y no como efecto de la degradación del Terreno. Entonces la terapéutica no ayudará al organismo en sus esfuerzos desintoxicantes, sino que los reprimirá como algo inoportuno y molesto. De este modo estaremos restringiendo nuestra fuerza e  internalizando las sustancias tóxicas.

Es lo que hacemos habitualmente con los antigripales o peor aún, con las vacunas contra la gripe: ¡vacunas contra un proceso depurativo! En consecuencia, la represión artificial de una afección aguda nos dejará con menos capacidad defensiva y con el Terreno más intoxicado; condiciones que nos llevarán al estadio sucesivo.

lunes, 10 de febrero de 2014


TERMINOLOGÍA DE LAS ALTERACIONES DEL APARATO LOCOMOTOR (Parte 3)

 3. LESIONES DEL HUESO

Fracturas: rotura de la continuidad estructural del hueso por un fuerte traumatismo, sobrecarga o enfermedad del hueso. Nunca podremos aplicar un masaje sobre fractura ósea.

Fisura: fractura ósea leve, en la que no se ha perdido la estructura de la pared del hueso por completo.

ABC de los Masajes Terapéuticos
José M. Sanz Mengíbar

miércoles, 5 de febrero de 2014


TERMINOLOGÍA DE LAS ALTERACIONES DEL APARATO LOCOMOTOR (Parte 2)

     2. LESIONES DE LOS TENDONES

Tendinitis: inflamación del tendón debido a sobrecargas por movimientos repetitivos.

Tenosinovitis: inflamación del tendón y su vaina que lo recubre, incluso con derrame de líquido, por las mismas causas que la tendinitis.

Rotura parcial: roturas de algunas fibras del tejido. No masajearemos hasta su completa cicatrización.

Rotura total: pérdida prácticamente total de la continuidad de las fibras del tendón. El masaje estará contraindicado hasta la cicatrización total de la lesión.

●Calcificación: acumulación de calcio en las fibras del tendón. Nunca debemos masajear sobre estas zonas ya que son muy dolorosas y podemos agravar la lesión.

ABC de los Masajes Terapéuticos
José M. Sanz Mengíbar