lunes, 4 de enero de 2016

UN DÍA TE ABRAZARÁN TAN FUERTE QUE SE UNIRÁN TUS PARTES ROTAS

Algún día alguien te abrazará tan fuerte que todas tus partes rotas se unirán de nuevo, te recompondrás de tus pesares, tus penas se volatilizarán en segundos y volverás a sonreír.

El abrazo es una caricia, un poema escrito en la piel que nos reconforta y fortalece nuestros vínculos afectivos, favoreciendo que nuestros miedos se alejen. De alguna manera, al alejar el sentimiento de caos y a pesar de que no resuelven nada, nos llenan de fuerza.

Hay abrazos que contienen tanta fuerza que lejos de rompernos, nos reajustan. Eso es porque, por decirlo de una manera poética, nos sintonizan emocionalmente. De hecho, aunque no es la única manera ni es indispensable, abrazarnos nos ayuda a trabajar nuestra empatía y, por ende, nuestra inteligencia emocional.

Hay personas y PERSONAS (sí, con mayúsculas)

Hay personas y PERSONAS, en eso todos estaremos de acuerdo. Aquellos con quienes mejor nos entendemos son nuestras personas hogar, las más afines y cercanas a nuestras emociones, pensamientos y creencias.

Hay muchos motivos por los que apreciamos a aquellos con los que compartimos opiniones, vivencias y creencias, entre otros que esa afinidad nos produce sentimientos positivos.

De hecho, generalmente cuando le gustamos a alguien, esa persona también nos gusta (no en términos sexuales, claro). Más que nada porque podemos mostrarnos con mayor naturalidad y comportarnos de manera relajada, lo que promueve que sonriamos más y que los intercambios sean mucho más amables y agradables.

Y este círculo se convierte en un bello vicio, cuanto más queridos nos sentimos, más queremos a quien nos quiere. Un factor determinante de este cariño especial tiene como demostrativo predilecto a los abrazos, a las caricias y a los besos.

Mis PERSONAS son las que me han abrazado en las buenas y en las malas

Estas personas especiales de las que hablamos suelen ser las mismas que han estado a nuestro lado en las buenas y en las malas. Especialmente en nuestras peores épocas, cuando peor nos sentíamos con nosotros mismos, ellos han permanecido a nuestro lado para darnos un abrazo.

O sea que cuando más bajos de ánimo estamos y más dudas acerca de nosotros mismos y del mundo albergamos, más significativos son para nosotros los abrazos y las muestras de interés y cariño hacia quien nos muestra su aprecio e incondicionalidad.

Digamos que de alguna manera se crea una suerte de admiración afectiva que, por su parte, promueve que nosotros cada vez resultemos más atractivos a nuestra PERSONA.

En definitiva, que cuanto más rotos estamos, más conscientes somos de lo que queremos a quien nos quiere y a quien reserva un pedacito de sí mismo para recomponernos y mostrarnos todo el amor del que somos merecedores.

Lo que hace especial a nuestras rosas es el tiempo que pasamos con ellas

“Fue el tiempo que pasaste con tu rosa lo que la hizo especial”, escribió Saint Exupéry en “El principito”. Y esto constituye una de los pilares más importantes de nuestras relaciones y de cómo esos abrazos que provienen de nuestras rosas recomponen nuestras partes rotas.

Sean muchas o pocas nuestras similitudes, resulta verdaderamente excitante y atractivo suponer que algo especial y único nos une. Nuestras PERSONAS son aquellas que nos hacen pensar y sentir aquello de “me quiere por mí mismo, no por mis opiniones o por sus intereses”.

Esto es lo más gratificante y maravilloso, lo que más nos reconforta en aquellos momentos en los que nuestro interior se ha fragmentado, pues nos hace recordar que a pesar de que tenemos tantas partes rotas que sería imposible contar todos los trozos, somos personas enteras e irremplazables para quien nos abraza.




domingo, 3 de enero de 2016

NO TODO TIEMPO PASADO FUE MEJOR, LO MEJOR ESTÁ POR LLEGAR

No es difícil imaginar por qué un proverbio popular se ha hecho tan famoso como aquel que dice “todo tiempo pasado fue mejor” y por qué escritores como Ernesto Sábato lo recogieron en alguna de sus obras. Este opuesto a “lo mejor está por llegar” nace de esa visión nostálgica, sobre todo de las personas mayores que ya han vivido muchos años, por todo lo que ha acontecido en sus vidas.

Sin embargo, añorar lo que se ha perdido no nos permite disfrutar de lo que aún nos queda por vivir. Por eso, no todo tiempo pasado fue mejor sino que, como diría la gran Mafalda, lo mejor está por llegar.

Tenemos la capacidad maravillosa de sorprendernos una y otra vez que no deberíamos desaprovechar, como si siempre existieran cosas nuevas que conocer, aprender y sentir en nuestra piel.

“No creo en esa historia de que el pasado fue mejor. Comience a explorar el pasado y también descubrirá cosas terribles.”
-Jorge Amado-

Yo lo que quiero que me salga bien es la vida

Queremos ser felices a toda costa, lo que nos conduce muchas veces a caer en el error de olvidar que la felicidad exige un poco de llanto o, en otras palabras, que para que haya un arcoiris tiene que haber llovido primero. Esto es, ambas cosas forman parte de la naturaleza, la felicidad y el llanto se complementan y son igual de reales y obligatorios.

Queremos que la vida nos ‘salga bien’, pero no asumimos que eso indica momentos de todo tipo: buenos y malos, caerse de la montaña una y otra vez hasta llegar arriba.

No solemos aceptar que esa ‘vida’ es aquella que de verdad nos permite vivir plenamente hasta valorar todo lo positivo que nos ofrece, que es aquella que nos remueve, nos zarandea y nos impulsa a crecer. Por eso ‘lo mejor está por llegar’, porque las montañas, como las emociones son infinitas hasta que dejamos de vivir.

La vida empieza a los 40

Decía también Mafalda, con gran parte de razón, que la vida empieza a los cuarenta. Es en esta etapa en la que hemos vivido lo suficiente como para empezar a admitir que el pasado es aprendizaje y, a veces nostalgia.

Es aquí cuando entendemos que el futuro es ilusorio porque depende del presente y que este presente es el único que moldea eso que está por llegar: tenemos la oportunidad de mejorar continuamente y de no retroceder.

“El futuro tiene muchos nombres. Para los débiles es lo inalcanzable. Para los temerosos, lo desconocido. Para los valientes es la oportunidad.”
-Víctor Hugo-

A los cuarenta, comenzamos a darnos cuenta de que la felicidad no depende de alguien que no sea nosotros mismos y entonces comenzamos también a exigirle a la vida lo que de verdad merecemos: nos queremos un poco más, somos más humildes y soñamos con mayor coherencia. Es decir, entendemos nuestros límites y hemos experimentado las suficientes caídas como para saber que siempre hay algo mejor.

Deja de instalarte en los recuerdos y fabrícalos: lo mejor está por llegar

Cuando pasamos el marco de la adolescencia y de la juventud tenemos lo que podría considerarse la ‘manía’ de revivir una y otra vez momentos del pasado. Recordar es más frecuente cuando más años tenemos y no es negativo. Lo negativo es quedarse atrás recordando los malos momentos y olvidar el ‘hoy’.

No podemos pasar por alto nunca el momento actual de nuestras vidas porque, como hemos dicho, es únicamente desde ahí que podemos establecer los principios suficientes para el día de mañana. De la misma forma que recordar no es malo, tampoco lo es soñar: debemos fabricar sueños que nos mantengan ilusionados y con vida. Sin embargo, no podemos dejar que los sueños nos pierdan en nuestra propia realidad.

No vivas en el mismo año setenta y cinco veces,
una y otra vez,
y lo llames vida.”
-Robin Sharma-

Lo mejor está por llegar desde el momento en el que aceptamos todo esto: un pasado que sirva de herramienta para sustentarse en el presente y un futuro que mantenga nuestra curiosidad pero nos permita estar sujetos al suelo más inmediato.

Lo mejor está por llegar al igual que no todo lo malo conocido es mejor que lo nuevo por conocer: siempre habrá un atisbo de positividad que nos pueda ayudar a crecer y a no estancarnos.




jueves, 31 de diciembre de 2015

TERMINA CON EL PASADO PARA ENCONTRAR NUEVAS PUERTAS

¡Qué complicado es cerrar una puerta del pasado y avanzar al futuro! Si abrirnos a crear nuevas relaciones puede ser complicado, aceptar que ha llegado el momento de terminar una relación resultará difícil… Mucha gente prefiere seguir con las relaciones que le hacen daño porque teme al resultado de lo desconocido.

¿Has analizado cuáles son los riesgos de quedarte con lo que ahora te hace infeliz? Al dejarte llevar por ideas como “¿y si no encuentro a alguien más?”, “¿y si me arrepiento?”, “¿y si todo sale mal?”,  solo te quedas atascado a la mitad del camino.

Mantener varias puertas al pasado abiertas te distrae

Desprenderse de aquello que conoces y que te ha marcado de alguna forma es complicado. Sin embargo, dejar muchas puertas abiertas al pasado impide que te concentres en lo que es importante ahora.

Si pasas la vida con un pie en esa relación de pareja que ya no funciona, no podrás ver a ese chico que está mostrando interés en ti y que puede ser lo que buscas.

Lo mismo pasa en cualquier aspecto de tu vida. Cuando te concentras en pensar y llorar por aquel amigo que te falló, no disfrutarás la compañía de quienes ahora entran en tu vida. Cerrar puertas y dejar el pasado atrás te da tiempo para ir a por tus  sueños y fijarte nuevas metas.

Libérate de las cadenas del pasado y toma oportunidades

Mantener una puerta abierta porque crees que en algún momento podrás volver a tener esa vida que añoras es un gran error. Es cierto que el pasado pudo ser excelente y darte grandes emociones. Pero no debes quedarte estancado porque el futuro también te trae experiencias que vale la pena vivir.

Quedarte esperando a que quien un día fue tu mejor amiga regrese, no lo hará más real. Crece, cambia tu look, múdate a otra ciudad y toma cualquier oportunidad que se te presente. No tengas miedo y no pienses que necesitas estar ahí para quien se alejó de ti.

No puedes pasar la vida esperando a que regrese quien se fue sin dar explicaciones o que te valore quien hoy ni siquiera se vuelve para verte. Igual un día se arrepienten y te buscan, pero ¿qué sucede si esto no pasa?, ¿vivirás tu vida solo si otros te valoran o te valorarás sin importar nada?

La obsesión por el pasado que te hace infeliz

Dicen que las personas que viven en su pasado son invadidas por la depresión. Si lo piensas bien, no es difícil de creer. Cuando solo recuerdas las cosas que tuviste, te olvidas de lo que tienes y lo que podrías tener.

Por eso es tan importante cerrar puertas. No quieres vivir rodeado de nostalgia y añorando lo que fuiste. Está bien recordar de dónde vienes para mantener los pies en la tierra, pero debes prestar más atención a lo que tienes hoy.

Goza lo que tienes, ríe con quien está a tu lado y planea para el futuro. No tiene mucho sentido hacer algo distinto. Lo peor que te puede pasar es que en diez años estés triste porque no viviste con plenitud la vida que tienes hoy.

Sé realista y ve el futuro como una oportunidad

Quizás eres de los que piensa que no puede terminar una relación de amistad porque ese amigo puede ayudarte a llegar al puesto que deseas. Tal vez sea así pero, ¿has pensado si ese amigo está dispuesto a hacerlo? Tal vez ya ni siquiera te ve como un amigo real.

Además, puedes estar comprometiéndote a situaciones que no te interesan en absoluto. Mantener las puertas abiertas puede parecer una buena idea, pero solo te llena de obligaciones que con el tiempo se vuelven una carga.

Pierde la mala costumbre de dejar puertas abiertas

Hemos creado la mala costumbre de dejar abiertas las puertas al pasado. Creemos que siempre es mejor dejar una posibilidad abierta “por si acaso”. Por si acaso ese amigo nos necesita, por si acaso ese ex amor nos valora otra vez, por si acaso esa oportunidad de empleo, etc.

El caso es que no puedes ir por la vida esperando que las circunstancias se adapten a lo que deseas. Necesitas poner el punto final en las situaciones que no tengan más futuro. Esa es la clave para avanzar.




miércoles, 30 de diciembre de 2015

¿TE MIENTES A TI MISMO?

¿Cuántas veces te has mentido a ti mismo? No es algo que hagamos de forma consciente porque a nadie le gusta ser engañado, ¿cierto? Es muy probable que al descubrir que alguien te ha mentido, te sientes enojado, triste y decepcionado.

Esto es bastante común y sin embargo, no es raro que terminemos siendo víctimas de nuestras propias mentiras. Sigue leyendo y descubre las razones más comunes por las que te mientes y cómo evitarlo.

Razones por las que te mientes a ti mismo

La principal razón por la que te mientes a ti mismo es para evitar algún peligro, real o imaginario. De ahí pueden surgir otros motivos.

Esto lo puedes hacer buscando justificar tus actos y poniendo la realidad acorde a tus ideas. Puedes pensar que no necesitas dar o buscar ninguna justificación porque al final tomas tus propias decisiones en base a tu escala de valores.

Esto es cierto. Sin embargo, nuestra escala de valores no es perfecta y en más de alguna ocasión te habrás visto entre la “espada y la pared”. Esto pasa cuando te ves inmerso en dos obligaciones morales que se oponen mutuamente y eliges salir por la tangente. Cuando esto pasa, ¿eres consciente de que te mientes?, ¿cómo lo justificas?, ¿qué dice eso de ti?

Mentirte es cruel e innecesario

Te mientes a ti mismo porque buscas cierta comodidad. Pero, ¿has pensado que la comodidad está algo, o muy, sobrevalorada? Lo más probable es que te estés mintiendo para evitar lo desconocido o aquello que crees que te podrá dañar.

Muchos de nosotros vamos con cierto temor por lo que no conocemos, pero el autoengaño termina devorando tu alma y generando mucho dolor emocional. Lo irónico es que muchas de las acciones o experiencias que buscamos evitar de forma inconsciente pueden volverse las más intensas y reconfortantes de nuestra vida.

Aunque puede parecer que una mentira te hará la vida más fácil, en realidad es una paradoja. Con el tiempo, la realidad te estallará justo en la cara y todo el dolor que evitaste te atacará con mayor fuerza.

Cuando digo que mentirte es cruel e innecesario me refiero a que las mentiras que tratas de creerte te destruyen cuando no queda nada que las sustente.

Las situaciones más comunes en las que te mientes a ti mismo

Es probable que creas que no te mientes a ti mismo y que sea realmente cierto. De ser así, ¡felicidades! Seguro eres una persona auténtica y completamente libre de complejos y ataduras emocionales y sociales. Esto de verdad que es posible.

También puede darse el caso de que te hayas convencido de que tú no te mientes a ti mismo pero sí lo haces. ¿Cuáles son las situaciones más comunes? A continuación te describo las dos más comunes:

- Estar enamorado de dos personas. La situación en la que te mientes a ti mismo más común. Lo cierto es que cuando amas a una persona simplemente no hay cabida para otra de la misma forma. Sin embargo, terminar una relación de pareja que ya se ha desgastado no es tan fácil como quisiéramos. Y es en este punto cuando puede llegar otra persona que se parece más a lo que buscamos como compañero de vida. Lo mejor siempre será dar por concluida la primer relación para evitar dañar lo poco o mucho de bueno que aún queda.

- Continuar con un empleo que no te satisface. Ya sabemos que necesitas pagar facturas cada mes. Pero te mientes a ti mismo cuando no dejas ese empleo que no te gusta por la idea de que no eres bueno para nada más. Es probable que lleves tanto tiempo en esa situación que te da miedo no estar a la altura de otras opciones o no encontrar una alternativa mejor. En este caso es mejor darte la oportunidad de actualizar tus conocimientos si es lo que crees necesitar o dar el paso y atreverte a buscar otra opción. Puedes estar seguro que ningún cambio llega solo, siempre los debes buscar.

Mentirte a ti mismo no te ayuda

Date un momento para analizar tu vida y descubrir si realmente es la que deseas. Muchas veces encontramos señales que nos gritan que no estamos donde deseamos. Si no puedes ser honesto contigo mismo, ¿cómo esperas que otros lo sean?


Fuente: https://lamenteesmaravillosa.com/te-mientes-ti/



martes, 29 de diciembre de 2015

SI ALGO NO TE GUSTA, CAMBIA

¿Qué es lo que no te gusta de tu vida? Quizás sea algo externo, amistades, trabajo, algo que tú crees que en tu mano no está poder cambiar. Y es cierto. Pero, sí puedes cambiarlo indirectamente.

Imaginemos por un momento que no te gusta cómo está actuando una persona con la que interactúas o mantienes una amistad. El primer paso es manifestar tu descontento, pues quizás estés tratando con una persona manipuladora, o simplemente con alguien cuya personalidad no es compatible con la tuya.

Sea como fuere, no te gusta, no te encuentras bien en esa situación. No puedes cambiar a esa persona, en tal caso puedes cambiarte a ti mismo, pero en este punto en que nos encontramos no procede.

“No es la especie más fuerte la que sobrevive, ni la más inteligente, sino la que responde mejor al cambio”
-Charles Darwin-

¿Cómo debemos enfrentarnos a este momento? Cambiando la situación. Si te encuentras a disgusto con una persona, ¡aléjate! No puedes cambiar a nadie, pero sí puedes cambiar las cosas.

El cambio nos da miedo. Nos han enseñado a tenerle miedo, a aceptar el sufrimiento, a ser conformistas. Pero, ¿cuánto podemos aguantar en una situación como esta?

Preocupándonos “a lo tonto”

No nos han enseñado a cambiar las cosas, sino a lidiar con ellas, a enfrentarnos a ellas y, en todo caso, a “comérnoslas” aunque no nos gusten.

Nos hemos estado preocupando desde nuestra infancia por enfados, por actitudes, por situaciones… Preocupaciones que nos afectan negativamente y que no son nada beneficiosas para nosotros.

¿Eres de las personas que piensan que se preocupan demasiado? ¿alguna vez te has visto en la tesitura de preocuparte más que los demás? Si es así, es el momento de que cambies esta situación, porque probablemente no te gusta,

No preocuparse en exceso no implica que estemos libres de preocupaciones, pero sí que aprendamos a no darles tanta importancia como les estamos dando.

Muchas de las preocupaciones que nos abordan son bastante “tontas”. ¿Realmente merecen toda nuestra atención? Las demás personas no se la dan, tú tampoco deberías, empieza hoy a cambiar.

Es increíble cómo puede cambiar tu vida, cuando decides cambiar un pensamiento. Hay muchas cosas que nos han inculcado desde nuestra infancia, consideraciones que cuando nos hacemos adultos nos atormentan porque algo no está funcionando bien.

¡Cojamos el camino acertado!

El camino acertado es aquel en el que nos encontraremos bien con nosotros mismos, en el que hemos logrado el equilibrio. Pero, para ello, en ocasiones debemos cambiar.

¿Cómo podemos cambiar las cosas que no nos están gustando, sea lo que sea? Sigue estos consejos, porque te ayudarán a librarte del miedo al cambio y lograr por fin estar a gusto con todo y con todos:

- Son los que cambian los que verdaderamente lo logran: ellos también han tenido miedo, miedo a fracasar en su elección, miedo a superar el “es mejor peor por conocido que nuevo por conocer”, se han arriesgado y han salido triunfantes.

- Utiliza la incertidumbre para motivarte: porque muchas veces es la misma incertidumbre la que te desmotiva, pero piensa que lo que te espera es algo mejor. ¿De verdad vas a seguir en ese estado en el que no estás a gusto? Cambia, lo mejor aún está por llegar.

- Ocurra lo que ocurra, acéptalo: sea malo o bueno, todo cambio, toda elección tendrá sus consecuencias, pero sean las que sean ¡acéptalas! Ha sido tu elección y debes ser consecuente con esta y todas las que hagas el resto de tu vida. Pero debes estar orgulloso de haberla tomado. Es mejor mostrarse activo que pasivo ante las circunstancias. Estás vivo.

- El cambio, que sea poco a poco: obviamente la brusquedad no va a ser algo que te garantice resultados positivos, por eso los cambios deben ser progresivos, bien pensados y con calma. No sirve de nada correr demasiado.

- Es normal que tengas miedo: es tan normal que debes aceptar esto, pero no permitir que pueda contigo. Debes ser lo bastante fuerte como para superar este miedo, como para enfrentarte a él y determinar qué es lo que verdaderamente tiene peso aquí. ¿Podrá más el miedo o lo que verdaderamente quieres?

- Si tú no cambias, los cambios vendrán a por ti: porque aunque no lo quieras ver, estás continuamente cambiando. Tu familia cambia, tus amigos cambian, tu situación cambia, y a veces estos cambios no están de tu mano, ¡no los eliges! Vienen y tienes que aceptarlos.

“Cambiar de horizontes, cambiar de método de vida y de atmósfera, es provechoso a la salud y a la inteligencia”
-Gustavo Adolfo Bécquer-

El miedo es normal, pero si algo no te gusta en tu vida, en tu situación, en algo que estés viviendo, cambia. Esto te hará más feliz. Vivir en una situación que no te resulta agradable provocará que tu carácter se vaya tornando negativo.