LA FRESA SALVAJE
Un hombre estaba paseando por el campo y de repente se dio
cuenta de que un león lo seguía. Empezó a correr y, al llegar a un precipicio, comenzó a bajar
por la pared del acantilado aprovechando una larga liana. Cuando estaba a medio
camino, miró hacia abajo y vio que otro león lo estaba esperando. Un león pues
arriba, y un león abajo. Y en ese momento, de un agujero en la roca, salieron
dos ratones y comenzaron a roer la liana. El hombre se percató de que frente a
él, brotaba de la pared del acantilado una ramita en la que destacaba una fresa
silvestre. Agarrado con una mano a la liana, con la otra cogió la deliciosa
fresa y la introdujo en su boca. ¡Qué sabor tan dulce y agradable! ¡Qué momento
de plenitud al saborear el dulce néctar de la flor!
Si no vives lo que es,
dejas de vivir. Si tu mente está en el león del pasado o en el león del futuro,
te pierdes cada momento de la vida, aunque a veces el néctar de la fresa sea
amargo en lugar de dulce. En lo que es a cada momento, está la vida que fluye y
el aprendizaje que no deja de celebrarse si la actitud es la adecuada.
Ramiro Calle, “Los mejores cuentos espirituales de Oriente”
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