viernes, 6 de mayo de 2016

PODEROSAS PALABRAS DE JIM CARREY TE AYUDARÁN A ENCONTRAR TU LUGAR EN EL MUNDO

Muchos de nosotros queremos influir en el mundo de manera positiva pero no sabemos cómo y dónde hacerlo.

A veces sólo falta que otro nos ofrezca sus palabras poderosas para que nos aclaremos y logremos encontrar nuestro propósito en la vida.

Es probable que sepas quién es Jim Carrey, un actor de comedia muy querido por las personas en general. Con sus películas de humor liviano más de alguna vez nos ha hecho reír y nos ha levantado el ánimo.

Pero a pesar de que puedas pensar que él sólo se trata de chistes y risas, en realidad te sorprenderás saber que también es una persona muy profunda y sabia.

Lee este discurso que preparó especialmente para las personas que buscan encontrar su lugar en el mundo:

«Mi alma no está presa en mi cuerpo, mi cuerpo se ubica en mi alma infinita. Siempre digo que me hubiera gustado que la gente pudiera entender que nunca encontrarán un equilibrio espiritual en sus sueños, riqueza y fama. Sé de mi propia experiencia que el efecto que tienes en la vida de los demás, es la moneda más valiosa del mundo.

Cualquier cosa material que consigamos en la vida, finalmente se dañará y se romperá en miles de pedazos. Sólo dejaremos lo que llevamos en nuestro corazón.

¿Qué puedes hacer para el mundo? ¿Qué puedes hacer para descubrir tu talento? Las respuestas a estas preguntas son lo único que debes comprender… Puedes seguir la corriente y manifestarte en contra de la guerra, pero para comprender el mundo verdadero debes quitarte tu armadura.

Mi padre pudo haber sido un comediante excelente, pero nunca creyó en sus fuerzas y prefirió una carrera de contador. Sin embargo, cuando yo tenía 12 años, lo despidieron y mi familia tuvo que hacer todo lo posible para sobrevivir. Aprendí mucho de mi padre. Y la lección más importante fue esta: al dedicarte a algo que no te guste, puedes fracasar; arriésgate y escoge la actividad que te apasione.

Muchos de nosotros queremos influir el mundo de manera positiva pero no sabemos cómo y dónde hacerlo. Dedicamos toda la vida primero a la escuela y luego al trabajo. Dentro de un tiempo muchos nos damos cuenta de que nos olvidamos por completo de nuestro corazón y de aquello que nos emociona y alegra.

Además, siempre nos dicen qué es lo que tenemos que hacer, qué profesión escoger, qué es lo «bueno» y lo «malo». Por lo mismo muchos de nosotros con un temor en el alma nos preguntamos: ¿qué es lo que pensarán los demás? Al realizar una rutina acostumbrada, descuidamos por completo nuestra alma y pasiones, como resultado la mayoría de nosotros se encuentra en una depresión constante. Nos sentimos frustrados porque nadie nos había enseñado a seguir nuestros impulsos y arriesgarnos. Sólo nos enseñaron que en este mundo hay que jugar según las reglas establecidas.

No temas nada. El miedo es trascendental en nuestra vida, pero sólo tú decides el nivel de impacto que te puede producir. Puedes pasar la vida imaginando las cosas que pudiste haber logrado y preocupándote por tu futuro. Sin embargo, lo que realmente importa es tu vida aquí y ahora. Nuestra vida es demasiado corta, por lo tanto no temas en romper barreras y arriesgarte. No pienses en el resultado final, sigue la voz de tu corazón y disfruta de tu viaje. Siempre puedes dar un paso hacia tu sueño, no importa si es un paso pequeño o grande.”

Fuente: http://elvasomediolleno.guru/inspiracion/poderosas-palabras-de-jim-carrey-te-ayudaran-a-encontrar-tu-lugar-en-el-mundo/


miércoles, 4 de mayo de 2016

UN PÁJARO NACIDO EN UNA JAULA CREE QUE VOLAR ES UNA ENFERMEDAD

Un pájaro nace para ser libre por lo que, si se ve encerrado dentro de una jaula, sentirá como se limita toda su esencia a una mínima parte: es como si se le cortaran las alas y con ellas una de las cosas que más le caracteriza, la posibilidad de volar. La cita del título pertenece a Alejandro Jodorowsky y va a servirnos para ver como con las personas puede ocurrir algo parecido.

Metafóricamente, vivir dentro de la jaula como un pájaro encerrado no permite tener una perspectiva amplia de lo que se puede llegar a experimentar: hay gente que se conforma con lo que ya tiene, con lo que se cree segura y no permite explorar otros campos llenos de experiencias nuevas. Esto no es negativo si solo le influye a ese pájaro y si es por voluntad propia: el problema llega cuando el pájaro cree que el resto, a veces compañeros, se equivocan al volar.

“El ruiseñor se niega a anidar en la jaula, para que la esclavitud no sea el destino de su cría”.
-Khalil Gibran-

Un pájaro que se queda en la jaula aun con la puerta abierta

De la misma manera que un pájaro, los seres humanos hemos nacido para guiar nuestros pasos hacia donde queremos ir, de una forma libre y autónoma. Sin embargo por diferentes motivos, como podrían ser la educación o la influencia social, existen personas que, llegada una determinada edad, se estacionan en su llamada “zona de confort” y no son capaces a salir de ella, aun empujándoles a lograrlo.

Esta “zona de confort” tiene que ver con lo que les es familiar y con lo que les hace sentir protegidos, donde la rutina y lo que ya tienen establecido actúa prácticamente en su lugar. De hecho, lo que en algunas ocasiones ocurre es que les cuesta mucho trabajo “escapar” de los patrones de conducta y de los valores adquiridos, haciéndoles sentir incómodos con los que son diferentes a los suyos.

Dado que somos libres, ningún pájaro está forzado a salir de su jaula y echar a volar; pero, tampoco ninguno está obligado a quedarse: la tolerancia de comprender estilos de vida distintos a la de uno mismo es un comportamiento beneficioso para mantener las relaciones personales.

Dos ojos vendados ven más que una mente ciega

Uno de los personajes más conocidos a nivel mundial, Nelson Mandela, creía en la libertad de la mente por encima de todo: unos ojos vendados siempre podrán quitarse lo que les impide ver, pero una mente ciega lo tendrá mucho más complicado.

Aquellas personas que no somos capaces de vernos dentro de una jaula nos sentimos juzgados en muchas ocasiones por mentes poco flexibles: “estás loco”, “esa no es una forma adecuada de comportarte”, “lo que haces no está bien”, “¿qué dirán los demás de ti?”; son frases normales que escucha aquel que se atreve a volar.

Quien se encuentra dentro de la jaula no termina de comprender que el mundo está lleno de matices y de posibilidades. Quien no se cree pájaro, ancla sus sueños al suelo y a un círculo cerrado. Quien no cuestiona la capacidad de su vuelo, sí cuestiona que los demás vuelen y con ellos sus sueños.

La mente hay que encenderla, no llenarla

Si un pájaro tiene alas para volar, el ser humano tiene una mente que también le permite hacerlo. Sin embargo, la mente necesita que la encendamos constantemente, que le demos semillas que la ayuden a pensar y no que la llenemos de ideas preconcebidas.

Hay personas que actúan como un pájaro que lleva toda su vida en la jaula y teme saltar cuando le abren la puerta: no ve mal que sus compañeros vuelen, es solo que no se atreve a hacerlo él. Esto tiene una razón justificada y en este caso lo único que se necesita es atrevimiento y valor.“Sapere aude” que diría el filósofo Kant: atrévete a saber, conocer, a usar tu razón para lograrlo.

“La libertad asusta cuando se ha perdido la costumbre de utilizarla”.
-Robert Schuman-




martes, 3 de mayo de 2016

Detrás de tu historia y tus dramas está tu verdadera felicidad. Este es el mejor regalo que te puedes ofrecer a ti y al mundo.



lunes, 2 de mayo de 2016

SABIDURÍA ES TAMBIÉN IGNORAR LO QUE NO VALE LA PENA

Si hay algo curioso que lleva a cabo nuestro cerebro cada noche sin que se lo pidamos, es un mecanismo esencial para ignorar información. Gracias al sistema linfático elimina toxinas que podrían causarnos problemas neurodegenerativos. A su vez, mientras dormimos, ejecuta un sutil “borrón” de información innecesaria, integrando y clasificando aquella que sí juzga como relevante.

El cerebro, como ves, se alza como una maquinaria precisa y casi perfecta que sabe eliminar de sus estructuras y procesos internos todo aquello que no es útil, y que por tanto, podría enfermarlo. Sin embargo, nosotros, cuando abrimos los ojos al día y a la conciencia, no siempre somos capaces de ignorar lo que no vale la pena.

No es fácil ignorar ciertas cosas, ciertas personas, ciertas situaciones. Las personas no siempre sabemos percibir que algo puede hacernos daño, no tenemos un radar, ni una señal de alarma. Nos limitamos a confiar, a dejarnos llevar. A vivir.

Si hay algo que también deberíamos tener en cuenta es que no solo están en el exterior muchas de las cosas que sería necesario ignorar. A veces, también está “ese ruido” interno, esos pensamientos obsesivos, esos miedos, esas dudas, la ansiedad… Enemigos propios que sería necesario reconocer y desactivar.

Por ello, te invitamos a reflexionar con nosotros, a comprender que en ocasiones, puede ser muy saludable practicar el sencillo acto de dejar atrás aquello que no enriquece, que no motiva,  y que por lo contrario, pone muros en nuestro crecimiento personal.

Cómo aprender a ignorar aquello que no me hace feliz

Piensa en esta pregunta durante unos instantes: ¿Qué es lo que te hace realmente feliz? Puede que te sorprenda, pero hay quien llega a tal extremo en su vida personal, que ya no recuerda qué es eso llamado felicidad. Es un riesgo muy elevado.

A veces, no nos atrevemos, otras, tememos hacer daño a otras personas: a decepcionarles. No obstante, vale la pena tener en cuenta que ignorar es también responder con inteligencia. Es no dar relevancia a quien no la merece, es desactivar aquello nos hace daño.

Hay épocas de nuestra vida en que sin saber muy bien cómo, perdemos esa tranquilidad interna que antes nos caracterizaba. Puede que sean ciertas personas, ciertas relaciones. Puede también que se deba a  determinadas situaciones, a presiones laborales e incluso a autoexigencias.

Perdemos el rumbo e incluso nuestras propias esencias. Mantener durante mucho tiempo esta sensación puede hacernos caer perfectamente en un estado depresivo, en una indefensión tan grave donde todo escapa a nuestro control. No lo permitas. Aprende a ignorar, a desactivar, a liberar cargas para andar más ligero/a en tu sendero personal.

Recuerda todo aquello que es significativo para ti
No pierdas el rumbo. No pierdas tus raíces ni aquello que te define, porque todo aquello que te emociona, que te arranca una sonrisa y acelera tu corazón, eres tú. Y la felicidad es lo que da sentido a nuestra vida. Así que si no la sientes, si no percibes ilusión en tu día a día, deberás pensar en estos aspectos.

Ve quitándote capas, una a una. Has pasado mucho tiempo llevando una vida en la que no te indentificas, así pues, realiza un ejercicio interno y descubre qué “piel” deberías dejar ir para volver a tu esencia.

Recuerda tus valores. No hace mucho te definía la valentía, el coraje, el respeto por uno mismo y por los demás. Dilos en voz alta, hazlos patentes.

La felicidad no son cosas, son sensaciones elementales inscritas en los actos sencillos. Si no los aprecias, será el momento de tomar decisiones.

Practica el arte de la sabiduría valiente, la sabiduría de saber ignorar

No es fácil. Ignorar lo que no favorece nuestro crecimiento personal requiere a veces cortar vínculos. Y más aún reformular incluso nuestras actitudes. De ahí, que se necesite también de un pequeño acto de valentía.

Si eres una persona débil buscarás venganza a tus despechos, si eres fuerte serás entonces capaz de perdonar. Ahora bien, si eres sabio te limitarás a ignorar lo que no vale la pena para disfrutar cada día de tu vida.

Debemos tener muy claro que ignorar no es de débiles, que no supone ni mucho menos no hacer frente a determinadas situaciones. En ocasiones, lo más acertado es ignorar, dejar de dar relevancia a algo que no debería tener tanta presencia en tu vida.

Ignora los desprecios. No eres tú, no te definen, quita relevancia de tu vida a la persona que te los dirige. Camina ligero/a.

Ignora a quien practique el egoísmo, a quien nunca fue como pensabas, a quien te trae tormentas los días de sol. Ignora a quien te quite la sonrisa. Asume el adiós, y deja ir para andar ligero/a.

Ignora los miedos que ponen muros en tus sueños, los prejuicios y actitudes propias que te impiden coger ese tren que siempre pasará para ti. Desactiva los pensamientos limitantes y corre ligero/a rumbo a esos proyectos que sin duda mereces…

Atrévete. Atrévete a ignorar lo que no vale la pena para entornar la cerradura de la felicidad.


Fuente: https://lamenteesmaravillosa.com/sabiduria-tambien-ignorar-lo-no-vale-la-pena/