viernes, 6 de febrero de 2015

DEJAR IR

“Dejar ir” no significa dejar de cuidar, significa que no puedo hacerlo por otra persona.

“Dejar ir” no es aislarme, es darse cuenta que no puedo controlar a otro.

“Dejar ir” no es permitir, sino reconocer el aprendizaje de las consecuencias naturales.

“Dejar ir” es admitir la impotencia, que significa que el resultado no está en mis manos.

“Dejar ir” no es tratar de cambiar o culpar a otro, es sacar lo máximo de mí mismo.

“Dejar ir” no es cuidar, sino atender.

“Dejar ir” no es reparar, sino ser de apoyo.

“Dejar ir” no es juzgar, sino permitirle a otro que sea un ser humano.

“Dejar ir” no es estar en el medio arreglando todos los resultados, sino permitir a otros que influyan en sus propios destinos.

“Dejar ir” no es ser protector, es permitir a otro que enfrente la realidad.

“Dejar ir” no es negar, sino aceptar.

“Dejar ir” no es regañar, reprender o discutir, sino buscar mis propios defectos y corregirlos.

“Dejar ir” no es ajustar todo a mis deseos, sino tomar cada día como viene y apreciarme a mi mismo en él.

“Dejar ir” no es lamentar el pasado, sino crecer y vivir para el futuro.

“Dejar ir” es temer menos y amar más.


LOIUSE L.HAY


miércoles, 4 de febrero de 2015

"EL OPTIMISMO ES UN FACTOR DE PROTECCIÓN CEREBRAL"

Impecable cerebro

En el país del psicoanálisis llena auditorios hablando del cerebro (a su última conferencia acudieron 9.000 personas, 6.000 se quedaron fuera). Creó y dirige el Instituto de Neurología Cognitiva (Ineco) y el Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro, ambos en Buenos Aires y líderes en publicaciones científicas originales en neurociencia cognitiva. Triunfó en la tele argentina con Los enigmas del cerebro. Es tan razonable, encantador y perfecto que no puedo evitar preguntarme cuál será su lado oscuro. Acaba de publicar un libro divulgativo, Usar el cerebro (Paidós). "La sociedad argentina tiene ganas de conocimiento", dice con humildad para justificar sus éxitos.

Le ha visto usted el cerebro a Cristina Fernández.
Tuve el honor de ser seleccionado para dirigir el equipo que le hizo el diagnóstico y la operó.

¿Un carácter oscuro?
Conmigo fue una paciente fácil. Cuando ingresó en nuestro instituto yo estaba en un pueblito de las Pampas.

¿Y qué hacía allí?
Dar una conferencia: para mí es muy importante que la sociedad debata los hallazgos del cerebro, ya que todo lo hacemos con él; pero en este caso tuve que salir pitando y dejarlos a todos plantados.

¿Viene usted de buena familia?
Soy hijo de un cirujano de un pueblito rural. Nunca faltó ni sobró nada, pero siempre sentí nostalgia del mundo. Sin embargo, el cambio a Buenos Aires, cuando fui a estudiar la carrera de Medicina, fue más duro que el cambio a Boston.

Pero triunfó en Estados Unidos.
Llegué como neurólogo investigador sabiendo muy poco inglés, pero al cabo de dos años, gracias a un descubrimiento, me dieron el premio al joven investigador de la Asociación de Neuropsiquiatría norteamericana, y eso me llevó a Cambridge.

Entonces, ¿qué ha sido lo difícil?
Volver a Argentina. Quería investigar la mente humana; me bastaban cuatro paredes con gente brillante dentro, pero la sociedad y el ambiente médico me miraban con recelo. Aunque yo estaba tan entusiasmado que no lo viví como una dificultad, y ya sabe que el cerebro crea la realidad.

¿Esa afirmación es científica?
Por supuesto. La manera en que pensamos es la manera en que sentimos. Si yo pienso que usted está defraudada conmigo, me voy a sentir mal; si pienso que está gratamente sorprendida, me voy a sentir bien; pero en realidad yo no sé lo que usted piensa, lo va a fabricar mi cerebro.

Entiendo.
Saber esto me ha cambiado. Los pensamientos tóxicos pueden ser eliminables, y eso me parece muy interesante.

¿Ha conseguido usted corregir actitudes?
Parte del día lo destino a cuidar mi cerebro: descanso, hago meditación (no por una cuestión de creencias, sino de salud mental) y hago ejercicio físico a diario, y no para tener un buen cuerpo, sino una buena mente.

¿El ejercicio físico alimenta el cerebro?
El ejercicio genera miles de conexiones neuronales nuevas y refuerza el pensamiento creativo. El hipocampo es clave para la memoria, y a partir de los 65 años se desgasta un uno por ciento anual, pero lo podemos ralentizar con ejercicio, está comprobado.

¿De qué otra manera cuida su cerebro?
Cuando estoy en baja forma psicológica contacto con la gente porque sé que el contacto social libera endorfinas. También trato de dormir bien porque sé que el sueño ayuda a modular el sistema inmune, el sistema hormonal y consolida la memoria. Aunque la memoria no es tan importante.

¿...?
El olvido es parte esencial de la memoria. Somos seres emocionales, la emoción guía la conducta: recordamos lo que nos emociona. Y me interesa mucho el estudio de la creatividad.

¿Qué sabemos?
Hay un estadio de incubación en el que uno piensa obsesivamente en un tema. De hecho, la creatividad se asocia más con pensamientos obsesivos que con la inteligencia. Luego aparece el eureka cuando estamos relajados, cuando no pensamos en ello, pero siempre tras haber pensado obsesivamente.

Implica, entonces, cierto desequilibrio.
Estar un poco loco, arriesgar y no temer el error favorece la creatividad, pero la sociedad y la educación estigmatizan el error. Saberlo me permite liderar grupos creativos.

Deme más consejos para tener un cerebro saludable.
Todo lo que es bueno para el corazón es bueno para el cerebro: cuide la tensión arterial, ojo con el azúcar, evite el sobrepeso, coma fruta, verdura y pescado rico en omega 3. Y empiece cuanto antes, porque los síntomas de alzheimer se manifiestan décadas después de los cambios cerebrales.

Veo que hay que empezar a aburrirse.
El optimismo es un factor de protección cerebral importante, y también los desafíos intelectuales: no hacer más de lo mismo. Cuando nos jubilamos de lo que nos gusta, de lo que nos apasiona, aumenta el deterioro cerebral. Hasta el último día de nuestra vida el cerebro es plástico y se reorganiza.

¿Y dónde sitúa a Dios en medio de este cableado cerebral?
La pregunta fundamental es si el cerebro crea a Dios o si tiene antenas para captar a Dios. En el centro de Religión y Neurociencia de Oxford se están invirtiendo millones de libras para dar respuesta a esta pregunta.

¿Qué investigaciones le impactan?
La posibilidad de detectar los pensamientos poniendo electrodos en el cerebro humano ya no es ciencia ficción. Conectaron el cerebro de varios pilotos a un ordenador y estos, pensando qué pasos tenían que seguir, hicieron aterrizar un avión en un simulador.


Leer más: http://www.lavanguardia.com/lacontra/20150127/54425164432/la-contra-facundo-manes-optimismo-proteccion-cerebral.html#ixzz3QmfPZrFX

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QUIERO (de Tyler Knott Gregson)

“Quiero esto. Quiero eso. Quiero fotos de nosotros. Quiero estar orgulloso de nosotros bien alto. Quiero besarte. Quiero sonreír y reír. Quiero provocarte una risa tonta y quiero hacerte suspirar y quiero quitarte el aliento, y quiero bailar contigo en las bodas y quiero cogerte y llevarte cuando tus pies estén cansados, y quiero esperar hasta que estés casi dormida y después besar tu nariz, y hacerte reír mucho con alguna broma secreta hasta que la barriga te duela, y que me golpees por despertarte para salir de la cama y ver las luces de la ciudad mientras nos comemos un bol de cereales a las 1:38 de madrugada. Quiero oler tu aroma después de la ducha y pintarte las uñas de los pies, y llevarte a partidos de beisbol y enseñarte cosas escondidas que están pasando y que la mayoría de la gente no sabe. Nos quiero a nosotros. Quiero el olor de las tortitas cuando soy yo el que las cocina y el sol todavía no ha salido. Quiero el olor de la cena cuando se quema porque nos hemos tirado al suelo y en vez de cocinar, hemos hecho el amor. Quiero las huellas de las manos en las ventanas del coche, empañadas desde dentro. Quiero largos baños seguidos de duchas cortas y el aroma de tu champú tiñendo mis manos para todo el día que sigue. Quiero orejas que oigan las palabras que suelto en vez de ojos que las lean. Quiero cuadernos negros con tinta de todos los detalles en que me he dado cuenta de todas las veces que me senté y  me quedé maravillado de la manera en la que das vueltas alrededor durante una hora.

Quiero fuegos artificiales desde las cimas de las montañas y los rayos desde las ventanas. Quiero juegos de mesa perezosos donde las reglas parecen no importar y quiero que los gritos resalten cosas importantes. Quiero una pasión que queme entre nosotros e incendie las sábanas. Quiero despertarme cubierto en cenizas de la noche anterior. Quiero una mano que coja mi cabeza cuando mis ojos se llenen de agua, y quiero unos dedos que encuentren mis hombros cuando el peso de la vida sea muy pesado de vez en cuando. Quiero ser las palmas incansables que acarician los dolores de tu cuerpo y el beso en la frente después de haberte quedado dormida por ello. Quiero el volante frío en mis manos al principio de un viaje mañanero lejos de aquí y quiero ser el sonido de tus piernas estirándose cuando nos paramos a poner gasolina. Quiero las fotos de cada signo en el borde de cada estado y quiero mis dedos ligeramente teñidos con el sello de cada visado en nuestros pasaportes. Quiero el olor de la comida extraña que serpentea a lo lardo de las grandes callos y el sonido de las botas sobre adoquines y arcilla.

Quiero que llueva y quiero que tu pelo se empape en ella. Quiero hierba verde y luz tenue a través de tres ramas y pasos lentos y firmes hacia mí. Quiero el sonido de la nada cuando es compartido contigo, y quiero anhelar como la nada se convierte en algo cuando tu mano está en mi mano y la noche se despliega.  Quiero películas que se reproducen como si a nosotros no nos molestara verlas y quiero besos en la parte de atrás del teatro cuando nos olvidamos de que la gente nos puede ver. Quiero derrames de palomitas de maíz y manos dulces y que la tranquilidad que juramos viva alrededor de nosotros. Quiero el sonido crujiente que hacen las bolsas de la compra cuando intentas apretarlas todas para llevarlas en un solo viaje. Quiero la plenitud de los estantes de la despensa y quiero verte de pie con las manos en las caderas mirando entre ellos para desvelar el secreto de lo que la cena consistirá. Quiero la caída del cabello a cámara lenta que se acaba de cortar y quiero esa risa cuando cortas un trozo demasiado corto. Quiero ver como barres la escoba de ida y vuelta y vuelta e ida y quiero sujetar el recogedor  mientras recoges los pedazos de mí que pensabas que ya no necesitaba más. Quiero tus pies en mis manos y mis pulgares doloridos de presionar todas las horas que has pasado sobre ellos. Quiero esa risa que viene tan de repente que todo el mundo a nuestro alrededor cree que nuestras lágrimas son de dolor y que nuestra respiración nos abandone como si fuéramos barcos hundiéndose y el mar estuviese lleno de botes salvavidas. Quiero ser el espejo que mira desaprobarte y quiero ser la voz que sale en el momento perfecto para decir lo precioso que es el punto exacto el cual tú no sabías que yo sabía que estabas mirando.

Quiero ser tus zapatos más elegantes y quiero ser el modo en que realmente duelen para que no puedas esperar a quitárselos. Quiero domingos perezosos y sábados ocupados y la libertad que el  viernes trae y la aprehensión de un jueves a las 2:45 de la tarde y los momentos tranquilos leyendo un miércoles cuando nieva y un martes donde alquilamos las mejores películas nuevas y un lunes llenos de letargo . Quiero tus semanas y tus meses pero quiero las horas y los segundos más. Quiero que los diminutos ‘tics’ entre un segundo y quiero todo lo vive entre ellos. Quiero ser todos los cuentos de hadas que hemos contado a todos los niños que hemos conocido y la forma en que realmente estamos hablando de nosotros mismos. Quiero que las luces de Navidad y el brillo en tus ojos y el sonido de arrugar el papel y las pequeñas partículas de purpurina que se han caído después de atar todos los arcos. Quiero el baile. Todo el baile en todos los lugares de todas las canciones y el roce de dos pares de pies que han esperado toda la vida para estar en órbita entre sí. Quiero la carretera y el cielo y el avión y el coche y el agotamiento y el júbilo y el mar y las montañas altas. Quiero la fiebre que te enfría  y el frío que alivia y el camino al hospital cuando la habitación debe ser de una variedad de emergencia. Quiero el zumbido y quiero el ronquido suave de tu dormir a mi lado. Quiero ser el único que te recuerdan a la fuerza que siempre ha hecho de y yo quiero ser el que te abraza cuando la adrenalina es lo que queda cuando esa fuerza se acabe. Quiero ser el único que te recuerde la fuerza de la que estás hecha y quiero ser el único en sujetarte cuando la adrenalina es todo lo que queda cuando la fuerza se ha acabado. Quiero ser el recordatorio de que no necesitas un recordatorio de que estás hecha de las cosas salvajes y que retozan dentro de ti sin pensar quien puede estar mirando o qué pensamientos podrían estar llenando sus cabezas. Quiero ser los ojos que se ensanchan en tu rostro cuando te des cuenta de lo que vales. Quiero ser tus raíces y el sabor de la suelo del cual les encanta el sabor.


Quiero ser la noche sin estrellas y la luna reflejada en la superficie de las aguas. Quiero ser una larga historia contada con detalles fantásticos y personajes milagrosos y lejos de lugares exóticos y aventura salvaje. Quiero ser una única frase, simple y perfecta, que parece un puñetazo en nuestras tripas. Una frase con un par de palabras que resumen más de diez mil páginas agarradas con cuero y pegamento. Quiero que los planetas se alineen y que signifique algo especial y quiero ver las estrellas caer y quiero contar meteoritos hasta darme cuenta que te has quedado dormida y que las estaba contando solo todo este tiempo. Quiero ser el sol y calentar tu cara hacia mí, quiero ser la luna y guiarte a casa. Quiero ser las galaxias que llenan las partes que creíamos negras y quiero ser la luz que cuesta tanto alcanzar de allí hasta aquí. Quiero que el universo des-evolucione y quiero que retrocedamos a la gente de las cuevas y desde allí de vuelta a los monos y de los monos de nuevo a criaturas que gatean y de su torpe forma de arrastrar los pies de nuevo a los nadadores sin patas y de allí de nuevo a las medusas sin espinas y mucho más lejos hasta que seamos dos organismos con dos células y finalmente de vuelta a donde seamos una cosa, una célula, luego un átomo rotando en la oscuridad, esperando la explosión que comenzaría nuestra historia.”


Fuerteventura en verde, lila y amarillo



lunes, 2 de febrero de 2015

"No puedo creer que aún no sepan cómo ser felices. El secreto está en elegirlo y no en desearlo"



domingo, 1 de febrero de 2015

LO QUE INTERPRETAMOS

Vivimos diciendo las mismas palabras pero vivimos dando interpretaciones diferentes sobre la base del contexto en que se encuentra cada uno. Entonces es muy importante escuchar las otras voces, lo que no quiere decir replicar lo que las otras voces dicen, sino llevarlo a su propio contexto, comparar y transformar lo que haga falta para que la experiencia sea más enriquecedora.

A su vez cuando escuchamos otras voces, hay que liberarse de prejuicios, por no condenar, para entender el contexto en el que las palabras son pronunciadas y el proceso por el cual esta persona pasó para llegar a decir eso.


Cuando entiendes los procesos entonces se disuelven los prejuicios, se disuelven los enfrentamientos, las agresiones, la ignorancia, y renace la aceptación, todo se transforma en una experiencia sana. 

http://evolucionconsciente.org/lo-que-interpretamos/