¿QUÉ SIGNIFICA ESTAR EN LA VIDA?
Hace tiempo
que siento ganas de escribir acerca del significado de “estar en la vida”. La
vida es una fuerza arrolladora, sublime y sabia, muy sabia. Todas las personas,
las situaciones, las condiciones que componen nuestra vida, por bellas o
dolorosas que puedan resultar, son todas expresiones de esta fuerza superior.
Se manifiestan en nuestro día a día y hablan de la realidad de cada uno como
individuo.
Es muy
habitual entre conocidos escuchar frases del tipo: “no me gusta nada mi vida”,
“si pudiera, cambiaría por completo mi vida”, “mi vida es un desastre…”, o
incluso el pensamiento decadente y repetitivo, “no sé qué hago aquí, me quiero
morir”.
Querer
cambiar la vida y suplantarla por un destino más favorable y ligero, es
sencillamente ponerse por encima de la vida, es faltar el respeto a un orden
superior. Negando y rechazando todo lo que no nos gusta de nuestra realidad, es
como perdemos la conexión con la realidad, y como nos construimos una imagen
mental acerca de cómo debería ser.
Éste es el
caldo de cultivo para la insatisfacción, la amargura y la frustración, porque
jamás lograremos acercarnos a esa idea de perfección que nuestra mente recrea
una y otra vez.
Sin embargo
mirar cada elemento de mi vida con los ojos de la aceptación, diciendo sí a su
expresión, aunque mi mente no pueda entenderlo, es darle la posibilidad de que
avance hacia su transformación.
Estar en la
vida es renunciar a luchar contra la vida, es ponerse en conexión con algo más
grande y superior a mí. Es mirarla de frente, sonreírla y abrirse a lo que para
mí tenga preparado. ¿Pero sonreímos a nuestra vida? ¿Qué cara le pongo a mi
vida?
Nuestra
existencia, que se expresa en el tiempo limitado al que llamamos vida aquí en
la Tierra, es la gran oportunidad de crecer y evolucionar. Sabemos que un día
vinimos a trazar nuestro camino, único, personal, auténtico, incomparable. Y
sabemos también que en ese viaje, si nos lo proponemos y estamos despiertos,
iremos poco a poco recordando verdaderamente quiénes somos.
Atravesar
por situaciones difíciles o por situaciones favorables es tan sólo
experimentar. Y sin experiencia no hay vida, no hay evolución. Nos cuesta
experimentar todavía; preferimos teorizar acerca de cómo el mundo o nuestra
vida podrían ser mejores. Pasamos de puntillas por nuestra realidad, pero
tenemos la habilidad de ver en los demás aquello que refleja lo que quizá
podríamos empezar a mirar y abrazar en nosotros.
Cuando
aprendemos desde nuestro interior a iniciar un movimiento honesto de aceptación
de todo tal cual es, impulsamos un cambio. Así es como nos ponemos en sintonía
con algo más grande, que nos supera y a la vez nos sostiene. ¿Acaso podemos
siquiera imaginar de qué se trata? Quizá un campo energético inabarcable,
poblado de profundo silencio.
Solamente
podemos referirnos a ello como un misterio. Entonces, ¿cómo puedo creerme con
el derecho arrogante de reivindicar lo que creo que es mejor para mí?
Esto lo
saben bien quienes se han visto al borde de la muerte. Aquellas personas que
han recibido un diagnóstico duro por enfermedad, cuando han podido asentir
desde su corazón y entregarse a algo más grande, es decir, cuando han podido
aceptar que se iban a morir, paradójicamente han experimentado una mejoría en
su efermedad. Se produce una comprensión a nivel profundo de todo tal cual es,
sin negarlo ni evadirlo, sino acogiéndolo incondicionalmente. Y así es como nos
entrenamos para “estar en la vida”, desgraciadamente, muchas veces aprendiendo
a soltar la materia y el cuerpo, es decir, aprendiendo a morir.
Pero a morir
también se aprende en vida, cuando nos proponemos decir adiós a las cosas, a
las personas, a determinados hábitos y creencias, es decir, cuando podemos
soltar sin miedo ni culpa.
La vida
sabe, la vida guía, la vida habla, y yo no sé absolutamente nada ni estoy en
condiciones de controlar los acontecimientos. Cualquier intento en esta
dirección solamente conduce al sufrimiento. Todo cuanto he venido a hacer es
entregarme a la experiencia de estar vivo.
Así pues,
estar en la vida es atreverse a experimentar en primera persona, aceptando cada
parte del camino, valorando y agradeciendo cada paso, acogiendo por igual mis
luces y mis sombras.
En el
momento en que me conecto internamente a las circunstancias de mi vida tal cual
son, sin querer convertirlas en otra cosa, entonces tomo la fuerza para
dinamizarme por dentro, si es que necesito dar un paso más. No es que me
aguante o resista lo que me haya tocado vivir por castigo divino, karma o por
avatares de la vida, lo cual me puede conducir a la inacción y la resignación,
sino que me abro a concebir una realidad más amplia, que es lo que me está
esperando, y empiezo a encontrar las herramientas, la energía y los recursos
para seguir caminando más ligero, más alegre, más sabio, más radiante, en
definitiva, más vivo, hacia delante.
Noelia Román
Barrero
Profesora de
Yoga titulada por la AEPY y la UEY
Maestra de
Registros Akáshicos
Numerología
Kármica Personal
Fuente: https://www.espaciohumano.com/index.php/component/content/article/98-menu-top/contenidos/sentir/1463-que-significa-estar-en-la-vida
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