NO ES
SABIO QUIEN SABE MÁS, SINO QUIEN HABLA MENOS
Solemos confundir los conocimientos
intelectuales con la experiencia, ocurre que no hay estudios ni centros de
enseñanzas posibles, que impartan la experiencia de vida, que siembren las
vivencias y que despierten las consciencias, lastimosamente, esto no se
aprende, simplemente surge, despierta y se activa en cada ser humano.
Las habladurías, las demostraciones de saber,
de conocimientos, de manejo de contenidos, no es muestra de sabiduría, se
pueden llegar a tener muchos títulos, en diversas disciplinas, sin embargo, se
puede pasar una vida entera sin aprender a escuchar…
Bienaventurados los que no hablan porque ellos se entienden. Mariano José de Larra
Pretender hacer valer nuestras opiniones y
criterios, no es un error, pero resulta mucho más útil aprender a escuchar las
opiniones y los criterios de los demás, ahorrarnos palabras y accionar más y
especialmente aprender del silencio, pues existen muchas cosas en nuestro
interior, que no logran salir a flote en medio de tanto ruido.
Lamentablemente, hoy día, resulta un tanto
complejo el que las personas logren desarrollar su capacidad de razonar,
desarrollen su criterio y se manifieste en ellos la duda, la curiosidad y la
virtud innata de expresarnos, solemos resultar arrastrados por los
conocimientos impartidos e inculcados, anulando nuestra capacidad de pensar y
sustituyendo nuestros razonamientos por conceptos preconcebidos.
Después de que has soltado la palabra, ésta te domina. Pero mientras no
la has soltado, eres su dominador. Proverbio árabe
Pensamos muchas veces, que hablar y expresar
todo lo que pasa por nuestra mente, nos hace demostrar que sabemos, incluso
juzgamos a quienes mantienen el hábito de ser reservados y son partidarios del
silencio, sin embargo, no nos damos cuenta de que quienes callan aprenden de
los demás y de sí mismos.
No podemos juzgar la sabiduría por la
habladuría, se puede tener una excelente capacidad de hablar y mantener largas
conversaciones o discursos y en el fondo estar vacío, la verdadera sabiduría
parte de la serenidad, del silencio que engloba la verdadera plenitud, el
convencimiento de lo que se sabe sin la necesidad de demostrarlo y de que todos
sepan lo que piensas o crees saber.
El silencio suele decir mucho de una persona
y aunque en muchas personas despierte desconfianza, basta con ponerse a pensar
en realidad lo que reflejamos a través de aquello que decimos, podemos tener
mucha facilidad en la palabra, pero eso solo nos distancia del silencio, donde
radica la verdadera reflexión, observación y atención de las cosas.
La vida no nos coloca límites, eso lo hacemos
nosotros mismos, podemos pasar la vida llenando nuestro camino de
conocimientos, de títulos, de estudios, de seguro esto enriquecerá nuestra vida
y abrirá nuestras oportunidades, pero debemos tener muy claro que allí no
radica la sabiduría, que hablar de aquello que conocemos no nos hace sabios,
que la verdadera experiencia radica y descansa en el alma.
Vale la pena pensar en lo que realmente es
importante transmitir, en aquello que debemos expresar y en lo que debemos
callar, entender que no todos están dispuestos a escuchar lo que queremos
decir. En lugar de llenar los espacios de un millón de palabras vacías, es
mucho mejor vivir en el silencio sabio que en la palabra hueca.
Fuente: http://rincondeltibet.com/blog/p-no-es-sabio-quien-sabe-mas-sino-quien-habla-menos-24054
No hay comentarios:
Publicar un comentario