EL ANCIANO LEÑADOR
Un anciano leñador regresaba del bosque cargando un enorme y
pesado hato de leña sobre la cabeza. Era muy viejo y estaba cansado, no sólo
cansado a causa del trabajo de aquel día, sino cansado de la propia vida. La
existencia no significaba gran cosa para él, sólo un ciclo muy cansado que se
prolongaba de un día a otro: dirigirse al bosque de madrugada, pasarse la
jornada cortando leña, y luego cargar con ella al anochecer de regreso a la
aldea. No recordaba haber hecho nada más, sólo eso. Y así había sido toda su
vida. Estaba aburrido. La vida no tenía sentido para él; no significaba nada.
Además, precisamente ese día se sentía muy cansado y sudoroso. Sentía
dificultad para respirar al tener que cargar con la leña y consigo mismo. De
repente, como un acto simbólico, tiró la leña al suelo. Ese momento le llega a
todo el mundo en la vida, cuando uno quiere deshacerse de la carga. No se trata
de la carga de leña que lleva en la cabeza, sino de un acto simbólico, pues con
la leña también tira toda su vida. Cayó al suelo de rodillas, elevó la mirada
al cielo y dijo: "¡Oh, muerte! Le llegas a todo el mundo, pero a mí no.
¿Por cuántos sufrimientos más deberé pasar? ¿Cuántas cargas me quedan por
llevar? ¿Es que no es ya suficiente castigo? ¿En qué me he equivocado?".
No pudo dar crédito a sus ojos: ¡de repente apareció la muerte! El leñador no
se lo podía creer, y miró a su alrededor, anonadado. ¡Dijese lo que dijese, no
lo había dicho en serio! Nunca había oído nada igual, que la muerte apareciese
al llamarla. Y la muerte dijo: "¿Me has llamado?" El viejo olvidó
todos sus males, su cansancio y toda su vida de aburrida rutina. Se puso de pie
de un brinco y dijo: "Sí, sí. Te he llamado. Por favor, ¿podrías ayudarme
a cargar de nuevo el hato de leña sobre la cabeza? Como no había nadie más, te
llamé a ti".
Hay momentos en que uno se siente cansado de la vida. Son
momentos en los que se desearía morir. Pero morir es un arte que debe
aprenderse. Y estar cansado de vivir no significa que en lo más profundo de uno
haya desaparecido el anhelo de vivir. Puedes estar harto de un tipo de vida en
particular, pero no de la vida en sí misma. A todo el mundo le aburre un tipo
de vida en particular: la rutina, el cansancio, hacer lo mismo una y otra vez,
la repetición. Pero nadie está cansado de la vida en sí misma, y si llegase la
muerte harías lo mismo que el leñador. Así que no te rías de él porque se ha
comportado de manera perfectamente humana. Tú también has pensado en muchas
ocasiones acabar con toda esta tontería. ¿Para qué continuar? Pero si la muerte
apareciese de repente, no estarías preparado".
Osho / El Sendero Del Yoga
No hay comentarios:
Publicar un comentario